sábado, 12 de abril de 2014

LAS DECISIONES

La mente nunca es decidida. La cuestión no reside en si es tu mente o de la de cualquier otra persona; la mente es indecisión. El funcionamiento mental es vacilar entre dos opuestos polares y tratar de encontrar cuál de ellos tiene razón.

La mente es la cosa equivocada, y a través de la cosa equivocada estás tratando de encontrar el camino correcto. Es como si estuvieras intentando encontrar la puerta cerrando los ojos. Ciertamente te sentirás suspendido entre los dos: entre ir por un camino o por el otro; siempre estarás en la situación de elegir entre una cosa o la otra. Esa es la naturaleza de la mente.

Soren Kierkegaard fue un gran filósofo danés. Escribió un libro, Either/Or. Era su propia experiencia: nunca podía tomar una decisión respecto a nada. Las cosas eran de tal manera que si tomaba una decisión en un sentido, lo otro parecía ser lo correcto. Y si se decidía por lo otro, entonces era lo primero lo que parecía ser correcto. Permanecía indeciso.

Aunque había una mujer que estaba muy enamorada de él y quería casarse con él, se quedó soltero. Dijo: «Tendré que pensármelo; el matri¬monio es algo importante y no puedo decir sí o no inmediatamente.» Y murió con la duda, sin casarse. Vivió mucho tiempo -unos setenta años- y siempre estaba discutiendo, argumentando. Pero no encontró una respuesta que pudiera ser la definitiva, que no tuviera una opuesta igual a ella.

Escribía libros pero no tenía la decisión necesaria para publicarlos; dejó todos sus libros sin publicar. Son de un valor tremendo. Cada libro demuestra su profunda penetración intelectual en las cosas. Ha ido a la raíz, a cada pequeño detalle de cada tema sobre el que ha escrito...; un genio, pero un genio de la mente.

Éste es el problema que presenta la mente: que no es tu problema, y cuanto mejor sea tu mente, mayor será tu problema. Las mentes menores no se encuentran con tantos problemas. La mente del genio es la que descubre los polos opuestos y no puede elegir. Se siente en un limbo.

Lo que yo os he estado diciendo es que la naturaleza de la mente es estar en un limbo. La naturaleza de la mente es estar en medio de los opuestos polares. A menos que te alejes de la mente y te hagas testigo de todos sus juegos, nunca serás una persona decidida. Incluso si a veces decides -a pesar de la mente-, te arrepentirás, porque la mitad por la que no te hayas decidido te perseguirá: quizá aquello estaba bien y lo que has elegido está equivocado. Ahora no hay forma de saberlo. Quizá la opción que dejaste de lado era mejor.

Pero aunque la hubieras elegido, la situación no habría sido diferente; entonces te inquietaría la otra mitad.

La mente es básicamente el principio de la locura y si estás demasiado en ella, te volverá loco.

La mente no está segura de nada.

Si estás entre las polaridades de la mente, en un limbo –siempre entre el hacer o el no hacer- te volverás loco. !Estás loco! Antes de que esto ocurra, da el salto y echa una mirada a la mente desde fuera..., esto es lo que te digo continuamente.

Se consciente de la mente: de su lado brillante, de su lado oscuro, de su aspecto correcto, de su aspecto equivocado. Sea cual sea la polaridad, simplemente toma consciencia de ella. De esa consciencia saldrán dos conclusiones: una, que tú no eres la mente, y dos, que la consciencia tiene una decisión que la mente nunca tiene.

La mente es básicamente indecisa, y la consciencia es básicamente decidida. Por eso cualquier acto consciente es total, pleno, sin arrepentimiento.

El mundo puede decir que esto es correcto o que está equivocado, pero eso es asunto suyo, no es mi problema.

Por eso la consciencia te sacará del limbo. En lugar de quedarte suspendido entre las dos polaridades de la mente, saltarás más allá de ambas y verás que las dos polaridades sólo son polaridades si estás en la mente. Si estás fuera de ella, te sorprenderá ver que son las dos caras de la misma moneda; no se trataba de tomar una decisión.

Con la consciencia tienes claridad, totalidad, abandono: la existencia decide dentro de ti. No tienes que pensar lo que está bien o lo que está mal; la existencia te toma de la mano y te mueves relajadamente. Es el único camino, el camino correcto. Y esa es la única forma de mantener¬te sano; de otro modo seguirás embrollado.

Soren Kierkegaard era una gran mente, pero como era cristiano, no tenía ni idea de la consciencia. Podía pensar, y pensaba con gran profundidad, pero no podía quedarse en silencio y observar. El pobre hombre nunca había oído hablar de cosas como observar, ser testigo, consciencia. De lo único que había oído hablar era de pensar, y puso todo su genio en ello. Produjo grandes libros, pero no pudo producir una buena vida para sí mismo. Vivió en una miseria completa.

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