sábado, 13 de agosto de 2011

HUIR DE LA SOMBRA

“Había un hombre que se turbó tanto al ver su propia sombra y le desagradaron tanto sus propios pasos, que decidió deshacerse de ambas cosas.

El método que utilizó fue huir de ellas. Así que se puso en pie y corrió. Pero cada vez que ponía un pie en el suelo aparecía otro paso, mientras que su sombra le seguía de cerca sin ninguna dificultad.

Atribuyó su fracaso al hecho de que no corría con suficiente rapidez. Así que empezó a correr cada vez más rápido, sin detenerse, hasta que finalmente cayó muerto.

No se dio cuenta de que si se limitaba a ir por un lugar sombreado, la sombra desaparecería, y que si se sentaba y permanecía inmóvil, no habría más pasos.”

EL HOMBRE crea su propia confusión porque se rechaza, se condena, y no se acepta a sí mismo. Entonces se crea una cadena de confusión, de caos interior y de miseria. ¿Por qué no te aceptas a ti mismo tal y como eres? ¿Qué hay de malo en ello? Toda la existencia te acepta tal y como eres, excepto tú mismo.

Tienes que alcanzar un ideal. El ideal está siempre en el futuro; tiene que estarlo, ningún ideal puede estar en el presente. Y no te das cuenta que el futuro está en ninguna parte; todavía no ha nacido. A causa del ideal vives en el futuro, que no es nada sino un sueño; el ideal impide que vidas aquí y ahora; por el ideal te condenas a ti mismo.

Todas las ideologías, todos los ideales, son condenatorios porque a partir de ellos se crea una imagen en la mente, y cuando te comparas a ti mismo con esa imagen siempre sentirás que falta algo, que algo falla. No falta ni falla nada. Eres perfecto respecto a cualquier posibilidad de perfección que pueda existir.

Trata de comprenderlo, porque solo entonces podrás comprender la parábola de Chuang Tzu. Es una de las parábolas más hermosas jamás descritas. ¿Por qué sigues cargando con ideales en la mente? ¿Es que no eres suficiente como eres? En este mismo instante, ¿qué os falta para ser perfectos como los dioses? ¿Qué interfiere? ¿Quién bloquea tu camino? ¿Por qué no puedes disfrutar de este mismo instante, lleno de gozo? ¿Cuál es el impedimento? El impedimento se manifiesta a través del ideal.

¿Cómo vas a poder disfrutar? Estás lleno de tanta ira, primero esa ira debe desaparecer. ¿Cómo vas a poder ser dichoso? Estás lleno de demasiada sexualidad; esa sexualidad debe desaparecer. ¿Cómo vais a poder ser como los dioses y celebrar este mismo instante? Estáis llenos de demasiada avaricia, pasión, ira; primero deben desaparecer. Después seréis como los dioses.

Así es como se crea el ideal, y a causa de ese ideal, te condenas. Te comparas con el ideal y nunca acabas de ser perfecto; es imposible. Si dices “si”, entonces el gozo es imposible porque ese “si” es el impedimento más grande.

Si dices: “Cuando se realicen esas condiciones, entonces seré feliz”, entonces esas condiciones nunca se colmarán. Y aunque se colmasen, a esas alturas ya habrás perdido la capacidad de celebrarlo y disfrutar. Y además, cuando esas condiciones se colmen –si es que llegan a hacerlo, porque no es posible-, tu mente creará otros ideales.

Así es como has estado desperdiciando la vida. Has creado un ideal y luego has querido ser ese ideal y por ello te has sentido condenado e inferior. A causa de tu mente ensoñadora has condenado tu realidad. Los sueños te han turbado.

Yo digo lo contrario: sed como dioses en este mismo instante. Que haya ira, que haya sexo, que haya codicia, pero celebrad la vida, y poco a poco sentiréis más celebración y menos ira; más bienaventuranza y menos codicia; más alegría y menos sexo. Entonces habréis dado con el camino correcto. No puede ser de otra manera. Cuando una persona puede celebrar la vida en su totalidad, todo lo erróneo desaparece; pero si primero intentas realizar ajustes para que lo erróneo desaparezca, nunca lo conseguirás. Es como luchar con la oscuridad. Tu casa está en total oscuridad y te preguntas: “¿Cómo puedo encender una vela? Antes de poder encender la vela tengo que deshacerme de toda esta oscuridad”.

Eso es lo que has estado haciendo. Primero dices que la codicia debe desaparecer y que luego habrá samadhi, éxtasis. ¡Eres un necio! Estáis diciendo que para poder encender una vela primero debe desaparecer la oscuridad, ¡como si la oscuridad te entorpeciese! La oscuridad no tiene entidad, no es nada, no cuenta con solidez. Se trata de una ausencia, no de una presencia; solo es ausencia de luz. Enciende la luz y la oscuridad desaparece. Celébralo, conviértete en una alegre llama y todo lo erróneo desaparece. La ira, la codicia, el sexo, o cualquier otra cosa que puedas nombrar, no son sólidas; solo son la ausencia de una vida gozosa y extática.

Como no puedes disfrutar sientes ira; no se trata de que haya alguien que cree tu ira. Como no puedes disfrutar te encuentras en un estado miserable, y por eso sientes ira. Los demás solo son excusas. Como no puedes celebrar, el amor no puede suceder en ti…de ahí el sexo. Eso es decantarse por las sombras. Y entonces la mente dice: “Primero destruye las sombras y luego tendrá lugar el descenso de Dios”. Es una de las estupideces más patentes de la humanidad, la más antigua. Y todo el mundo hace lo mismo.

Os resulta difícil pensar que en este mismo momento sois dioses, pero te pregunto: ¿Qué es lo que falta? Estás vivo, respiras, eres consciente… ¿Qué más necesitas? Sed como dioses en este mismo instante. Aunque sientas que es solo un “como si”, no te preocupes. Aunque sientas que: “Estoy presuponiendo que soy como dios”, pues presuponlo, porque en realidad lo eres. Y una vez que empieces a existir como un dios, desaparecerá toda la miseria, la confusión y la oscuridad. Conviértete en una luz, pues esa conversión carece de condiciones que cumplir.

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