sábado, 20 de mayo de 2017

QUÈ ES EL EGO

El centro del hombre no está separado del centro del todo. Sólo hay un centro en la existencia: antiguamente se llamaba Tao, Dhamma, Dios. Ahora estas palabras se han quedado anticuadas; podéis llamarlo verdad. Sólo hay un centro en la existencia. No hay varios centros, de no ser así el Universo no sería realmente un Universo, sería un multiverso. Es una unidad, por eso se le llama “Universo”; sólo tiene un centro.

Pero hay que meditar un poco acerca de esto. Ese centro es mi centro, tu centro, tu centro, el centro de todo el mundo. Ese centro no significa que tú no tengas centro, ese centro significa que tú no tienes un centro separado. Dicho en otras palabras: puede haber muchos círculos concéntricos sobre un centro, muchos. Si tiras una piedra a un lago en calma, en el lugar donde caiga la piedra surgirá un centro y luego multitud de círculos concéntricos que se expandirán hasta llegar a la otra orilla; miles de círculos concéntricos, pero todos tienen el mismo centro.

Cada uno puede reclamar ese centro como suyo propio. Y de alguna manera es su centro, pero no es sólo suyo. El ego surge con la existencia: “El centro es mío, separado. No es tu centro, es mi centro; forma parte de mí”. La idea de un centro separado es la raíz del ego.

Cuando un niño nace, viene sin un centro propio. Durante nueve meses en el vientre de la madre funciona con el centro de la madre como si fuera el suyo; él no está separado. Luego nace. Entonces, pensar que uno tiene un centro separado es algo práctico; de no ser así la vida sería muy difícil, casi imposible. Para sobrevivir y luchar por la supervivencia, todo el mundo necesita una cierta idea de quién es. Y nadie tiene la más mínima idea. De hecho nadie puede jamás tenerla, porque en lo más profundo de ti eres un misterio. No puedes tener la más mínima idea. En lo más profundo de ti no eres individual, eres universal.

Es por eso que si le preguntas a Buda: “¿Quién eres tú?”, se queda en silencio, no contesta. No puede, porque ahora ya no está separado. Él es el todo. Pero en la vida cotidiana hasta Buda tiene que usar la primera persona. Si tiene sed tiene que decir: “Tengo sed. Ananda, tráeme un poco de agua, tengo sed”.

Para ser exactamente correctos, él debería decir: “Ananda, trae un poco de agua. El centro universal tiene un poco de sed”. Pero sonaría un poco raro. Y decir una y otra vez: unas veces el centro universal tiene hambre, otras el centro universal tiene un poco de frío, otras el centro universal está cansado; sería innecesario, absolutamente innecesario. Así que siguió utilizando la vieja y significativa primera persona. Es muy significativa; a pesar de ser una ficción es muy significativa. Pero muchas ficciones son significativas.

Por ejemplo, tú tienes un nombre: eso es una ficción. Vienes sin nombre, no traes ninguno contigo, el nombre se te ha dado. Luego, por la constante repetición empiezas a identificarte con él. Hasta en sueños reconocerías tu nombre; ha llegado hasta el inconsciente, se ha ido infiltrado poco a poco. Pero es una ficción.

Pero cuando digo que es una ficción no quiero decir que sea innecesaria. Es una ficción necesaria, es útil; si no ¿cómo te vas a dirigir a la gente? Si le quieres escribir una carta a alguien, ¿a quién se la vas a escribir?

Una vez un niño le escribió una carta a Dios. Su padre había muerto, su madre estaba enferma y no tenían dinero, así que le pidió a Dios cincuenta rupias.

Cuando la carta llegó a la oficina de correos estaban desconcertados; ¿qué hacer con ella?, ¿dónde mandarla? Iba dirigida simplemente a Dios. Así que la abrieron; se sintieron conmovidos por el niño y decidieron hacer una colecta y mandarle el dinero. Reunieron algo de dinero; el niño había pedido cincuenta rupias pero ellos habían podido recoger sólo cuarenta.

Llegó otra carta, también dirigida a Dios, el niño había escrito: “Querido señor, por favor, la próxima vez que mandes dinero, dámelo directamente a mí, no me lo mandes por correo. Se han quedado su comisión; diez rupias”.

Sería muy difícil si nadie tuviera nombre. Aunque en realidad nadie tiene nombre, aún así, es una bonita ficción, de gran ayuda.

Necesitas un nombre por el que los demás te puedan llamar, lo necesitas para llamarte a ti mismo, pero es una ficción. Si profundizas en ti mismo descubrirás que el nombre desaparece, la idea del yo desaparece; solo queda un puro siendo, estando, existencia, ser.

Y ese ser no está separado, no es tuyo ni mío; ese ser es el ser de todo. Las piedras, los ríos, las montañas, los árboles, está todo incluido. Incluye todo, no excluye nada. Todo el pasado, todo el futuro, este inmenso Universo, está incluido en él. Cuanto más profundices en ti, te irás dando más y más cuenta de que no existen las personas, de que los individuos no existen; lo que existe entonces es una pura universalidad. En la circunferencia tenemos nombre, ego, identidad. Cuando saltamos desde la circunferencia al centro, todas esas identidades desaparecen.

El ego es tan sólo una ficción útil.

Utilìzalo, pero no te dejes engañar por él.

Al no estar iluminados, ¿funcionamos siempre a través del ego o hay momentos en que nos liberamos de él?

Hay momentos en que os libráis de él, porque es una ficción. Pero por ser una ficción, sólo puedes permanecer si tú la mantienes. Una ficción necesita un gran mantenimiento. La verdad no necesita que se la mantenga, esa es la belleza de la verdad. ¿Pero una ficción? Tienes que pintarla continuamente, repararla aquí y allá, está continuamente derrumbándose. Cuando te las arreglas para repararla por un lado, empieza a derrumbarse por el otro.

Y eso es lo que la gente hace toda su vida, trata de hacer que la ficción parezca realidad. Ten más dinero, así podrás tener un ego más grande, un poco más sólido que el de un hombre pobre. El ego del hombre pobre es delgado; no puede permitirse un ego más grueso. Hazte primer ministro o presidente de un país y tu ego se inflará en extremo. Entonces no caminarás sobre la tierra.

Toda nuestra vida, la búsqueda del dinero, poder, prestigio, esto y aquello, no es otra cosa que la búsqueda de nuevas propiedades, la búsqueda de nuevas ayudas para mantener como sea las ficciones. Y todo el tiempo sabes que la muerte llega. Hagas lo que hagas, la muerte lo destruirá. Pero uno todavía sigue esperando contra toda esperanza; puede que todos los demás mueran, pero no tú.

Y en un sentido es verdad. Tú siempre has visto morir a otra gente, nunca te has visto morir a ti mismo, también parece verdad, lógico. Esta persona muere, aquella persona muere, pero tú nunca mueres. Tú siempre estás ahí para sentir pena por ellos, siempre vas con ellos al cementerio a darles el último adiós, pero luego te vuelves a casa.

No te dejes engañar por esto, porque a toda esa gente le pasaba lo mismo. Y no hay excepciones. La muerte llega y se lleva todas las ficciones, tu nombre tu fama. La muerte llega y simplemente lo borra todo; no queda ni huella. Hagamos lo que hagamos nuestra vida no será otra cosa que escritura en el agua; ni siquiera en la arena, en el agua. Ni siquiera lo has escrito, y ya ha desaparecido. No puedes ni leerlo, ha desaparecido.

Pero seguimos tratando de hacer castillos en el aire. Por ser una ficción, necesita un constante mantenimiento, un constante esfuerzo, noche y día. Y nadie puede prestar tanta atención las veinticuatro horas del día. Así que algunas veces, aún a pesar de ti, hay momentos en los que tienes destellos de realidad, sin que el ego funcione como barrera. Cuando la pantalla del ego no está, hay momentos; recuerda, a pesar de ti. Todo el mundo tiene esos momentos de vez en cuando.

Por ejemplo, cada noche cuando te duermes profundamente, y el sueño es tan profundo que no puedes ni soñar, entonces no se encuentra el ego; todas las ficciones desaparecen. Dormir profundamente, sin soñar, es como una pequeña muerte. En sueños todavía hay una posibilidad de que te las arregles para recordarlo. La gente se las arregla para mantener su ego hasta en sueños.

Es por eso que el psicoanálisis trata de profundizar en los sueños, porque hay menos posibilidades de mantener la identidad; se pueden encontrar más agujeros. Durante el día estás muy alerta y en guardia, siempre con un escudo para proteger tu ego. En sueños algunas veces te olvidas. Pero los que han estudiado los sueños dicen que hasta cuando duermes la protección permanece; se vuelve un poco más sutil.

Pero cuando se duerme sin soñar el ego desaparece completamente, porque cuando no se piensa, no se sueña, ¿entonces cómo puedes mantener una ficción? Pero el sueño sin sueños es muy corto; no dura más de dos horas en un sueño saludable de ocho. Pero sólo esas dos horas son revitalizantes. Si duermes dos horas profundamente sin sueños, por la mañana estás nuevo, fresco, vivo. La vida recupera su encanto, el día parece un regalo. Todo parece ser nuevo, porque tú eres nuevo. Y todo parece ser maravilloso porque tú estás en un espacio maravilloso.

¿Qué pasa en esas dos horas que caes en sueño profundo? el ego desaparece. Y la desaparición del ego te revitaliza, te rejuvenece. Con la desaparición del ego, aún en profunda inconsciencia, tienes una experiencia de Dios.

Pantajali dice que no hay tanta diferencia entre dormir sin sueños, y el estado definitivo de ser un Buda; no hay tanta diferencia, no obstante hay una diferencia. La diferencia es la consciencia. En el sueño sin sueños eres inconsciente, en samadhi eres consciente. Pero el estado es el mismo: vas hacia Dios, vas hacia el centro universal. Desapareces de la circunferencia y vas al centro. Y tan sólo ese contacto con el centro te rejuvenece.

La gente que no puede dormir es muy desgraciada, verdaderamente desgraciada. Ha perdido la fuente natural que les conecta con Dios. Ha perdido el puente natural hacia lo universal; se ha cerrado una puerta.

En este siglo se sufre por primera vez de insomnio. Hemos cerrado todas las puertas; ahora cerramos la última puerta, la puerta del sueño. Esa parece ser la última desconexión con la energía universal; el mayor de los peligros. Y ahora hay idiotas en el mundo que escriben libros, y además con una perspicacia muy lógica, diciendo que no se necesita dormir en absoluto, que es una pérdida de tiempo. Tienen razón, es una pérdida de tiempo. Para la gente que piensa en términos de dinero y trabajo: los adictos al trabajo, para ellos es una pérdida de tiempo.

Igual que ahora existe Alcohólicos Anónimos, pronto tendremos Adictos al Trabajo Anónimos. Gente que está obsesionada con el trabajo, que tiene que estar moviéndose continuamente. No pueden descansar, no pueden relajarse. Hasta cuando se mueran estarán haciendo una cosa u otra.

Esa gente ahora sugiere que dormir es innecesario. Sugieren que dormir es una innecesaria resaca del pasado. Dicen que en el pasado, cuando no se conocía el fuego ni la electricidad, la gente tenía que dormir por necesidad, pero que ahora no hay necesidad. Es tan sólo un viejo hábito absorbido durante millones de años, que se tiene que abandonar. Tienen la idea de que en el futuro no se dormirá.

Debido a que el ego es una ficción, algunas veces desaparece. El mejor momento es cuando se duerme sin sueños. Así que date cuenta de que dormir es muy valioso; no te lo pierdas por ninguna razón. Poco a poco haz del sueño una cosa regular. Porque el cuerpo es un mecanismo, si sigues patrones regulares de sueño será más fácil para el cuerpo, y para la mente será más fácil desaparecer.

Vete a la cama a la misma hora exactamente. No lo tomes al pie de la letra; ¡si un día te acuestas tarde no vas a ir al infierno! Tengo que ser cauto, porque hay algunas personas obsesionadas con la salud. Su única enfermedad es estar continuamente pensando en la salud; si dejaran de pensar en ello estarían totalmente sanos. Pero si puedes hacer que el sueño sea regular, acostándote y levantándote más o menos a la misma hora todos los días; el cuerpo es un mecanismo, la mente también, y a su debido tiempo simplemente cae en ese estado en el que no hay sueños.

Viendo una flor de loto en el lago, o el atardecer, o un pájaro en el aire; cualquier cosa que provoque tu sensibilidad interior, cualquier cosa que durante un momento te posea tan profundamente que te olvides de ti mismo, que seas y a la vez no seas, que te abandones a ti mismo; entonces también, el ego se desprende. Es una ficción con la que hay que cargar. Si la olvidas por un momento, se desprende.

Y es bueno que se desprenda por algunos momentos y puedas tener un destello de lo verdadero y lo real. Si la religión no ha muerto es debido a esos destellos. No a los sacerdotes; ellos han hecho todo lo posible por destruirla. No es debido a los mal llamados religiosos, los que van a las iglesias, las mezquitas y los templos. No son en absoluto religiosos, están fingiendo.

La religión no ha muerto debido a esos momentos que le ocurren más o menos a casi a todo el mundo. Date más cuenta de ellos, absorbe más el espíritu de esos momentos, crea más espacios para que esos momentos ocurran. Esta es la verdadera forma de encontrar a Dios. No estar en el ego, es estar en Dios.

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