sábado, 25 de marzo de 2017

CÒMO SUPERAR LAS ATADURAS

El amor de relación es dos cosas. Es emociòn y dolor, es agonía y es éxtasis; porque el amor es el encuentro de la tierra y el cielo, de lo conocido y lo desconocido, de lo visible y lo invisible.

El amor es el límite que separa la materia y la consciencia, el límite entre lo más bajo y lo más elevado. El amor tiene raíces en la tierra que son su dolor, su agonía. Y el amor tiene sus ramas en el cielo que son su éxtasis.

El amor no es un fenómeno simple, es dual. Es un acuerdo tirante entre dos polaridades. Tendrás que comprender estas dos polaridades: una es el sexo, la otra es la oración. El amor es la cuerda tirante entre el sexo y la oración; parte de él es sexo y parte oración.

La parte sexual tiene necesariamente que traer muchas miserias, la parte que pertenece a la oración traerá muchas alegrías. Por eso es difícil renunciar al amor, porque uno tiene miedo de que se renuncie también a las alegrías que vienen con él. Uno tampoco es capaz de estar totalmente en él, porque todos esos dolores te recuerdan una y otra vez que renuncies a él. Esta es la miseria del amante: el amante vive en una tensión, tirante.

Es el problema básico de todos los amantes, porque el amor trae muchas espinas y muchas flores, y ambas vienen juntas. El amor es un rosal. Uno no quiere esas espinas, a uno le gustaría que el rosal fuera todo flores, sin espinas; pero vienen juntas, son aspectos de una misma energía.

Pero yo no estoy diciéndote que renuncies a eso que llamas amor, no te estoy diciendo que te separes. Lo que te estoy diciendo es: hazlo más y más una oración. Mi enfoque es el de la transformación, no el de la renuncia. Has debido malinterpretarme. Yo no estoy en contra del sexo, sino a favor de hacer del sexo una oración. Lo más bajo puede ser poseído por lo más elevado, entonces el dolor desaparece.

¿Qué dolor hay en la sexualidad? Te recuerda tu animalidad; ese es su dolor. Te recuerda el pasado, te recuerda tu límite biológico, te recuerda que no eres libre, que estás bajo la esclavitud de los instintos dados por la naturaleza; que tus hilos son manejados por la naturaleza, que eres tan sólo una marioneta en manos de lo desconocido, de fuerzas inconscientes.

El sexo se siente como una humillación. En el sexo sientes que estás perdiendo tu dignidad, de ahí el dolor. Además la satisfacción es tan momentánea…; más tarde o más temprano cualquier persona inteligente se da cuenta de que la satisfacción es momentánea y seguida de largas noches de dolor.

El éxtasis es como una brisa, viene y se va, te deja en un estado desértico, profundamente frustrado, decepcionado. Has tenido muchas esperanzas; tu parte instintiva te ha prometido muchas cosas, y no ha cumplido ninguna.

De hecho, el sexo es una estrategia de la naturaleza para perpetuarse a sí misma. Es un mecanismo que te mantiene reproduciéndote; si no, la gente desaparecería. Imagínate una humanidad donde el sexo no fuera un instinto y tú fueras libre, donde entrar en el sexo o no, fuera tu elección. Entonces todo este asunto parecería absurdo y ridículo. Imagínate: si no hubiera fuerzas instintivas tirando de ti, no creo que nadie estuviera dispuesto a entrar al sexo. Nadie va por voluntad propia; uno va a él reluctante, resistiéndose.

Si el sexo se dejara a la libre elección no creo que la gente fuera a él. Hay razones por las que la gente hace el amor ocultándose del público, de los demás; porque parece muy ridículo. Al hacer el amor en público sabrás que los demás verán lo ridículo que es; tú mismo sabes que lo es. Uno siente que está cayendo por debajo de la humanidad; ese es el gran dolor, eres arrastrado hacia atrás.

Pero trae algunos momentos de pureza total, de gozo e inocencia. Trae algunos momentos de intemporalidad, donde de repente no hay tiempo. También trae momentos en los que el ego desaparece, en esos momentos de profundos espasmos orgásmicos se olvida el ego. Te trae algunos destellos de Dios, de ahí que no se pueda renunciar a él.

La gente ha tratado de renunciar al sexo. A través de los tiempos los monjes han tratado de renunciar a él, por la simple razón de que es muy humillante, de que va muy en contra de la dignidad de los seres humanos. Estar bajo el impacto de un instinto inconsciente es deshumanizador, desmoralizador. Los monjes han renunciado a él, han dejado el mundo, pero con él también ha desaparecido toda la alegría de sus vidas. Se han vuelto muy serios y tristes, suicidas. Ahora no le ven significado a la vida, toda la vida pierde su sentido. Entonces simplemente esperan que llegue la muerte y se les lleve.

Es un problema muy delicado; ¿cómo resolverlo? Los monjes no han sido capaces de hacerlo. Por el contrario, crearon muchas perversiones en el mundo. Todas las perversiones que vuestros mal llamados santos han condenado, han sido creadas por ellos mismos. La primera idea de homosexualidad surgió en los monasterios, porque mantenían a los hombres juntos, distantes y separados de las mujeres, y mantenían a las mujeres juntas, distantes y separadas de los hombres.

Hay monasterios católicos donde no ha entrado mujer alguna desde hace mil años. Ni a una niña de seis meses se le permite. La sola idea parece horrible; esos frailes deben ser realmente peligrosos; ni siquiera a una niña de seis meses se le permite entrar en el monasterio. ¿Qué muestra esto? ¡Qué miedo! ¡Qué paranoia!

Naturalmente los frailes empezaron a tener contacto entre ellos, entonces el instinto creó maneras nuevas, inventó perversiones; se volvieron homosexuales. La homosexualidad, en muchos casos, es una consecuencia de la religión, la religión le ha dado al mundo muchas cosas; la homosexualidad es una de ellas. Toda clase de perversiones…

Ahora no se oye hablar de mujeres haciendo el amor con el diablo; ¡de repente el diablo parece haber perdido todo interés por las mujeres! El diablo no existe. Pero si mantienes a las mujeres separadas de toda posibilidad de enamorarse, de estar enamoradas, la mente empezará a crear sus propias proyecciones, y por supuesto estas proyecciones serán muy, pero muy animadas.

Así que, los frailes y las monjas no han sido capaces de resolver el problema, por el contrario lo han liado aún más. Y la persona mundana, la sensual, la persona indulgente, tampoco ha sido capaz de resolverlo: vive miserablemente; toda su vida es un sufrimiento. Sigue esperando, va de una esperanza a otra esperanza, y sigue fracasando, poco a poco una gran desesperación se pose en su ser.

Mi forma de ver las cosas no es de este mundo ni del otro.

Mi forma de ver las cosas no es rechazarlas sino usarlas.

Mi comprensión es que cualquier cosa que se te dé es preciosa. Puede que conozcas su valor o puede que no, pero es preciosa; si no fuera así, la existencia no te la hubiera dado. Así que tienes que encontrar maneras de transformarla. Debes procurar que hacer el amor sea más como una oración, tienes que hacer que tu sexo sea más amoroso. Poco a poco el sexo tiene que transformarse en una actividad sagrada, tiene que ser elevado.

Es mejor que tú tires del sexo hacia arriba, a que el sexo te empuje a ti hacia abajo, el fango de la animalidad.

La misma energía que te empuja hacia abajo, puede tirar de ti hacia arriba, y esa misma energía puede darte alas. Tiene un poder tremendo; es ciertamente la fuerza más poderosa del mundo. Porque toda vida surge de ella. Si puede dar a luz a un niño, a una nueva vida, si puede traer una nueva vida a la existencia, te puedes imaginar su potencial: te puede traer una vida nueva a ti también. Igual que puede traer un nuevo niño al mundo, puede darte un nuevo nacimiento.

Y eso es lo que Jesús quiere decir cuando le dice a Nicodemus: “A menos que vuelvas a nacer otra vez, no podrás entrar en el reino de Dios”; a menos que vuelvas a nacer otra vez, a menos que seas capaz de darte a luz a ti mismo, con una nueva visión, con una nueva cualidad de tus energías, con una nueva afinación en tus instrumentos. Tus instrumentos contienen una gran música, pero tienes que aprender a tocarlos.

El sexo tiene que transformarse en un gran arte meditativo. Esa es la contribución del tantra al mundo. La contribución del tantra es la mayor, porque te da claves para transformar lo más bajo en lo más elevado. Te da las claves para transformar el fango en flores de loto. Es una de las ciencias más grandes que han existido; pero por los moralistas, los puritanos y los mal llamados religiosos el tantra no ha podido ayudar a la gente. Se han quemado sus escrituras, miles de maestros de tantra han sido asesinados, quemados vivos. Toda la tradición ha sido casi destruida, se les ha forzado a esconderse…

Pero los estúpidos políticos y sacerdotes han estado siempre conspirando. No quieren que la gente se transforme, porque entonces ya no estaràn bajo su dominio. La gente que se transforma se vuelve independiente, libre; la gente que se transforma se vuelve tan consciente y tan inteligente que puede ver a través de todos los juegos de los políticos y los sacerdotes. No siguen a nadie; empiezan a vivir un tipo de vida totalmente diferente; no la vida de la masa, sino la del individuo. Se convierten en leones, dejan de ser corderos.

El interés de los políticos y los sacerdotes es que todo ser humano siga siendo un cordero. Sólo entonces pueden ser sus pastores, sus líderes, grandes líderes. Gente mediocre y estúpida aparentando ser grandes líderes; pero esto sólo es posible si toda la humanidad permanece en un nivel de inteligencia muy bajo, si se la mantiene reprimida.

Hasta ahora, sólo se han hecho dos experimentos. Uno ha sido el de la indulgencia, que ha fracasado, el cual se está probando otra vez en occidente y va a fracasar, fracasar rotundamente. Y el otro, el de la renunciación, que se ha probado en Oriente, y también en Occidente por el cristianismo. Este también ha fracasado rotundamente.

Se necesita un nuevo experimento y se necesita urgentemente. El hombre está hecho un lío, en una gran confusión. ¿Dónde ir? ¿Qué hacer con uno mismo?

Yo no estoy diciendo: renuncia al sexo. Estoy diciendo: transfórmalo. No tienes que ser sólo biológico; añádele un poco de espiritualidad. Mientras hagas el amor, también medita. Cuando hagas el amor, hazlo con más devoción. El amor no debería ser sólo un acto físico; pon tu alma en él.

Entonces, poco a poco, el dolor empieza a desaparecer y la energía contenida en el dolor se libera y se vuelve más y más una bendición. Entonces, la agonía se transforma en éxtasis.

La gente realmente desgraciada es aquella que nunca se ha enamorado y nunca ha sufrido; no han vivido en absoluto. Enamorarse y sufrir enamorado es bueno. Es pasar a través del fuego; purifica, te da visión, te pone más alerta. Este es el desafío que hay que aceptar.

No está en mi mano cambiar la naturaleza de las cosas; simplemente estoy declarando un hecho. Si estuviera en mi mano me hubiera gustado que encontraras la satisfacción definitiva en el amor. Pero no es así.

Es una ley fundamental de la vida que al que llamas amor te lleve hacia más y más profundas insatisfacciones. En definitiva, el amor trae tal descontento que empiezas a desear al amado supremo, Dios; empiezas a buscar la relación amorosa Suprema.

Sannyas es la relación amorosa suprema: la búsqueda de Dios, la búsqueda de la verdad. Es sólo posible cuando has fracasado muchas veces, amado y sufrido, y cada sufrimiento te ha traído más y más consciencia, más y más comprensión. Un día llega el reconocimiento de que el amor puede darte unos pocos destellos, y esos destellos están bien, son destellos de Dios; pero sólo te puede dar destellos; más que eso no es posible. Hasta eso es demasiado; pero sin esos destellos tú nunca buscarías a Dios.

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