sábado, 3 de abril de 2010

LA POLARIDAD DE LA EXISTENCIA

Los opuestos coexisten. Así es como es la vida. La vida no puede existir con un solo polo; necesita los dos polos. Los dos polos eléctricos: positivo y negativo; hombre y mujer, etc. ¿Puedes imaginar­te un mundo con sólo hombres? Sería un mundo muerto. Hombre y mujer son los dos polos, existen juntos. En realidad, decir hombre y mujer, no es adecuado; deberías decir "hombremujer" sin ningún guión que los separara. Existen juntos.

Si deseas ser muy, muy feliz, desarrollarás además la capacidad de ser muy, muy infeliz. Se desarrollarán ambos estados de ánimo, negativo y positivo. Si quieres que no se desarrolle el estado negativo, entonces has de abandonar el positivo. Y esto es lo que ha sucedido: se te ha enseñado a no enfadarte. Pero si no eres capaz de enfadarte, carecerás de compasión. Entonces no serás capaz de sentir compasión. Se te ha enseñado a no odiar, pero carecerás de amor; no serás capaz de amar. Y éste es el dilema.

El amor y el odio crecen juntos. En realidad no son dos cosas. El lenguaje te proporciona una falsa impresión. No deberíamos emplear las palabras "amor" y "odio"; deberíamos utilizar amor­odio. Es una sola palabra. Y no debería haber ni siquiera un guión entre ellas: "amorodio"; ni siquiera un guión. Porque con eso también se indicaría que son dos, pero enlazadas de alguna forma. ¡Y son una! "Luzoscuridad"; es una. "Vidamuerte", es una. Éste ha sido todo el problema para la mente humana. ¿Qué hacer? Porque si el amor crece, también crecerá la capacidad de odiar.

De modo que sólo hay dos posibilidades: o permites que el odio crezca al crecer el amor, o acabas con el amor al mismo tiempo que con el odio. Y de ahí que la segunda alternativa haya sido escogida. Todas las religiones han escogido la segunda alternativa: has de erradicar ese odio, incluso al precio del amor. El odio ha de ser erradicado, la vida ha de ser erradicada. Así que todos continúan predicando el amor y continúan diciendo, "No has de odiar". Su amor se vuelve falso; es puro parloteo. Algunas religiones continúan hablando de amor; es lo más falso del mundo, sino, ¿cómo entender el odio que muchos practican en la política, negocios y en su vida egoísta?

Crece en el amor y deja que también crezca el odio; y déjalo formar parte de tu amor. No te digo que coloques al amor contra el odio, no. Te digo que ames permitiendo el odio... y surgirá una transfiguración, una transformación de la energía. Tu odio tam­bién será hermoso; tendrá la misma cualidad que el amor. A veces uno se ha de enfadar,... y si eres realmente compasivo, utilizarás la ira en tu compasión.

Recuérdalo siempre: existe esa polaridad. ¿Cómo armonizarla? Antiguamente se la dividía: abandona el odio y trata de amar sin odiar. Entonces el amor se vuelve falso porque carece de energía. Y tú temes al amor porque de él surgirá inmediatamente el odio. Al temer que el odio crezca, también reprimes el amor. Entonces hablas de amor, pero no amas realmente. Entonces tu amor se convierte en simple parloteo, en algo verbal; no es algo vivo y existencial.

No estoy diciendo que odies. Estoy diciendo que hables, que crezcas en el amor, y que, obviamente, el odio crecerá con él. Pero no te preocupes. Continúa desarrollando tu amor y el odio será absorbido por el amor. El amor es tan grande que puede ab­sorber el odio. La compasión es tan vasta, tan inmensa, que es capaz de absorber ese poco de ira.

Entonces ¿cuál es el mensaje que te doy? Mi mensaje es: el amor es grande, tan grande que no necesitas preocuparte del odio. Deja que el odio forme parte de él, déjalo crecer... Y añadirá sal a su sabor. La compasión es inmensa; puedes conceder una pequeña parte del cielo a la ira. No temas. Pero la ira debería formar parte de la compasión. La ira no debería de mantenerse apartada; debería formar parte de la compasión. El odio debería ser parte del amor y la muerte debería formar parte de la vida; el dolor debería for­mar parte del placer; el sufrimiento, parte de la celebración, de la dicha; la oscuridad, parte de la luz. Y entonces todo está bien; no hay pecado. El pecado debería ser parte de la virtud.

¿Cómo puede la vida convertirse en parte de la muerte? La muerte es simplemente una ausencia. ¿Cómo puede la luz conver­tirse en parte de la oscuridad? La oscuridad no es más que la ausencia de luz, pero la oscuridad puede ser absorbida en la luz.

Deja que todo lo negativo sea parte de lo positivo. Y lo contrario no es posible, porque lo positivo existe de por sí; lo negativo es simplemente una ausencia.

La vida no se ha de convertir en una sola nota, sino en una armonía. Una sola nota, por muy bella que sea, produce aburri­miento. Un conjunto de diversas notas-muchas de ellas diver­gentes, notas diametralmente opuestas-cuando se encuentran en una armonía, crean belleza. La belleza no pertenece ni a lo positivo, ni a lo negativo; la belleza reside en la armonía. Pero deja que lo repita: la belleza no reside ni en la verdad, ni en la mentira. La belleza no está ni en la compasión, ni en la vida; la belleza reside en la unidad. Donde los opuestos se encuentran, ahí está el tem­plo de lo Divino. Cuando las contradicciones se encuentran, ése es el pináculo, el clímax de la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha gustado esta reflexión de Osho.Hace unos pocos días llegue a la misma conclusión,que el amor sin el odio no podría existir.Esta convicción en lugar de exarcerbar mi ira lo que ha hecho ha sido aplacarla.Me ha dado,creo,la paz interior que estaba buscando.La paz que te proporciona entender tus emociones y distanciarte de ellas lo bastante como para vislumbrar esa unidad amorodio que se menciona.He dejado de temer por mi vida y de pensar en el suicidio cíclicamente.
Gracias por publicar palabras como estas.Si las hubiera leído o me las hubieran dicho antes ,me habría ahorrado mucho sufrimiento estéril.

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