sábado, 2 de abril de 2011

DEPENDER DE LAS MULTITUDES

No pienses en términos de estar libre de algo; piensa siempre en términos de estar libre para algo. Y hay una inmensa diferencia, una enorme diferencia. No pienses en términos de, sino en términos para. Sé libre para Dios, sé libre para la verdad, pero no pienses que quieres librarte de la multitud, de la Iglesia, de esto y aquello. Quizá algún día puedas llegar muy lejos, pero nunca serás libre, nunca. Es una forma de represión.

¿Por qué tienes tanto miedo a la multitud? Si te atrae, entonces tu miedo sólo demuestra que te atrae, que hay una atracción. Vayas donde vayas, seguirás dominado por la multitud.

Lo que estoy diciendo, fíjate en ello, es que no es necesario que pienses como la multitud. Piensa por ti mismo. Puedes hacerlo ahora. Mientras sigas luchando no serás libre. Deja de luchar contra la multitud porque no tiene ningún sentido.

El problema no es la multitud, el problema eres tú. La multitud no está tirando de ti sino que tú te sientes atraído, y no por otras personas sino por tu condicionamiento inconsciente. Recuerda que no debes echar la culpa a otro lugar u otra persona porque, si no, nunca te liberarás. En el fondo el responsable eres tú. ¿Por qué tenemos que estar en contra de la multitud? ¡Pobre multitud! ¿Por qué hay que estar en contra de ella? ¿Por qué tienes esa herida?

La multitud no puede hacer nada a menos que tú colabores. Por tanto, es cuestión de tu colaboración. Puedes dejar de colaborar ahora mismo, sin más. Si haces un esfuerzo no lo conseguirás. Hazlo instantáneamente. Sin pensarlo, espontáneamente; puedes darte cuenta de que al luchar, estarás luchando una batalla perdida. Con cada lucha estás reforzando la multitud.

Esto es lo que le ha sucedido a millones de personas. Alguien quiere huir de las mujeres..., en India lo llevan haciendo desde hace siglos. Entonces cada vez les absorbe más este tema. Quieren librarse del sexo pero su mente se vuelve sexual; sólo piensan en sexo. Ayunan, no duermen; hacen este o aquel pranayama*, yoga y mil y una cosas... pero no tiene sentido. Cuanto más luchan contra el sexo más lo refuerzan, más se concentran en él. Se convierte en algo desproporcionadamente importante.

Esto es lo que ha sucedido en los monasterios cristianos Había mucha represión, tenían miedo. Si tienes mucho miedo a la multitud te puede suceder lo mismo. La multitud no puede hacer nada a menos que tú colabores, por tanto, se trata de que estés alerta. ¡No colabores!

He llegado a esta conclusión: que tú eres el responsable de todo lo que te sucede. Nadie te está haciendo nada. Querías que sucediera, por eso ha sucedido. Si alguien se aprovecha de ti es porque tú querías que se aprovechara. Si te meten en la cárcel es porque tú querías que lo hicieran. Debes haberlo buscado de algún modo. Tal vez lo llamabas seguridad. Los nombres pueden cambiar, las etiquetas pueden cambiar, pero estabas deseando que te encarcelaran, porque en una cárcel estás a salvo y no te sientes inseguro.

No te pegues con las paredes de la prisión. Mira en tu interior. Busca ese deseo de seguridad y cómo te puede manipular la multitud. Debes querer algo de la multitud: reconocimiento, honor, respeto, respetabilidad. Si se lo pides tendrás que pagar. Entonces, la multitud dice: «De acuerdo, te respetaremos, pero danos a cambio tu libertad.» Es un intercambio muy sencillo. Pero la multitud nunca te ha hecho nada, básicamente, eres tú. ¡No te interpongas en tu propio camino!


* Rama del yoga basada en la respiración. (N. del T)

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