sábado, 13 de septiembre de 2014

EL PODER (PARTE II)

En Roma se mataba a los cristianos. Cristo fue el primero, a continuación cualquiera que se hiciera cristiano moría de la misma forma: cientos de personas fueron crucificadas. Y estas crucifixiones crearon tanta culpabilidad en la gente que de todo ello surgió una gran religión. Pero una religión así sólo puede ser una cobertura psicológica; no puede ser una religión verdadera. Simplemente encubre tu culpabilidad.

Cuánto más fanática es una persona religiosa... a través de su fanatismo puedes medir lo culpable que se siente, lo que se esconde detrás.

La cristiandad se convirtió en la mayor religión del mundo por la simple razón de que no sólo Cristo, sino muchos otros que se habían hecho cristianos, fueron crucificados sin juicio previo. Las masas apoyaban a los poderosos pero en el fondo se sentían heridas: lo que estaba ocurriendo sencillamente era inhumano, no debería haber ocurrido. Pero eran pobres, no tenían poder; no podían hacer otra cosa que rendir culto de adoración.

Una religión real siempre es meditación.

Una religión falsa siempre es adoración.

La adoración es un método psicológico para lavarte las manos de la sangre que ves en ellas. Hasta Poncio Pilatos... lo primero que hizo después de ordenar la crucifixión de Jesús fue lavarse las manos, porque no estaba dispuesto a matar a un hombre inocente. Había hablado con él, se había disfrazado para escucharle mientras hablaba con sus discípulos y empezó a amar algo en aquel hombre. Era inocente. Decía cosas locas pero su forma de decirlas era muy hermosa. No tenía estudios pero lo que decía era pura poesía. No sabía mucho, pero lo que sabía lo expresaba con una gran autoridad. Y no estaba haciendo daño a nadie: si no quieres escucharle, no le escuches; si no quieres seguirle, no le sigas. No está predicando ninguna idea peligrosa.

Poncio Pilatos quería liberarlo. Intentó persuadir a los sacerdotes de que le liberaran porque parecía inocente. Pero los judíos no estaban dispuestos a liberarlo; y cometieron un gran error. Son los responsables de la creación de la cristiandad. En el fondo, los judíos son responsables de todo el derramamiento de sangre que la cristiandad ha producido, y la cristiandad se ha vengado: ha torturado a los judíos, los ha matado, los ha dejado sin hogar. Esto ha venido ocurriendo durante siglos.

¿Quiénes son los que se hicieron cristianos? Unos cuantos judíos que sintieron la inocencia de la persona pero temían a los sacerdotes, a la jerarquía religiosa que estaba en el poder. A continuación hubo mucha más gente crucificada en Roma, y muchos más romanos se hicieron cristianos.

Existía el acuerdo de que cada año los judíos pedían a Poncio Pilatos que perdonara la vida a una persona justo el día antes de su gran fiesta religiosa; se hacía por misericordia religiosa, se hacía por compasión.

Poncio Pilatos esperaba que le pidieran que liberase a Jesús -porque había tres personas que iban a ser crucificadas- ya que los otros dos eran grandes criminales. Pero los sacerdotes y la jerarquía de rabinos gritó: «¡Queremos a Barrabás!, un criminal que había cometido siete asesinatos. Ni el mismo Barrabás se podía creer que le fueran a liberar, y aquel pobre tipo, Jesús, a quien conocía...; no estaban pidiendo su libertad. ¡Y eso que no había hecho nada!»

Barrabás fue salvado. Los cristianos no hablan mucho de Barrabás, pero es un personaje tremendamente poderoso y muy importante, porque el milagro le ocurrió a él, no a Jesús. Se esperaba que Dios salvase a Jesús, pero Dios falló la diana. Barrabás no podía creérselo. Cuando le liberaron miraba atrás una y otra vez, debía haber algún error. Era un gran criminal, no había crimen que no hubiera cometido: violación, asesinato... Y siempre estaba bebido, era un borracho.

Pero el rostro de Jesús se grabó en su mente y le torturaba. El también empezó a sentirse culpable: «No debería haber sido liberado. Era perfectamente justo que me crucificaran. Ese pobre hombre...; yo he tomado su lugar y él ha tomado el mío.» El corazón se le ablandaba un poco al pensar en Jesús. En seis meses volvió a viajar y a asesinar, y fue atrapado otra vez.

Pero la regla era que una vez que el emperador romano había librado a alguien de la crucifixión, esa persona no podía volver a ser crucificada. Por eso tuvieron que encontrar una alternativa para esta gente, porque como eran unos criminales tan empecinados era seguro que volverían a cometer algún delito. En Roma había una mina de carbón muy peligrosa; esta gente solía ser enviada picar a la mina de carbón. Y la mina ya era tan profunda que de vez en cuando había un colapso que mataba a miles de trabajadores. Esa era su forma de evitar la crucifixión.

Barrabás fue enviado a la mina de carbón en Roma. A los tres meses la mina colapsó. Murieron al menos tres mil personas; sólo sobrevivió Barrabás, todos los demás murieron. !Ese fue el segundo milagro! ¡No podía creer lo que le había ocurrido! Le habían colgado en la cruz y luego le bajaron. No podía creérselo; estaba totalmente preparado para la crucifixión y sabía que había cometido tantos crímenes que aquello estaba perfectamente justificado; ni se planteaba la posibilidad de ser liberado.

¿Y ahora qué había ocurrido? Habían muerto tres mil personas y sólo se había salvado él. Hasta el emperador y la emperatriz romanos se dieron cuenta de que debía ser un hombre de Dios: había vuelto dos veces de la muerte. Fue llamado a Roma. Se había hecho tan famoso que la gente quería tocarle, casi se había vuelto divino: sólo el hecho de tocarle ya era una gran experiencia. Hasta la emperatriz quería tocar a Barrabás.

Pero el emperador dijo: «Una prueba más; las dos ocasiones anteriores pueden haber sido fruto de la casualidad.» Y la última prueba fue... Cada año se celebraban unos juegos en los que se enviaba a los criminales desarmados a luchar contra los leones hambrientos. Barrabás fue arrojado a un león hambriento y pudo salir del aprieto por tercera vez: mató al león hambriento. Entonces hasta el emperador pensó: «Ya no puede ser un accidente.» Nunca se había visto antes... ¡Todos los criminales eran comidos por los leones!

Esta era la primera vez que un criminal mataba a un león; salió victorioso, sin un rasguño.

Le liberaron y le concedieron la ciudadanía romana. Ya no era un esclavo, porque en aquellos días las personas se dividían en dos categorías: los esclavos y los ciudadanos. Le dieron la ciudadanía. Era un gran honor, especialmente para un criminal..., pero había probado tres veces que podía volver de la muerte.
Los cristianos tienen muchos problemas para probar que Jesús hacía milagros. Barrabás era el que hacía milagros. Se esfuerzan en probar que Jesús es el unigénito de Dios, pero parece haber un error: ¡Parece que Barrabás es el unigénito de Dios!

Durante todos esos años Barrabás estuvo llevando el recuerdo del rostro de Jesús, y se había estado sintiendo culpable por haberse salvado: «Ha habido algún error. ¡Y yo he sido salvado tres veces!» Empezó a reunirse con los cristianos en las catacumbas donde se juntaban para que nadie lo supiera. Escuchó por primera vez el mensaje de Jesús y se hizo cristiano. El día que se hizo cristiano fue atrapado y crucificado, ¡y entonces no le ocurrió ningún milagro! Es una historia muy extraña.

Pero los romanos, que ahora son italianos, comenzaron a sentir que miles de personas estaban siendo crucificadas sólo por tener algo que ver con Jesús y sus enseñanzas. El Imperio Romano desapareció y todas las tierras de los romanos se hicieron cristianas. Y desde allí el cristianismo comenzó a expandirse hacia el resto del mundo. (Continuará)

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