sábado, 8 de noviembre de 2014

LA INCONFORMIDAD PERMANENTE

Eres inconforme porque te han distraído. Has sido dirigido hacia un lugar para el que no estabas destinado. No estás avanzando hacia tu propio potencial. Estás tratando de ser lo que otros quieren que seas, y eso no puede ser satisfactorio. Cuando algo no es satisfactorio, la lógica dice: «Quizá no sea suficiente, hace falta un poco más.» Entonces vas a por más. Miras a tu alrededor y todo el mundo te muestra una máscara sonriente, todo el mundo parece feliz; cada uno engaña a todos los demás. Tú también vienes con tu máscara para que los demás piensen que eres más feliz de lo que eres. Tú también piensas que los demás son más felices.

La hierba parece más verde al otro lado de la valla, pero eso es algo que ocurre a ambos lados. La gente que vive al otro lado de la valla mira tu hierba y le parece más verde.

Verdaderamente parece más verde, más gruesa, mejor. Esa es la ilusión que crea la distancia. Cuando te acercas más, empiezas a ver que no es así. Pero la gente mantiene a los demás a cierta distancia. Incluso los amigos, incluso los amantes se mantienen mutuamente a cierta distancia; un exceso de intimidad es peligroso, puede que vean tu realidad.

Y como te han orientado mal desde el principio, hagas lo que hagas seguirás sintiéndote desgraciado. La naturaleza no tiene que ver nada con el dinero, si no los billetes crecerían en los árboles. La naturaleza no sabe nada de dinero, es una pura invención humana, útil, pero también peligrosa. Ves a alguien con mucho dinero y piensas que el dinero le da alegría: miras a esa persona, lo alegre que parece estar, y entonces vas tras el dinero. Alguien tiene salud, y tú corres tras la salud. Alguien está haciendo algo que parece ponerle muy contento; le sigues.

Pero siempre se trata de los demás, y la sociedad se lo ha montado de tal manera que nunca piensas en tu propio potencial. Toda la miseria proviene de que nunca eres tú mismo. Simplemente se tú mismo y no habrá miseria ni competición, no te molestará que los demás tengan más, o que tú no tengas tanto.

Y si quieres que la hierba sea más verde no hace falta que mires al otro lado de la valla; puedes hacer que sea más verde en tu lado de la valla. Es muy simple hacer que la hierba sea más verde. Pero sólo te dedicas a mirar a todas partes y todos los céspedes parecen muy verdes; menos el tuyo.

La persona debe enraizarse en su propio potencial, sea cual sea, y nadie debería darle consejos ni guía. Se le debería ayudar a ir donde desee ir, a ser lo que quiera ser. Entonces el mundo estaría tan contento que ni te lo podrías creer.

Desde mi infancia, nunca me he sentido descontento por la simple razón de que nunca permití que nadie me distrajera de lo que estaba haciendo o de lo que intentaba ser. Eso me ayudó enormemente. Fue difícil, y las dificultades fueron a más: ahora todo el mundo está contra mí. Pero eso no me molesta. Estoy perfectamente feliz, perfectamente contento. No pienso que pudiera haber sido de otra forma. En cualquier otra posición habría sido desgraciado.

No tengo casa, no tengo dónde vivir y no tengo dinero. Sin embargo, tengo algo que me produce un contento absoluto. He vivido de acuerdo a mi potencial, y ni la muerte puede hacer que me sienta molesto. He vivido a mi manera. Todo el mundo puede estar contra mí, pero eso no me molesta. La gente se siente molesta con que sólo otra persona esté contra ellos. Se sienten tan molestos; no puedo ni entenderlo.

El mundo está en contra de la individualidad.

Está en contra de que seas tu yo natural.

Quiere que seas un robot, y como accedes a ser un robot tienes problemas. No eres un robot. La intención de la naturaleza no era hacer de ti un robot. Y como no eres lo que estabas destinado a ser, sigues buscando constantemente: «¿Qué me falta? Quizá unos muebles mejores, mejores cortinas, una casa mejor, un esposo mejor, una esposa mejor, un trabajo mejor...» Lo intentas durante toda tu vida y vas corriendo de un lugar a otro. Pero la sociedad te ha distraído desde el principio mismo.

Mi esfuerzo es devolverte a ti mismo; y de repente verás que todo el descontento ha desaparecido. No hace falta ser más, eres suficiente. Cada cual es suficiente.

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