sábado, 2 de mayo de 2015

SER COMO NIÑO

No es una contradicción. Sólo siendo como un niño madurarás; ese es el comienzo de la madurez. Ni tus padres ni tu sociedad te lo permitieron.

Frederick Nietzsche ha dicho que el hombre no puede vivir sin mentiras; y tiene razón en un noventa y nueve por ciento de los casos. ¿Por qué el hombre no puede vivir sin mentiras? Porque las mentiras funcionan como amortiguadores, absorben las conmociones. Las mentiras funcionan como un lubricante; no vas chocándote con la gente. Sonríes y los demás sonríen; eso es lubricación. Quizás en tu interior estás enfadado, quizás estás lleno de rabia, pero sigues diciéndole a tu mujer: «Te amo». Expresar la rabia es meterse en problemas.

Pero, recuerda, a menos que expreses tu rabia nunca sabrás cómo expresar tu amor. Un hombre que no puede enfadarse tampoco puede ser amoroso, porque tiene que reprimir tanto la rabia que se vuelve incapaz de expresar nada más, porque en el interior de tu ser todas las cosas están unidas; no están separa¬das. Entre el amor y el odio no hay compartimentos estancos; están juntos, mezclados el uno con el otro. Es la misma energía. Si reprimes la rabia tendrás también que reprimir el amor. Si expresas el amor, te sorprenderás; la rabia está emergiendo con él. O bien suprimes todo, o tendrás que expresarlo todo. Tienes que comprender la aritmética de tu unidad orgánica interna. Sé expresivo o represivo. La elección no consiste en poder reprimir el enfado y expresar el amor; entonces tu amor será falso porque no tendrá calor, no tendrá la cualidad de la calidez. Será sólo un manierismo, un fenómeno moderado, y siempre tendrás miedo de profundizar en él.

La gente, por lo general, finge amar porque se espera de ellos que amen. Aman a sus hijos, aman a su mujer o a su marido, a sus esposas, a sus amigos, porque se espera de ellos que hagan ciertas cosas. Cumplen estas cosas como si fueran obligaciones. No hay celebración. Llegas a casa y le das una palmada en la cabeza a tu hijo porque eso es lo que se espera de ti, sólo porque eso es lo que hay que hacer, pero sin alegría; es frío, está muerto. Y el niño nunca será capaz de perdonarte, porque una palmada fría en la cabeza es horrible. El niño se siente avergonzado y tú te sientes avergonzado.

La vida sin control puede implicar una gran disciplina, pero esta disciplina no viene impuesta desde el exterior. No es una actitud adoptada. La disciplina proviene de tus propias experiencias internas. Viene del encuentro con todas las posibilidades de tu ser. Viene de experimentar todos los aspectos, de explorar todas las dimensiones. Nace de la comprensión. Has estado enfadado y has comprendido algo: esa comprensión trae disciplina. No es control. El control es feo, la disciplina es hermosa.

-La palabra "disciplina" básicamente significa capacidad de aprender, de ahí la palabra "discípulo". No significa control, significa ser capaz de aprender, estar abierto a aprender. Un hombre disciplinado es aquel que sigue aprendiendo a través de las experiencias de la vida, que se mete en todo, sin miedo, que arriesga, que explora y se aventura, que siempre está listo a adentrarse en la oscura noche de lo desconocido, que no se aferra a lo conocido y siempre está listo para cometer errores, que siempre está dispuesto a caer en el hoyo y a que se rían de él. Sólo la gente que es lo suficientemente valiente para que les llamen tontos son capaces de vivir, amar, conocer y ser.

Una cosa más: cuando digo sé como un niño no quiero decir sé infantil. Un niño tiene que ser infantil, de otro modo desperdiciará la gran experiencia de la infancia. Pero seas joven o viejo, ser infantil simplemente denota que no has crecido. Ser como un niño es un fenómeno totalmente diferente. ¿Qué quiere decir?

Jesús repetía sin cesar: «A menos que seas como un niño no entrarás en el reino de Dios». E igualmente yo te digo: «No entrarás en el reino de Dios si no eres como un niño». ¿Qué quería decir Jesús con «ser como un niño»? Muchas cosas. Una, el niño siempre es total. Haga lo que haga, se queda absorto en ello, nunca es parcial. Si está recogiendo caracolas en la playa, todo lo demás desaparece de su consciencia, lo único que importa son las caracolas y la playa. Está absorto, absolutamente perdido en ello. Esa totalidad es una de las cualidades fundamentales de ser como un niño. Eso es concentración, eso es intensidad, eso es totalidad.

Y lo segundo: un niño es inocente. Funciona desde un estado de no saber. Nunca funciona desde el conocimiento, porque no lo tiene.

Tú siempre funcionas desde el conocimiento. Conocimiento significa pasado, todo lo que te han transmitido y lo que tú has reunido: y cada nueva situación es nueva, no se le puede aplicar ningún conocimiento.

No estoy hablando de ingeniería o de tecnología: ahí el pasado es aplicable porque una máquina es una máquina. Pero cuando estás funcionando en una atmósfera humana, cuando te estás comunicando con seres vivos, ninguna situación es una repetición de otra. Cada situación es única. Si quieres funcionar correctamente tendrás que hacerlo a través de un estado de ignorancia, como un niño. No interpongas tu conocimiento, olvida todo tu conocimiento. Responde a lo nuevo como nuevo, no respondas a lo nuevo desde lo viejo. Si lo haces, no acertarás: no habrá un puente entre tú y lo que está sucediendo a tu alrededor. Siempre llegarás tarde, siempre perderás el tren.

Anand Maitreya sueña una y otra vez con un tren, y siempre lo pierde. Va a toda prisa, corriendo, llega a la estación y cuando llega el tren se ha marchado. Y éste es el sueño de millones de personas, no sólo el de Maitreya. Es uno de los sueños más comunes. ¿Por qué se les repite este sueño a millones de personas en la tierra? Están perdiendo la vida. Siempre llegan tarde. Siempre hay una brecha. Lo intentan, pero el puente nunca se construye. No pueden comulgar, no se pueden meter en nada, algo se lo impide. ¿Qué es esto? Lo que lo impide es el conocimiento.

Yo te enseño ignorancia.

Y cuando digo sé como un niño quiero decir sigue siempre aprendiendo, nunca te vuelvas un erudito. Sigue aprendiendo; aprender es un proceso totalmente diferente. El conocimiento es un fenómeno muerto, aprender es un proceso vivo. Y el que aprende tiene que recordar que él no puede funcionar desde el punto de vista del conocimiento.

¿No te has fijado, no lo has observado?: los niños pequeños aprenden muy rápido. Si un niño vive en una atmósfera multilinguística aprende todos los idiomas. Aprende el idioma de la madre, del padre, del vecino; podría aprender muy fácilmente tres, cuatro o hasta cinco idiomas; sin ningún problema. Una vez has aprendido un idioma, es muy difícil aprender otro porque ahora empezarás a funcionar desde el punto de vista del que sabe.

Se dice que no puedes enseñar a un perro viejo trucos nuevos. Es verdad. Pero ¿qué le hace viejo a un perro? No es su edad física, porque Sócrates continuó aprendiendo hasta el final, incluso cuando se estaba muriendo. El Buda continuó aprendiendo hasta el final. ¿Qué es lo que hace viejo a un perro? El conocimiento es lo que hace a un perro viejo.

El Buda sigue siendo joven, Krishna sigue siendo joven. No tenemos ni una sola estatua del Buda que le represente como viejo, o de Krishna que le represente como viejo. ¡No es que no envejezcan! Krishna vivió hasta los ochenta años, era muy viejo, pero algo en él permaneció siempre joven, como un niño. Siguió funcionando desde un estado de no saber.

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