sábado, 17 de enero de 2015

PERMANECER EN EL NO-SER

Cuanto más triunfes en ser alguien, más errarás. Esto es lo que buscamos en el mundo; anhelas riquezas. ¿Por qué? Porque con riquezas te haces alguien. Anhelas prestigio y poder. ¿Por qué? Porque con poder y prestigio no eres ordinario. Anhelas aprender, tener erudición, adquirir conocimientos. ¿Por qué? Porque con conocimientos tienes algo de lo que estar orgulloso.

Si tú mismo estás golpeando demasiado tu tambor, no hay necesidad de que los dioses lluevan flores sobre ti: ya tú estás arrojando flores sobre ti mismo. Cuando dejas de enorgullecerte de todas las cosas, de pronto toda la existencia empieza a enorgullecerse de ti. Dice Jesús, "Los que son los primeros en este mundo serán los últimos en el Reino de Dios. Y los que son los últimos serán los primeros".

Sucedió una vez que un hombre muy rico murió el mismo día en que también había muerto un mendigo en la ciudad. El nombre del mendigo era Lázaro. El rico fue directamente al infierno y Lázaro directamente al cielo. El rico miró hacia arriba y vio a Lázaro sentado junto a Dios y gritó al cielo: "Parece que algo ha ido mal. ¡Yo debería estar ahí y este mendigo debería estar aquí!". Dios se rió y dijo: "Los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos. Tú has disfrutado suficiente siendo el primero, ahora deja que Lázaro disfrute un poco".

Y el rico tenía mucho calor (por supuesto, en el infierno aún no hay aire acondicionado), un calor abrasador. Tenía mucha sed y no había agua. Así que gritó de nuevo y dijo: "Dios, por favor, al menos envía a Lázaro con un poco de agua, tengo mucha sed".

Y Dios dijo: "Lázaro tuvo sed muchas veces, casi muriendo en tu puerta, y tú nunca le diste nada. Se estaba muriendo, hambriento en tu puerta, y aunque dabas una fiesta cada día con muchos invitados, a él siempre le echaban de la puerta tus criados, porque los invitados eran poderosos: políticos, diplomáticos, hombres ricos; y un mendigo era inoportuno. Tus criados le perseguían cuando tenía hambre, mientras que la gente que estaba invitada se saciaba. Tú nunca miraste a Lázaro. Ahora es imposible".

Y se dice que Lázaro se rió.

Ésta se convirtió en una profunda historia sobre la que reflexionaron muchos místicos cristianos. Fue como un koan zen, y en los monasterios cristianos se han estado preguntando una y otra vez por qué se rió Lázaro.

Se rió de lo absurdo de las cosas. Nunca había sabido que un don nadie como él, un leproso, un mendigo, entraría alguna vez en el cielo. No podía creer que esto sucediera. Y tampoco podía creer lo contrario: que un rico, el más rico de la ciudad, iría al infierno. Se rió.

Y Lázaro aún se ríe. Y también se reirá cuando tú mueras: si eres alguien se reirá, porque serás expulsado. Si eres nadie, ordinario, se reirá, porque serás recibido.

En este mundo, porque existe el ego, todas las valoraciones pertenecen al ego. En el otro mundo, en la otra dimensión, las valoraciones pertenecen al no ego. De ahí, el énfasis de Buda en no ser, nadie. El dijo: "Ni siquiera creas 'Soy un alma', porque también eso puede convertirse en un ego sutil. No digas soy el Ser Supremo'. Ni siquiera digas eso, porque el Yo es muy astuto. Puede engañarte. Te ha engañado durante muchas, muchas vidas y puede seguir engañándote. Simplemente di: 'No soy' y permanece en ese no-ser, permanece en esa na¬da, vacíate del ser".

Hay que deshacerse del ser. Una vez que se ha arrojado al ser, no falta nada.

Tú no conoces el poder del vacío. No conoces el poder de estar totalmente ausente por dentro. Tú sólo conoces la pobreza del ego.

Pero intenta comprender. ¿Te has sentido alguna vez realmente poderoso con el ego? Con el ego siempre te sientes impotente. Por eso dice el ego: "Engrandece un poco más tu imperio para que te puedas sentir poderoso; no, esta casa no basta, es necesaria una casa más grande; no, este balance bancario no basta, es necesario un balance bancario mayor; no, esta fama, no basta, un poco más". El ego siempre pide más. ¿Por qué? Si es poderoso, ¿por qué seguir pidiendo más? El mero anhelo de más, muestra, que el ego se siente impotente. Tienes un millón de rupias y eres impotente. El ego dice: "No, un millón no es suficiente, ten diez millones de rupias". Y yo os digo: con diez millones de rupias serás diez veces más impotente, eso es todo. Y entonces el ego dirá: "No, esto no es suficiente”.

Nada es suficiente para el ego. Esto prueba tan sólo que eres impotente, que careces de poder. Cuanto más poder ganas, con menos poder te siente por contraste. Cuanto más rico te haces, más pobre te sientes. Cuanto más sano, más temeroso de la muerte; cuanto más joven, más sientes que la vejez se acerca.

El opuesto está a la vuelta de la esquina, y si tienes un poco de inteligencia verás que el opuesto está alcanzándote, atenazándote el cuello. Cuanto más bello eres, más sientes tu fealdad interna.

Realmente el ego nunca es poderoso. Sólo sueña con el poder, piensa en el poder, reflexiona sobre el poder; pero son sólo sueños y nada más. Y los sueños están ahí sólo para ocultar la impotencia que hay dentro de ti, pero no pueden ocultar la realidad. Hagas lo que hagas, desde aquí o desde allá, de nuevo la realidad llega y destroza todos los sueños.

El ego es la cosa más importante del mundo. Pero nadie se da cuenta de ello, porque el ego sigue pidiendo más, nunca te permite detenerte a mirar la situación. Antes de que te des cuenta, te empuja más y más hacia adelante en algún sitio. La meta siempre está en algún sitio cerca del horizonte. Y está tan cerca que piensas: "Para el anochecer la alcanzaré".

El anochecer no llega nunca.

El horizonte permanece siempre a la misma distancia. El horizonte es una ilusión. Todas las metas del ego son sólo ilusiones. Pero te dan esperanza, Y tú sigues sintiendo: "Un día u otro me haré poderoso". Ahora mismo permaneces sin poder, impotente, inferior; pero en el futuro, en la esperanza, en el sueño, te haces poderoso. Debes ser consciente de que muchas veces, sentado en tu silla, empiezas a soñar despierto: te has convertido en el emperador de todo el mundo o en el Presidente de los Estados Unidos, e inmediatamente empiezas a disfrutarlo. Todo el mundo te mira, te has convertido en el punto focal de la atención de todo el mundo. Así ese sueño te estimula, te intoxica. Si sueñas así, caminarás de forma diferente. Esto es lo que le está sucediendo a lodo el mundo.

Tu potencial permanece en los sueños, tú permaneces impotente.

La verdad es justo lo opuesto: cuando no la buscas, viene; cuando no la pides, te es dada; cuando no la anhelas, está ahí; cuando no vas al horizonte, de pronto te das cuenta de que siempre ha sido tuya, aunque nunca la viviste. Está ahí dentro, y tú la buscas fuera. Está ahí dentro de ti y tú vas fuera. La estás llevando. El poder más supremo, lo Divino mismo, está en ti. Y tú estás buscando aquí y allá como un mendigo.

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