sábado, 23 de julio de 2016

EL HASIDISMO

En primer lugar, la palabra «hasid» proviene de una palabra hebrea que significa pío, puro. Se deriva del nombre «hased» que significa gracia.

Esta palabra «hasid» es muy hermosa. Todo el fundamento del hasidismo se basa en la gracia. No es que tú tengas que hacer algo. La vida ya te está sucediendo; tan sólo guarda silencio, mantente pasivo, alerta, receptivo. Dios desciende por su gracia no por tu esfuerzo. Por eso el hasidismo no prescribe austeridades. El hasidismo cree en la vida, en la alegría. El hasidismo es una de las religiones mundiales que afirma la vida. No contiene renunciación alguna, no has de renunciar a nada; más bien has de celebrar. Se dice que el fundador del hasidismo, Baal-Shem decía, «He venido para enseñaros un nuevo camino. No es de ayuno, ni de penitencia y tampoco es de indulgencia, sino de regocijo en Dios».

El hasida ama la vida. Intenta vivir la vida. Esa misma experiencia de la vida comienza a darte un equilibrio y en ese estado de equilibrio, algún día, cuando estés plenamente equilibrado, sin inclinarte ni a un lado ni a otro, cuando estés exactamente en el medio, trascenderás. El medio es trascender, el medio es la puerta desde donde uno trasciende.

Si realmente deseas conocer lo que es la Existencia, no es ni la vida ni la muerte. La vida es un extremo la muerte es el otro extremo. Y exactamente en el punto medio donde no existe ni la muerte ni la vida donde uno es, simplemente no nacido, inmortal En ese momento de equilibrio, de balance, la gracia desciende.

Me gustaría que todos os volvierais hasidas, receptores de: la gracia. Me gustaría que aprendierais esta ciencia, este arte del equilibrio.

La mente escoge los extremos muy fácilmente; hay gente que indulge; se complacen en la sensualidad, en la sexualidad, en la comida, en las ropas, en las casas, en esto y en lo otro. Hay gente que tiende a la complacencia. Se inclinan demasiado hacia la vida, se caen, se derrumban. Luego hay esa otra gente que viendo a la otra gente caerse de esa cuerda floja que es la Existencia hacia la complacencia, hacia el abismo que es la indulgencia se asustan. Empiezan a inclinarse hacia el otro extremo. Renuncian al mundo escapan, a los Himalayas, escapan de la esposa, de los niños, del hogar, del mundo, del mercado y se esconden en los monasterios. Han elegido el otro extremo. La complacencia es la vida extrema; la renunciación es la muerte extrema.

Por eso hay algo de verdad en el comentario de Friedrich Nietzsche sobre el hinduismo, «El hinduismo es la religión de la muerte». Hay algo de verdad cuando Nietzsche dice que Buda se asemeja a un suicida. La verdad es ésta: que puedes ir de un extremo al otro.

Todo el enfoque hasida es no escoger extremo alguno, es permanecer sencillamente en el medio, asequible a ambos extremos y no obstante trascenderlos; sin estar identificado con ninguno, sin estar ni obsesionado, ni aferrado a ninguno. Simplemente mantenerse libre disfrutando de ambos. Si es la vida la que llega, disfruta de la vida. Si es la muerte la que llega, disfruta de la muerte. Si, por su gracia, Dios da la vida, el amor,... bien. Si El envía la muerte, también debe ser bueno. Es su regalo.

Baal-Shem está en lo cierto cuando dice, «He venido para enseñaros el gozo de Dios». El hasidismo es una religión de celebración. Es la flor más pura de toda la cultura judaica. El hasidismo es la fragancia de toda la raza judía. Es uno de los fenómenos más bellos habidos en la Tierra.

El hasidismo enseña la vida en comunidad. En un enfoque comunal. Se dice que el hombre no es una isla, que el hombre no es un ego. No debería ser un ego, no debería ser una isla. El hombre debería vivir una vida de comunidad.

El vivir en comunidad es vivir en amor, el vivir en comunidad es vivir es compromiso, ocupándote de los demás.

Hay muchas religiones que están muy, muy orientadas hacia el yo, que solamente piensan en el yo; que nunca piensan en la comunidad. Su único pensamiento es cómo me voy a liberar, cómo conseguir mi liberación, cómo puedo alcanzar el moksha, mi libertad, mi liberación, mi salvación. . Pero todo está precedido por el «mí», por el «yo». Y esas religiones tratan por todos los medios de abandonar el ego, pero todo su esfuerzo se basa en el ego. El hasidismo dice que si quieres dejar a un lado el ego, el mejor modo es vivir en una comunidad, es vivir con gente, preocuparte por la gente, de su alegría, de su tristeza, de su felicidad, de su vida, de su muerte. Crea un preocuparte de los demás, implícate y entonces el ego desparecerá por sí mismo. Y cuando el ego ha desaparecido, eres libre. El ego no puede ser libre; solamente hay un «liberarse del ego».

El hasidismo emplea la vida en comunidad como un artilugio. Los hasidas han vivido en pequeñas comunidades y han creado hermosas comunidades, muy alegres, con bailes y disfrutando de las pequeñas cosas de la vida. Convierten a las pequeñas cosas de la vida en sagradas. Hacen sagrados los pequeños hechos diarios: el comer, el beber. Todo adquiere la cualidad de la plegaria. Lo común de la vida deja de ser común, es insuflado con la gracia divina. .

Esta es la diferencia. Si ves a los monjes jainos sentados nunca los verás en hermandad. No es posible. Su enfoque es distinto. Cada monje jaino es una isla, pero los hasidas no son islas. Son continentes, en hermandad profunda.

Recuérdalo. La comunidad que me gustaría que creciera debería ser más hasida, menos como los monjes jainos, porque un hombre solo, encerrado en sí mismo, es algo feo. La vida está en el amor, la vida está en el fluir, en el dar y el tomar y el compartir.

Puedes ir a un monasterio jaino o a un templo jaino donde los monjes jainos están sentados. Simplemente observa. Verás como todo el mundo está encerrado en sí mismo, sin relacionarse. Eso es en lo que se esfuerzan: en no relacionarse. Todo el esfuerzo se centra en cómo desconectarse de toda relación. Pero cuanto más te desconectas de la comunidad y de la vida, más muerto estás. Es muy difícil encontrar a un monje jaino que esté todavía vivo. Y lo sé bien porque yo nací en una familia jaina y los he estado observando desde mi infancia, ¡Me quedaba asombrado ¿Qué calamidad puede haberles sucedido a esa gente? ¿Que es lo que fue mal? Están muertos. Son cadáveres. Si te acercas a ellos sin ningún prejuicio, sin pensar que son grandes santos, si simplemente vas, observando sin prejuicio alguno, te quedará sorprendido, anonadado", ¿Qué enfermedad, qué mal, ha afectado a esa gente? Están, neuróticos. Su preocupación por sí mismos se ha convertido en su neurosis.

La comunidad ha perdido completamente todo su significado para ellos, pero todo Significado está en la comunidad. Recuerda... cuando ames a alguien, no es solamente que le ames, es que al dar creces. Cuando el amor empieza a fluir entre tú y el otro, ambos resultáis beneficiados. Y en ese intercambio de amor vuestras potencialidades, se actualizan.

Así es como sucede la auto-realización. Ama más y serás más; ama menos y seras menos. Siempre serás en proporción a tu amor. La proporción en que amas es la proporción en que eres.

Ha de permitirse que la vida sea santificada, que sea consagrada. No es una cuestión de lo que hagas... puedes ir al templo; puedes ir a la mezquita, pero aun así puedes rezar como si no oraras. Depende de ti; depende de la cualidad que le confieras a tu oración. Puedes comer, puedes fumar, puedes beber y puedes hacer todas esas pequeñas cosas, esas cosas mundanas, con tal gratitud que se convertirán en oración.

Eso es muy difícil para la gente que tiene ideas fijas sobre la religión, la espiritualidad, pero a mí me gustaría que te volvieras más líquido. No tengas ideas fijas. Observa.

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