jueves, 11 de diciembre de 2008

EL AMOR (PRIMERA PARTE)

Todos dicen que aman. Madres, esposas, esposos, padres, hermanos, sacerdotes, amigos, amantes, todos aseguran sentir amor. Pero si miramos la vida como algo colectivo, el amor no se manifiesta por ninguna parte. Si hubiera tantas personas que amaran, el mundo estuviera colmado de amor, por el contrario, lo que encontramos en este planeta es una atmósfera de odio, de cólera, de guerras, resentimientos, ira, envidia, celos. No encontramos ni un solo vislumbre de amor.

No es verdad que todo el mundo se ame, y mientras sigamos creyendo en esa mentira no podremos iniciar el viaje para que el amor se haga realidad. Aquí, nadie quiere a nadie, se ve más amor entre los animales y las plantas que no tienen ni religión ni cultura, que entre los seres humanos.

El amor está en el interior de los seres humanos. No hay que traerlo desde afuera, no hay necesidad de buscarlo en ninguna parte. Es el deseo por la vida que existe en todo ser humano, pero está rodeado de altas barreras por todos los lados y no puede manifestarse, hay rocas por todas partes y el caudal del amor no puede fluir, y sin embargo, la búsqueda y la disciplina del amor no es algo que se pueda aprender en ningun lugar. El amor es nuestra naturaleza intrínseca, por eso, es una tremenda equivocación pedir a los seres humanos que cultiven el amor. El problema no consiste en cómo cultivar el amor, sino en averiguar porqué no se puede manifestar. Cual es el obstáculo? Cual es la barrera?

El rio del amor está destinado a fluir y llegar al mar de la vida, es algo inevitable, nadie puede evitar el amor.Toda persona estaría llena de amor si no se le impusiera las barreras de una cultura errónea. La naturaleza es armonía, es una sinfonía rítmica, pero los artificios, los artilugios y las cosas que han urdido para ella los seres humanos en la corriente de la vida, han creado muchas obstrucciones.

Uno de los obstáculos contra el amor que ha creado el hombre a través de la historia, es una cultura en contra del sexo. Esta oposición, esta negación ha destruido la posibilidad de que nazca el amor en los seres humanos, porque nunca hemos comprendido que es la energía sexual lo que en última instancia, se transforma y se transmuta en amor, al contrario, se la ha degenerado y convertido en aberración o en hábito. A los seres humanos se les ha puesto en contra de su propia energía, se les ha predispuesto a luchar contra su energía sexual.

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