sábado, 5 de diciembre de 2009

LAS ACTITUDES NATURALES

Siempre que ves a alguien que es feliz, sientes celos, nunca te sientes realmente feliz, nunca. Te sientes desgraciado. Esta es la actitud natural, la actitud que ya tienes. Sin embargo, la mente se tranquiliza al cultivar la actitud de la simpatía hacia el que es feliz. Es muy difícil. Mostrar simpatía con alguien que es feliz es una de las cosas más difíciles de la vida.

Por lo general crees que es muy fácil. No lo es. Ocurre lo contrario. Sientes celos. Puede que aparentes felicidad, pero es solo una fachada, una representación, una máscara. ¿Cómo puedes ser feliz? ¿Cómo puedes mantenerte tranquilo, silencioso, si tienes esa actitud? La vida en sí es una celebración, millones de felicidades en todo el universo, pero si tienes una actitud celosa, sufrirás, estarás en un constante infierno. Y estarás en un infierno, precisamente porque en todas partes existe el cielo. Crearás un infierno para ti, un infierno privado, porque la existencia misma es una celebración.

Si alguien es feliz, ¿qué es lo que primero viene a tu mente? Es como si te hubieran arrebatado la felicidad, como si ese alguien hubiera triunfado y tú hubieras sido derrotado, como si te hubiera engañado. La felicidad no es una competición, de modo que no estés preocupado. Si alguien es feliz, eso no significa que tú no puedas ser feliz, no significa que se te haya arrebatado tu felicidad y que por eso ahora no puedas ser feliz. La felicidad no existe en un lugar determinado, de forma que la gente feliz no pueda agotarla.

¿Por qué te sientes celoso? ¿Porque alguien sea rico? Pueda que para ti sea difícil ser rico, porque la riqueza existe en una cierta cantidad. Pero la felicidad no es una competición. La felicidad existe en cantidades infinitas. Nadie ha sido capaz nunca de agotarla; no existe la competitividad. Si alguien es feliz, ¿por qué te siente celoso? Y al sentirte celoso, el infierno entra en ti.

Cuando alguien sea feliz, siéntete sinceramente feliz. Siéntete amistoso hacia él. Entonces abrirás en ti mismo una puerta hacia la felicidad. Si puedes sentir simpatía hacia alguien que es feliz, inmediatamente, de una forma sutil, empiezas a compartir su felicidad, se convierte también en la tuya. ¡Inmediatamente! Y la felicidad no es un objeto, no es algo material. No es algo a lo que nadie pueda aferrarse. Puedes compartirla. Y su belleza radica en que no dependa de que él la comparta. Depende de que tú participes.

Cuando el sol sale por las mañanas puedes sentirte feliz y el sol no puede hacer nada por evitarlo. No puede impedir que seas feliz. Si alguien es feliz, tú puedes sentir simpatía hacia él. Es tu propia actitud y el no puede impedir que lo hagas. Inmediatamente abres la puerta y su felicidad fluye también hacia ti.

Este es el secreto para crear un cielo a tu alrededor, y solamente en el cielo estás tranquilo. ¿Cómo vas a estar tranquilo en el fuego del infierno? Y nadie más lo está creando: tú lo estás creando, tú eres su causa.

Nunca cargues la responsabilidad sobre otro porque no asumir la responsabilidad es escapar de la verdad fundamental.

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