sábado, 3 de diciembre de 2016

LA SUPERCONSCIENCIA

Hay una gran necesidad de que la consciencia dé un giro desde el contenido al continente. En ciertas ocasiones, pueden emplearse los sueños. El revivirlos puede ser de utilidad. Si por la noche has tenido un sueño, el revivirlo por la mañana puede ser de gran ayuda porque por la noche estabas dormido. El sueño estaba allí, el mensaje estaba allí, el mensaje fue entregado por el inconsciente, pero el consciente estaba profundamente dormido. Es como si estuvieras borracho y alguien te llamara y tù descolgaras a duras penas el teléfono y escucharas, pero sin poder recordar exactamente cuál era el mensaje porque estabas borracho. El mensaje fue entregado; el inconsciente entregó un determinado mensaje; esto es lo que es un sueño: un mensaje empaquetado enviado por el incons¬ciente diciéndote que estás haciendo algo mal, que estás yendo contra natura, de que vas en contra de ti mismo. Es una advertencia del inconsciente de que ya es suficiente, ¡detente! Regresa a casa, sé natural, sé más espontáneo. No te pierdas en formalidades y moralidades sociales y no seas falso. Sé real.

El mensaje ha sido entregado, pero estabas dormido y por la mañana no puedes recordarlo con exactitud. ¿Te has dado cuenta? Cuando te levantas por la mañana, durante unos segundos algunos fragmentos del sueño flotan en la consciencia; solamente durante unos pocos segundos, no más de treinta segundos o, como máximo, unos sesenta segundos, un minuto. Después desaparecen. Te has lavado la cara, has tomado una taza de café, has acabado con la noche; ahora no recuerdas nada. E incluso, cuando te despiertas por la mañana, solamente quedan algunos restos, pocos. Son retales del sueño. Cuando sueñas, lo haces de determinada forma: empiezas a soñar a las cinco de la madrugada, te sumerges en él, y a las seis te despiertas. Eso es la parte final del sueño, como si hubieras estado mirando una película y solamente hubieras estado despierto en la parte final. De modo que te acuerdas de la parte final del sueño, no del principio, no del medio. Entonces has de ir contracorriente. S¡ quieres recordar el sueño has de ir en orden inverso como si estuvieras leyendo un libro hacia atrás. Es muy difícil.

Me contaron:

Mientas se acostaba en su lecho de muerte, le dijo, «Sara, quiero que sepas, antes de que muera, que Ginsburg, el sastre, me debe doscientos dólares, y que Moms; el carnicero, me debe cincuenta dólares, y que KIein, el vecino, me debe trescientos dólares».

Su esposa se dirigió a los niños y les dijo, «¡Qué hombre tan maravilloso es vuestro padre! Incluso muriéndose posee la suficiente cabeza como para recordar quién le debe dinero».

El anciano continuo, «Y, Sara, también quiero que sepas que le debo cien dólares al señor de la finca».

A lo cual la esposa gritó, «¡Oh, oh! Está delirando».

Lo que quieres oír es lo correcto. Si no, Oh, oh! Inmediatamente te desconectas.

Recordarás el sueño. Has de entender el mecanismo. El sueño, en algunas ocasiones, es un mensaje del inconsciente al consciente porque el consciente está haciendo algo que el inconsciente siente que es innatural. Y el inconsciente siempre está en lo correcto, recuérdalo. El inconsciente es tu naturaleza. El consciente es cultivado por la sociedad, es un condicionamiento. El consciente significa la sociedad dentro de ti. Es un truco de la sociedad. El consciente está haciendo algo que el inconsciente percibe que es totalmente anti-natural, de modo que el inconsciente desea enviar una señal. Por la mañana, al recordar, de nuevo recordarás desde el consciente, de nuevo el consciente interferirá. Cualquier cosa que esté en su contra, no la permitirá. Todo aquello que sea dulce, será permitido. Pero eso no vale. La parte amarga es el verdadero mensaje.

Pero inténtalo. Lo que se hace en el psicodrama puede ser de utilidad. Mejor que recordar un sueño, es revivirlo. Y son cosas diferentes. Cuando recuerdas, recuerdas desde el consciente; cuando revives, revives desde la totalidad. Al revivirlo es más probable que el inconsciente sea, de nuevo, capaz de dar algún mensaje.

El recordar es una cosa. Puedes cerrar los ojos y recordar el sueño como si estuvieras viendo una película, un film. El revivir es algo totalmente diferente. Creas toda la situación, visualizas la situación al completo. No es un sueño en una pantalla; lo revives.

No sucede en la pantalla de la memoria; lo estás reviviendo. Y a través de la sensibilidad del gusto, del tacto, el aire, el sentir la calidez, la frialdad, el verdor, el colorido, de nuevo se vuelve real. De nuevo el inconsciente empezará a darte mensajes. Pueden ser de un tremendo valor.

Pero existe un límite. Trata de entenderlo así, pero siempre recuerda que tanto si el sueño se sueña por la noche como si revive durante el día, es un sueño. Y bajo el inconsciente, o más allá del inconsciente hay otra puerta de tu ser que ha de ser abierta.

Freud y los freudianos sospechaban que el hombre acaba con el consciente y el inconsciente. El hombre no acaba con el consciente y el inconsciente; también hay un elemento de superconsciencia y es más auténtico.

Por eso no creas que el consciente es la única mente. Antes de Freud se creía que el consciente era la única mente. Cuando Freud introdujo el concepto del inconsciente por primera vez, se rieron de él, le ridiculizaron, porque la gente decía, «¡Que tontería! ¿Cómo va a ser la mente, inconsciente? La mente quiere decir consciencia. Si es inconsciente, no es mente; si es mente, es consciente». Desde luego que gramaticalmente estaban en lo cierto y que su lenguaje era cierto, pero existencialmente estaban equivocados. Y poco a poco, Freud venció. La verdad siempre se impone.

Ahora, se ha introducido otro nivel en el mundo de la psicología. Este nivel es el del superconsciente. Los psicólogos estarán de nuevo en su contra. Dirán, «¿De qué tonterías estáis hablando? Estáis introduciendo la religión en la psicología. ¡A duras penas nos hemos librado de la religión y ahora la traéis de nuevo por la puerta de atrás!» Pero no puedes librarte de la religión; la religión no es algo accidental. Es muy esencial. Has de reconocerlo. Y has de reconocer lo que sostiene.

El hombre, es consciente, inconsciente y superconsciente. El hombre es una trinidad. Ese es el significado del concepto de la trinidad en el cristianismo, en el judaísmo. En Oriente tenemos el concepto de trimurti, las tres caras de dios, las tres caras del ser. El hombre es un triángulo. Se ha de recordar la tercera parte.

Alguna gente se pregunta: Para la gente que ha estado tan cegada por mentiras y engaños en el estado de despierto, ¿puede ser que el recordar los sueños, el revivirlos y experimentarlos de nuevo estando despiertos, sea un método útil?» Sí, es un método útil, pero con posibilidades limitadas y mejor que recordar, enfatiza el revivir.

Se preguntan también: «¿Puede ser el primer paso en el camino de una verdad y una consciencia superior?» Ciertamente, pero solo el primer paso. Hay mucha gente que se pierde en el primer paso y que nunca emprenden el segundo. De modo que el primero resulta inútil. A menos que se dé el segundo, el primero carece de sentido. Solamente con el segundo, el primero adquiere relevancia. Y solamente cuando has alcanzado la meta, se vuelve relevante tu viaje. De otro modo permanece irrelevante; la relevancia es trascendental.

Por eso, primero revive tus sueños. Será de ayuda, te hará estar màs alerta. Y luego, incluso cuando estés soñando, incluso cuando estés reviviéndolo o cuando estés despierto, caminando por la calle en el estado corriente de vigilia, empieza a verte a ti mismo como un testigo, no como un participante. Como un observador. El espectador, el observador, el que ve, el testigo, es el auténtico paso que te llevará a la realidad. Está más allá del soñar.

Los sueños pueden ser útiles, para que la presa de los sueños sobre tu mente se afloje, pero el verdadero paso solamente se da cuando has empezado a volverte observador. Inténtalo durante todo el día. Hagas, lo que hagas, recuerda que eres el observador. Caminando... recuerda que el cuerpo está caminando; tú eres el observador. Comiendo... recuerda que el cuerpo está comiendo; tú eres el testigo. Si sigues con ello durante todo el día, un día, de pronto veras que en el sueño también el observador tiene, una pequeña posibilidad. Y cuando puedas recordar que «Yo soy solamente el observador» durante el sueño, entonces el sueño desaparece. Entonces, con la desaparición de los sueños, una nueva consciencia surge en ti. Esa consciencia es la que yo llamo la superconsciencia. Y esa consciencia es la meta de la psicología de los Budas.

No hay comentarios:

Buscar este blog