sábado, 7 de marzo de 2009

LA MENTE (SEGUNDA PARTE)

Desde cierto punto de vista, la mente es como las olas, una perturbación. Cuando el mar está en calma, tranquilo, sin perturbaciones, entonces no hay olas, pero cuando es afectado por vientos fuertes o mareas, cuando se forman olas enormes y la superficie es un caos, entonces, desde cierto punto de vista, la mente existe. Todo esto son metáforas para ayudarte a comprender cierta cualidad interior que no se puede explicar con palabras.

La mente es una perturbación de la conciencia, como las olas son una perturbación del mar. Algo procedente del exterior le ha ocurrido al mar, o a la conciencia –los vientos o los pensamientos- y se produce el caos. Pero el caos siempre está en la superficie, las olas siempre están en la superficie, en las profundidades no hay oleaje, no puede haberlo, porque el viento no puede penetrar en las profundidades.

Así pues, todo ocurre en la superficie, si te desplazas hacia adentro adquieres control, si te desplazas desde la superficie hacia dentro, adquieres control, de pronto, aunque la superficie esté perturbada, tú ya no estás perturbado.

El problema surge cuando tú también estas en la superficie. Luchar no sirve de nada, tienes que aceptar las olas, muévete con ellas y no contra ellas, entonces no hay peligro, en cuanto te dirijas hacia el centro, empiezas a disfrutar con todo lo que ocurre en la superficie, así pues, todo consiste en no luchar en la superficie, sino deslizarse hacia el centro, entonces se adquiere un dominio que se produce espontáneamente cuando estas centrado.

Centrarse en la conciencia es el dominio de la mente.

Así que no intentes controlar a la mente. El lenguaje puede desorientarte. Nadie puede controlar la mente y los que lo intentan se vuelven neuróticos, porque intentar controlar la mente, no es otra cosa que una parte de la mente intentando controlar otra parte de la mente.

La mente es uno de los mecanismos más complejos, la ciencia todavía no ha logrado crear algo similar a la mente. La mente sigue siendo la obra maestra, tan complicada, tan poderosa, con tantísimas posibilidades. La mente es un puente entre el cuerpo y el alma, entre tu mundo y Dios, no intentes destruirla.

Deja que los pensamientos vengan y se vayan a donde quieran irse, no intentes manipularlos o dirigirlos, solamente ¡obsérvalos! ¡disfrútalos! y en esos espacios, por primera vez, comenzarás a percibir vislumbres de la no-mente. En esos pequeños intervalos, el cielo se despeja y se ve brillar el sol. De pronto el mundo se llena de misterio, porque han caído todas las barreras; la pantalla que cubría tus ojos, ya no está ahí. Ves con claridad, ves con penetración.

Toda la existencia se te volverá transparente.

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