sábado, 17 de enero de 2009

LA SEGUNDA INFANCIA

La infancia tiene su belleza porque no conoce la etiqueta, las maneras, los compromisos, los protocolos y todas esas falsedades y basuras.

Deberías estar contento y disfrutar de tu infancia. Esto es lo que Jesús quería decir cuando repetía una y otra vez: “A menos que volváis a nacer….”, pero ni los propios cristianos lo entendieron, ellos creen que primero tienes que morir y entonces resucitar, y en el día del juicio te llevará al paraíso. Sin embargo, si reflexionas con sensatez verás que lo que quiso decir es: a menos que mueras en este momento a tu personalidad y emerjas como una inocente individualidad, sin marcas, sin estar contaminado por la sociedad y las gentes… éste es tu renacimiento, ésta es tu resurrección.

Nadie tiene muerto a su niño interior, el niño no muere cuando creces, el niño pervive. Todo lo que has sido permanece en tu interior hasta tu último aliento, nunca has perdido la capacidad de jugar, pero la sociedad, la cultura y la civilización se han opuesto a esa capacidad porque una persona juguetona nunca es seria y la sociedad teme a la gente que no es seria, porque ella no ambiciona el dinero, el poder político, prefiere disfrutar de la existencia, pero este disfrute no te hará poderoso y no satisfará a tu ego y el mundo del hombre gira en torno a la idea del ego. Compruébalo por ti mismo, ponte a jugar con los niños y verás como tu ego desaparece.

Por supuesto, la segunda infancia es mucho más valiosa e importante que la primera. En la primera, la inocencia se debía a la ignorancia, de modo que no era clara, tus ojos llenos de asombro, sin saber nada, sin tener nada, sin ninguna tensión, sin ninguna ansiedad. La segunda infancia es tu triunfo más grande, no le sucede a todo el mundo. La segunda infancia te hace inocente sin ignorancia, llega a través de todo tipo de experiencia, es desarrollada, centrada, madura. La segunda infancia es exactamente el significado existencial de la meditación, y a partir de ahí es el gran peregrinaje de regresar a casa, a esa casa que nunca has dejado realmente, que es imposible abandonarla, porque eres Tú.

Deberías estar contento y disfrutar de tu segunda infancia, deberías sentirte bendecido por esta experiencia, es el milagro, el auténtico milagro, volver a sentirse como un niño es una gran conversión. Permítelo, no te avergüences. Pon a un lado tu edad y tu mente. Si puedes, de repente sentirás cómo una nueva energía surge en tu cuerpo. Uno tiene que volverse nuevamente un niño y entonces la vida se completa. En la infancia comenzamos y en la infancia terminamos. Si uno muere sin convertirse en un niño, el círculo de su vida queda incompleto. Tendrá que nacer de nuevo.

No hay comentarios:

Buscar este blog