sábado, 22 de junio de 2013

EL DINERO

El dinero es un tema cargado, por la simple razón de que no hemos sido capaces de inventar un sistema sano en el que el dinero pueda ser un servidor de toda la humanidad en lugar de ser el maestro de unos pocos codiciosos. El dinero es un tema cargado porque la psicología humana está llena de avaricia; por lo demás el dinero es un simple medio para intercambiar cosas, un medio perfecto. No hay nada malo en el dinero, pero nuestra forma de resolver esta cuestión hace que todo lo relacionado con él parezca viciado.

Si no tienes dinero, estás condenado; toda tu vida será una maldición y tratarás de conseguirlo por cualquier medio.

Y si tienes dinero, el punto básico no cambia: quieres más y no hay un momento en el que dejes de querer más. Cuando por fin consigues tener demasiado dinero -aunque no sea suficiente, nunca es suficiente, pero es más de lo que tienen los otros-, entonces comienzas a sentirte culpable porque los medios que has utilizado para acumularlo, por lo general han sido son repugnantes, inhumanos, violentos. Has explotado, has chupado la sangre a la gente, has sido un parásito. Por tanto, ahora tienes dinero pero él te recuerda todos los crímenes que has cometido para ganarlo.

Esto hace que haya dos tipos de gente: uno es el que empieza a dar dinero a las instituciones de caridad para liberarse de la culpabilidad. Hacen un
"buen trabajo", hacen un "trabajo espiritual". Abren escuelas y hospitales. Pero en realidad, lo único que están haciendo es tratar de que la culpabilidad no les vuelva locos. Todos vuestros hospitales, todas vuestras escuelas y universidades, y todas vuestras instituciones de caridad son producto de la gente culpabilizada.

Por ejemplo, el premio Nobel fue creado por un hombre que ganó mucho dinero en la primera guerra mundial fabricando todo tipo de bombas y maquinaria destructiva. La primera guerra mundial se libró con el equipamiento suministrado por el señor Nobel. Y ganó tanto dinero... Ambos bandos se abastecían de material de guerra en el mismo proveedor; él era el único que lo fabricaba a gran escala. Cualquiera que muriera era asesinado por él. No importaba a qué bando perteneciera, cualquiera que muriera, moría por sus bombas.Por eso cuando ya era anciano y tenía todo el dinero del mundo, estableció los premios Nobel. Es el premio a la paz ¡de un hombre que ganó su dinero en la guerra! Quien quiera que trabaje por la paz recibe un premio Nobel. Se concede a los grandes inventos científicos, a los grandes artistas, a las grandes creaciones. Y junto con el premio Nobel dan mucho dinero.

La fortuna del señor Nobel era tal, que los premios que se conceden cada año salen exclusivamente de los intereses. El fondo de dinero original permanece intacto, y seguirá intacto para siempre. Cada año se acumulan tantos intereses que se pueden conceder veinte premios Nobel.

Todo el trabajo caritativo es en realidad un esfuerzo por librarse de la culpa, literalmente. Cuando Poncio Pilatos ordenó la crucifixión de Jesús, lo primero que hizo fue lavarse las manos. ¡Qué extraño! Ordenar una crucifixión no mancha las manos, ¿por qué debería uno lavárselas? Esta acción tiene un significado: se está sintiendo culpable. El hombre ha tardado dos mil años en comprender esto, porque durante dos mil años nadie mencionó, ni se molestó en comentar, por qué Poncio Pilatos se había lavado las manos. Fue Sigmund Freud el que descubrió que la gente que se siente culpable comienza a lavarse las manos. Es algo simbólico...; es como si tuvieran las manos llenas de sangre.

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