sábado, 25 de abril de 2015

LA CONFIANZA

Si puedes saber qué es la confianza, si puedes aprender otra vez los caminos de la confianza, sólo entonces sabrás qué es Dios, entonces llegarás a realizar lo que es la verdad. Esto tiene que quedar claro.

La ciencia depende de la duda. Por eso toda la educación se ha convertido en la educación de la duda. La ciencia depende de la duda, no puede crecer sin ella. La religión depende de la confianza, no puede darse sin ella. Son direcciones diametralmente opuestas.

Recuerda, si basas el trabajo científico en la confianza estarás adoptando el punto de vista equivocado. No serás capaz de conseguir nada, no serás capaz de descubrir nada. Aquí la metodología es la duda. Tienes que dudar y dudar y dudar; tienes que seguir dudando hasta que des con algo de lo que no puedas dudar, que sea indudable. Sólo entonces, desesperado, tienes que aceptarlo, pero todavía con un grano de duda porque maña¬na puede que aparezcan nuevos hechos y todo el asunto tendrá que ser descartado. Por eso, sólo mientras dure... La ciencia nunca llega a una verdad absoluta, sólo a una verdad provisional, una verdad aproximada. Se acepta como verdad sólo mientras dure, porque, ¿quién sabe?, mañana los investigadores pueden encontrar nuevas realidades, nuevos datos. Por eso la ciencia llega sólo a hipótesis, provisionales, arbitrarias. Lo que Newton descubrió fue tirado abajo por Albert Einstein, y lo que éste descubrió será tirado abajo por cualquier otro. En la ciencia la metodología es la duda. No es necesaria la confianza. Tienes que confiar sólo cuando no hay necesidad de dudar, y eso también, sólo provisionalmente, mientras dure, con una cierta impotencia. ¿Qué puedes hacer?, porque no cabe la posibilidad de la duda. Has mirado desde todos los ángulos, todas las dudas se han disuelto y ha surgido un cierto tipo de seguridad.

La religión es una dimensión diametralmente opuesta. Igual que en la ciencia el método es la duda, en la religión el método es la confianza.

¿Qué significa la confianza? Significa que no estamos separados de la existencia, que somos parte de ella, que es nuestra casa, que le pertenecemos, que nos pertenece, que no estamos sin hogar, que este universo ¡es un universo maternal! Podemos ser hijos del universo del mismo modo que el niño confía que siempre que tenga una necesidad vendrá la madre y se ocupará: cuando tenga hambre vendrá y lo alimentará, cuando sienta frío vendrá y lo abrazará y le dará calor, amor, atención. El niño confía. Todo lo que tiene que hacer es gritar, llorar de modo que atraiga la atención de la madre hacia él, eso es todo.

La religión dice que el universo es nuestro padre y nuestra madre, de ahí esas expresiones. Jesús llamaba a Dios abba, que es mucho mejor que padre. "Padre" es una palabra formal, abba es informal. Si tienes que traducir abba correctamente, se acercará más a "papá" que a "padre". Pero llamar a Dios papá parece un poco absurdo; la Iglesia no te lo permitirá, te dirá que no es correcto. Pero Jesús solía llamarle abba, que significa "papá".

De hecho, una oración tiene que ser informal. "Padre" suena muy lejano. No sorprende que llamándole a Dios "el Padre" lo hayamos colocado muy lejos, en algún lugar distante en el cielo. "Papá" es más próximo, puedes tocarlo, es casi tangible, puedes hablar con él. Con Dios Padre sentado en algún lugar en los cielos, puedes seguir gritando y, sin embargo, no estar seguro de si serás capaz de llegar hasta él.

La religión es una aproximación infantil a la existencia: el mundo se convierte en el padre o en la madre. No estás en contra de la naturaleza, no estás luchando contra la naturaleza. No hay lucha, hay una gran cooperación. La lucha parece estúpida y absurda.

La duda no funciona en la experiencia religiosa, igual que la confianza no funciona en la exploración científica. La ciencia significa explorar lo externo y la religión significa explorar lo in¬terno. La ciencia es la religión de las cosas, la religión es la ciencia del ser. Del mismo modo que no puedes ver una flor con el oído; por muy sensible que sea tu oído, por muy musical que sea tu oído, no puedes ver una flor con el oído. El oído sólo puede captar sonidos: tiene sus limitaciones. Si quieres ver el color, la luz, la forma, tendrás que mirar con los ojos. Los ojos son muy hermosos, pero tienen sus limitaciones, no puedes escuchar música a través de los ojos. Incluso la mejor música -Beethoven o Mozart-, incluso la música más excelsa no puede entrarte por los ojos. Éstos son sordos, tendrás que escuchar con los oídos.

La duda es la puerta de las cosas. La confianza es la puerta del ser. Sólo a través de la confianza se conoce a Dios.

Y recuerda, puedes cometer el error de dos maneras. Las denominadas gentes religiosas han estado peleando con la ciencia, la Iglesia ha estado peleando con la ciencia. Fue una lucha ridícula porque la Iglesia pretendía que la ciencia dependiera de la confianza. Y ahora la ciencia se está tomando la venganza: porque quiere que la religión dependa de la duda, el escepticismo, la lógica.

El hombre es tan ridículo que continúa repitiendo los mismos errores una y otra vez. La Iglesia de la Edad Media era estúpida, ahora las personas que se creen que son científicas están repitiendo la misma estupidez.

El hombre de comprensión dirá que la duda tiene su propio mundo. Puedes usar la duda como un método, pero tiene sus limitaciones. Y del mismo modo la confianza tiene su propio mundo, pero también tiene sus limitaciones. No hace falta usar la confianza para saber sobre las cosas, no hace falta dudar acerca de lo interno; entonces estás provocando un lío. Si la confianza se utilizara para la exploración científica, la ciencia ni siquiera habría nacido. Por eso la ciencia en Oriente ha permanecido tan primitiva.

Me he encontrado con científicos indios: incluso un científico en la India que quizás ha tenido toda la educación que es posible en Occidente, que quizás ha ganado premios o ha sido laureado con el Nobel, en algún lugar, en lo más profundo, sigue siendo no científico, supersticioso. Sigue tratando de alguna forma -sabiéndolo o sin saberlo, consciente o inconscientemente- de imponer la confianza en el mundo exterior. Y la persona más religiosa de Occidente sigue de alguna manera, en lo más profundo, lleno de dudas. Occidente ha explorado las posibilidades de la duda y Oriente ha explorado las posibilidades de la confianza. Ambas dimensiones son diferentes, no se encuentran en ningún lugar; lo interno y lo externo no se encuentran en ningún lugar. Tienes que usar los dos.

Y llamo a ese individuo, hombre de comprensión porque puede usar ambos: cuando trabaja en un laboratorio científico usa la duda, el escepticismo, la lógica; cuando reza en su templo, meditando, usa la confianza. Y es libre, no está limitado ni por la confianza ni por la duda.

No te limites a tus oídos o a tus ojos, o seguirás siendo pobre. ¡Tienes los dos!, por eso cuando quieras ver usa los ojos, y cuando quieras escuchar ciérralos. No es accidental que cuando la gente escucha música cierre los ojos. Si sabes escuchar música cerrarás los ojos, porque entonces no te hacen falta.


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