sábado, 9 de enero de 2016

LA MENTE Y TU BÚSQUEDA INTERNA

La mente se ha acostumbrado a mandarte y a dominarte. Siempre te presentará una lucha. Continuará siguiéndote, continuará encontrando los momentos débiles en los que te puede dominar en forma permanente.

Siempre que quieres hacer algo nuevo, siempre que quieres entrar en lo desconocido, la mente se resiste, la mente dice: No, eso no está bien. La mente encontrará mil y una racionalizaciones, y va a presentar una dura lucha. Eso es natural, así que no te preocupes por ello, tiene que ser así. Pero si persistes, llegarás a ser el que manda. Sólo se necesita perseverancia, persistencia.

Una vez que te has vuelto sensible al mundo que te rodea, tu sensibilidad puede dirigirse hacia dentro, hacia tu hogar interno. Es la misma sensibilidad con la que hueles la fragancia de una flor. Es la misma sensibilidad, que ahora ha sido dirigida hacia dentro. Con la misma sensibilidad vas a saborearte, a olerte, a verte, a tocarte.

Utiliza el mundo como un entrenamiento para la sensibilidad. Recuerda siempre: si te vuelves más y más sensible, todo va a ir absolutamente bien. No te embotes. Deja que todos tus sentidos se agudicen, que tu tono sea intenso, vivo, lleno de energía. Y no tenga miedo a la vida. Si tienes miedo a la vida, te vuelves insensible para que nadie pueda herirte.

Muchas personas vienen a mí y me dicen que les gustaría enamorarse de alguien, pero no pueden porque tienen miedo de ser rechazadas. Si alguien se les aproxima, se cierran llenos de miedo: Quién sabe, puede que la otra persona cree problemas. Quién sabe, puede que surja algún problema con la otra persona. Es mejor estar triste y solo que ser feliz con alguien, porque esa felicidad puede traer peligros.

Permitidme contaros una historia:

Harto de estar comprometido, decidió romper el compromiso de una manera diplomática.

-Cariño –dijo un día-, nunca estuvimos destinados a ser cónyuges. Nuestros temperamentos son demasiado diferentes. Sólo estaríamos riñendo y luchando.

-Amor mío –dijo ella-, estás equivocado. Nos amamos como dos tórtolos.

-De verdad, cariño, nunca estaremos de acuerdo, y siempre habrá fricción entre nosotros.

-No, será como Romero y Julieta. Yo seré una esposa perfecta y nunca discutiremos.

-Cariño, te digo que nunca va a haber más que disputas entre nosotros.

-Pero, corazón, te digo que...

-¿Lo ves? –gritó él-, ¿qué te decía? ¡Ya estamos peleándonos!

La gente tiene miedo. Si comienzan una relación, puede que los rechacen. Si comienzan una relación, puede que no den la talla. Si comienzan una relación, surgirá su realidad y caerán las máscaras. Tienen miedo porque la otra persona puede irse algún día, así que es mejor no relacionarse; si no, dolerá mucho. Así, se vuelven insensibles. Van por la vida con los ojos vendados, y luego preguntan: ¿Dónde está Dios? Dios está en todas partes. Necesitas ser sensible.

En las situaciones peligrosas, la meditación sucede, espontáneamente, por un solo momento. Volverás de nuevo, pero sucede de pronto. Estás conduciendo un coche y va a haber un accidente; y un momento, justo un momento antes, tomas conciencia de que ahora va a haber un accidente, tus frenos no funcionan, o el coche está resbalando. En ese momento se detienen todos los pensamientos. De pronto, estás en un estado de meditación, despierto, alerta.

En los monasterios zen, los discípulos meditan y el maestro va andando con una vara, su bastón. Y cada vez que ve a alguien abandonándose, durmiéndose, le golpea con fuerza en la cabeza. Una sacudida repentina... La energía se pone alerta, una vislumbre momentánea. A veces el satori ha sucedido de esa forma. El maestro golpea con fuerza; te estabas quedando casi dormido... trata de entenderlo. Cuando te estás quedando dormido, estás en el umbral. En ese umbral se abren dos puertas: una puerta va al sueño, la otra va al samadhi. Ese momento es muy significativo. Normalmente te dormirás, tu viejo hábito. Pero estás en el umbral, y si en ese momento se puede hacer que te vuelvas alerta y consciente, puede que tu vida vislumbre el satori el samadhi.

Patanjali, en Los sutras de yoga, también dice que dormir profundamente es como el samadhi, con sólo una diferencia: la consciencia no está allí. En el samadhi estás tan profundamente dormido como cuando duermes, pero estás alerta. Todo el mecanismo está dormido; el cuerpo, la mente, ambos están dormidos. Pero tú estás alerta. Así que a veces ha sucedido que un hombre fue golpeado en la cabeza por el maestro y se iluminó. Este es el látigo del zen.

La lucha va a ser difícil. Uno debería ser consciente de ello desde el mismo comienzo, para no descorazonarse durante el viaje. Va a ser difícil. La mente tiene una actitud muy negativa con respecto a tu búsqueda interna; está en contra. Y es mucho más fácil estar en contra de algo que a favor. Es mucho más fácil decir no que decir sí, la mente siempre dice no.

Me han contado algo acerca de un jurista. Clarence Darrow. Era un abogado criminalista muy notorio, famoso en todo el mundo.

Se había encontrado en la parte negativa de la discusiones desde que era joven. Y ahora iba a debatir con otro abogado.

-¿Estás familiarizado con el tema? –se le preguntó a Darrow.

-No –admitió Darrow.

-Entonces, ¿cómo vas a entrar en el debate?

-Es muy fácil –dijo Darrow-. Tomaré el lado negativo. Puedo argumentar en contra de cualquier cosa.

Es muy, muy fácil argumentar contra cualquier cosa. Decir que no le resulta muy fácil a la mente. Una vez que dices “sí”, las cosas se dificultan. “No” simplemente corta todo el asunto; no hay necesidad de continuar. Por ejemplo, si os digo: Mirad, estos árboles son hermosos, y si decís que sí, y os pregunto por qué -¿Por qué pensáis que son bellos? –va a ser muy difícil probarlo. Durante miles de años, los filósofos han estado pensando qué es la belleza y aún nadie ha podido definirla. Así que si pregunto por qué, estaréis en dificultades. Pero si hubierais dicho que no, entonces no habría problemas, porque ahora el problema se me presentará a mí, para probar que son bellos. Vosotros simplemente decís que no.

“No” es muy económico. “Si” es peligroso. Pero recuerda que cada vez que dices “no” te vuelves menos vital. Un hombre que va diciendo “no”, “no”, “no”, se vuelve más y más insensible. “No” es un veneno, estate alerta. Trata de decir “sí” más a menudo, incluso si resulta difícil, porque con el “sí” la mente perderá su control sobre ti. Con el “no”, el control será cada vez más fuerte.

Y la mente te va a seguir hasta el mismísimo final. Sólo al final mismo, justo un paso ante el templo de Dios, te deja la mente, nunca antes. Va siguiéndote.

La mente te seguirá persistentemente hasta el mismísimo final. Sólo se va en el último momento. Por eso la lucha es difícil, pero no imposible. Difícil, pero posible.
Y una vez que has alcanzado algo de la no mente, vez que cualquier cosa que has hecho no era nada comparada con lo que tienes. Sentirás como si no hubieras hecho nada, así de preciosa es la experiencia interna de encontrar tu propia energía, tu energía vital.

El hombre vive en un océano de energía, la misma energía dentro, la misma energía fuera. Has nacido de ella, vives de ella, te disolverás en ella. Y si te la sigues perdiendo, no es porque esté muy lejos, te la estás perdiendo porque está muy cerca. Te la estás perdiendo porque nunca la has perdido. Siempre ha estado ahí. Simplemente, hazte más sensible.

Dios no está separado de la vida. Estar vivo a la vida es estar vivo a Dios. Y esa es la única oración; toda las demás oraciones son caseras, hechas por el hombre. La sensibilidad es la única oración dada por Dios.

Dios no está escondido, pero tú vives con los ojos vendados. ¡No eres ciego! ¡Dios no se esconde! Es sólo que hay vendas sobre tus ojos... Esas vendas están hechas de pensamientos, deseos, imaginaciones, sueños, ficciones, todo ficciones.

Si puedes abandonar las ficciones, si puedes renunciar a las ficciones, de pronto estás en la realidad. Así que no os pido que renunciéis al mundo, os pido que renunciéis a los sueños, eso es todo. Renuncia sólo a lo que no tienes. Renuncia sólo a lo que no está realmente en tus manos; lo que simplemente imaginas que está ahí. Renuncia a tus sueños y la realidad está disponible.

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