sábado, 30 de mayo de 2015

SER RELIGIOSO

Ser religioso no quiere decir renunciar. Simplemente quiere decir ver de qué se trata. Si puedes ver que la competición es un juego, no hay problema. No te lo tomes en serio. La seriedad es el problema, ¡la competición no es el problema en absoluto! Entonces es un juego. Disfruta de él pero ten presente que es un juego. Y tengas éxito o fracases no existe tanta diferencia; no importa, es irrelevante. Todo lo que importa es que hayas disfrutado del juego, que te hayas divertido. Ambos, perdedor y ganador, disfrutaron del juego. Se necesita un poco de espíritu deportivo, eso es todo.

Cuando juegas a las cartas lo que importa no es que ganes, sino que pases un buen rato. Lo que importa es divertirse, los matices del juego, las estrategias del juego; eso es lo importante. Alguien va a ganar, alguien va a perder: no se trata de eso en absoluto, esa no es la meta.

Si puedes vivir en el mundo y participar como si fuera un juego, si puedes vivir todas tus relaciones y recordar que el mundo es un gran drama -el escenario es grande y no puedes ver dónde empieza y dónde acaba, pero es un drama, es un mundo muy dramático-, si puedes recordar que es un drama, entonces no hay problema. Entonces estás simplemente representando un papel pero no te creará ninguna preocupación, no te supondrá ningún esfuerzo ni tensión. Participarás en el juego, y al atardecer, cuando vuelvas a casa, te olvidarás de él completamente.

Si te lo tomas en serio tendrás problemas. Si eres serio, puedes renunciar al mundo, a los juegos competitivos, y te puedes marchar a los Himalayas; pero sentado en la cueva seguirás siendo serio. Tu meditación tendrá el sabor de la seriedad y creará tensión. ¿Cuál será la diferencia? Estás en Wall Street, luchando encarnizadamente, una competición asesina, criminal, y estás en ella en serio, preocupado día y noche en si vas a triunfar o no, ¡si vas a conseguirlo o no! Después estarás sentado en una cueva de los Himalayas, meditando seriamente, encarnizadamente. Entonces sólo te tendrás a ti mismo para competir encarnizadamente, pero seguirá siendo algo encarnizado. Entonces estarás en competición contigo mismo, con tu cuerpo, con tu mente, sin parar de luchar. Tú mismo te dividirás y empezará la lucha. Y seguirás preocupándote en si lo vas a conseguir o no -«¿Cuándo me voy a iluminar?»-. si va a ocurrir o no. Y me gustaría decirte: estarás más preocupado que si estás en Wall Street, porque se conoce mucha gente que allí lo ha conseguido, pero en las cuevas de los Himalayas..., muy raramente, de tanto en tanto. Allí tendrás más problemas.

Mi sugerencia es: olvídate de la seriedad. Tómate la vida como algo divertido, tómate la vida como un juego. Disfrútala, vale la pena. Es un juego hermoso, es una gran oportunidad para aprender, para ver, para entender. Pero no te lo tomes en serio.

La vida no tiene un propósito. No está yendo a ningún lugar, no tiene un objetivo. ¡El viaje es la meta! el viaje es en sí mismo la meta.

Camina alegremente, lúdicamente, y entonces todo lo que haces será meditación. Cualquier acto hecho lúdicamente se vuelve meditativo. La meditación es una cualidad que surge naturalmente cuando estás disfrutando, sin ponerte serio. Sí, jugar a cartas puede ser meditativo, el juego, y los negocios también pueden serlo. Cualquier cosa se puede transformar en meditación. Lo único que hace falta añadir es un sentimiento lúdico y no serio. Entonces no te crea ninguna tensión, no te produce ningún estrés. Permaneces relajado. Aprende cómo estar relajado y Wall Street puede ser tan bueno como cualquier cueva de los Himalayas.

Y nunca te dejes engañar por los denominados santones espirituales indios que van trotando alrededor de América diciendo: «La India es el único país religioso». No dejes que te engañar; no es cierto. La India es en este momento uno de los países más materialistas de la tierra. Es un materialismo reprimido, reprimido profundamente. Tiene un rostro de religiosidad, pero detrás de ese rostro no encontrarás nada más que materialismo. No te dejes engañar por el rostro.

No estoy diciendo que no haya alguna gente religiosa; las hay, pero las hay en cualquier lugar. La religión de hecho no tiene nada que ver con Oriente y Occidente. Hay gente religiosa en cualquier lugar. Igual que la poesía no tiene nada que ver con Oriente y Occidente -hay poetas por todos lados-; la pintura no tiene nada que ver con Oriente y Occidente -hay pintores por todos lados-; el canto no tiene nada que ver con Oriente y Occidente -hay cantantes por todos lados-; amar no tiene nada que ver con Oriente y Occidente... Lo mismo ocurre con la religiosidad, hay gente religiosa por todos lados. Hay muy pocos, eso es verdad; es muy difícil encontrarlos, eso también es verdad, pero ningún país tiene el monopolio.

1 comentario:

Adriana Alba dijo...

Siempre gracias por compartir Marco.
Un cariñoso saludo.
Y te espero por mi ventana cuando gustes.

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