viernes, 5 de febrero de 2010

CONTEMPLACIÓN Y MEDITACIÓN

Lo primero que hay que entender es que la contemplación se encuentra relacionada con algún objeto, es un movimiento de la consciencia hacia el otro, es una atención dirigida al exterior, que va hacia la periferia, que se aleja del centro.

Contemplación no es meditación. Existe una inmensa diferencia, y no solo de cantidad sino de calidad. Existen en planos diferentes. La meditación es ir hacia el centro, es alejarse de la periferia, alejarse del otro, la meditación se dirige hacia uno mismo.

En la contemplación existe la dualidad, hay dos: el que contempla y lo contemplado. En la meditación hay solamente uno.

Trata de comprender: la contemplación es meditar sobre algo; la meditación no es meditar sobre nada, es solamente ser uno mismo. Sin alejarse del centro, sin ningún movimiento…solamente siendo tú mismo de una forma tan total que no haya ni una sola oscilación. El otro ha desaparecido; solo tú eres. No hay ni un solo pensamiento, el mundo entero ha desaparecido, la mente ha dejado de existir y solamente tú eres en tu absoluta pureza.

Pero existe un problema, cuando los pensamientos han desaparecido, la ausencia de pensamientos se ha convertido en el objeto en sí. Si dices: conozco el “vacío”, entonces no hay suficiente vacío. El pensamiento sobre el vacío está ahí, la mente todavía funciona en forma muy pasiva, pero todavía funciona. Eres consciente de que existe el vacío. ¿Qué es ese vacío del que tú eres consciente? Es un pensamiento muy sutil, el más sutil, el último más allá del cual el objeto desaparece completamente.

Expulsar los pensamientos puede ser fácil, pero ¿cómo expulsar el vacío? ¿Cómo expulsar el pensamiento de que no hay pensamientos? Es muy, muy sutil. Sin embargo, si llegas a este punto te volverás muy, muy feliz, silencioso, sereno, siempre estarás recogido interiormente en una sola pieza. Poseerás una cristalización, no serás un hombre corriente, pero tendrás que volver una y otra vez. Nacerás y morirás. La rueda de la reencarnación no se detendrá; el pensamiento de que hay ausencia de pensamientos es como una sutil semilla, de ella brotarán muchas vidas. Un árbol entero se encuentra oculto en la semilla. La semilla pueda que sea una semilla de mostaza, muy pequeña, pero en su interior lo contiene todo. Está cargada, lo lleva impreso, y puede regenerar todo el árbol una y otra vez. Y de una semilla, millones de otras semillas pueden surgir.

Si eres capaz de quemar el pensamiento de no tener pensamientos, si eres capaz de quemar este pensamiento de la ausencia del “yo”, del ego, entonces no habrá ni nacimiento ni muerte, habrás trascendido toda la rueda, has ido más allá. Ahora eres pura consciencia. Te has vuelto uno, has salido de la pesadilla.

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