sábado, 24 de junio de 2017

LA CONSCIENCIA COMO GUIA DE NUESTRAS ACCIONES

Sólo aquello que no puede hacerse sin consciencia es pecado. Aquello que solamente puede hacerse a través de la consciencia es virtud. Es imposible cometer un asesinato si eres consciente; si eres consciente, se vuelve absolutamente imposible ser violento. Es imposible violar, robar o torturar; si hay consciencia se vuelve imposible. Solamente cuando prevalece la inconsciencia, en la oscuridad de la inconsciencia, entran en ti toda clase de enemigos.

Buda dijo: “Si en una casa la luz está encendida, los ladrones la evitan: y si el vigilante está despierto, los ladrones ni lo intentarán”. Y si dentro de la casa hay gente hablando y moviéndose y todavía no se han dormido, los ladrones no pueden entrar, ni siquiera pensarlo.

Exactamente igual ocurre contigo: eres una casa sin luz. El estado ordinario del hombre es de funcionamiento mecánico: Homo mecanicus. Lo único que tienes de hombre es el nombre; de otra forma, eres sólo una máquina muy preparada y hábil, y cualquier cosa que hagas te saldrá mal. Recuerda, no estoy diciendo cualquier cosa; ni siquiera tus virtudes serán virtudes si eres inconsciente. ¿Cómo puede ser virtuoso cuando eres inconsciente? Detrás de tu virtud habrá un ego grande, enorme; tiene que ser así. ¡Hasta tu santidad practicada y cultivada con gran trabajo y esfuerzo será inútil! Porque no traerá consigo simplicidad, ni humildad, ni la gran experiencia de lo divino, que sólo ocurre cuando el ego desaparece. Vivirás una vida tan respetable como la de un santo, pero tan pobre como la de todo el mundo: interiormente estará podrida, interiormente será una existencia sin sentido. Esto no es vida, solamente vegetar. Tus pecados serán pecados y tus virtudes también serán pecados. Tu moralidad será inmoralidad y tu moralidad también será inmoralidad.

Yo no enseño moralidad, tampoco virtud; porque sé que sin consciencia sólo son apariencias, hipocresías. Te hacen falso. No te liberan, ni pueden liberarte. Por el contrario, te aprisionan.

Solamente una cosa es suficiente: la consciencia es la llave maestra. Abre todas las cerraduras de la existencia. Consciencia significa que vives momento a momento, alerta, consciente de ti mismo, consciente de que todo lo que pasa a tu alrededor, respondiendo momento a momento. Tú eres como un espejo, reflejas. Y reflejas tan totalmente, que de este reflejo cualquier acto que nazca será correcto, porque encajará, estará en armonía con la existencia. Realmente no surge en ti, tú no eres su realizador. Surge en el contexto total: la situación, tú y todo, estáis envueltos en ello. De esta totalidad nace el acto; no es tu acto. Tú no has decidido hacerlo de esta manera; no es tu decisión, no es tu pensamiento, no es tu carácter. Tú no lo estás haciendo: tú solamente permites que ocurra.

Como cuando caminas por la mañana temprano, antes de que el sol haya salido y te cruzas en el camino con una serpiente; y no tienes tiempo para pensar, sólo puedes reflejar. No hay tiempo para decidir qué hacer o qué no hacer. ¡Inmediatamente saltas! Recuerda la palabra “inmediato”; ni un momento que perder. Inmediatamente te apartas. Después puedes sentarte bajo un árbol y pensar en ello; en lo que ocurrió o en cómo lo hiciste; y puedes darte palmaditas en la espalda por haberlo hecho bien. Pero en realidad tú no lo has hecho, ocurrió. Ocurrió en el contexto total. Tú, la serpiente, el peligro de muerte, el instinto de la vida por protegerse a sí misma y mil y una cosa más están envueltas en ello. La situación total causó el acto. Tú fuiste sólo un medio.

Ahora podríamos decir que Dios lo ha hecho a través de ti. Esto es sólo una forma religiosa de hablar, sólo eso. El todo ha actuado a través de la parte; esto es virtud. Nunca te arrepentirás de ello.

Y este es un acto realmente liberador. Una vez que ha ocurrido, queda acabado. De nuevo eres libre de actuar; no llevarás esta acción en tu cabeza. No se volverá parte de tu memoria Psicológica; no te dejará ninguna herida. Ha sido tan espontáneo que no dejará ninguna señal. Este hecho nunca se volverá un karma. Este acto nunca dejará ni un rasguño.

El acto que se vuelve un karma no es realmente un acto, sino una reacción que viene del pasado, de la memoria, del pensamiento. Tú eres el que decide, el que elige. No procede de la consciencia, sino de la inconsciencia. Entonces, todo es pecado.

Para mí, la consciencia lo es todo. Yo os enseño a ser conscientes.

Fue Platón quien, tratando de enseñar el significado del proceso educativo, contó la parábola de la caverna. Encadenados en el interior de una, uno de los prisioneros que sólo había percibido las ilusorias sombras del mundo real fue desencadenado y liberado para viajar hasta la luz.

Al salir de la cueva, la brillantez del sol le cegó y por un momento deseó volver. Pero se dio cuenta de que la única vida auténtica para el hombre es la que vive con una visión clara de las cosas tal como son.

Y aunque estaba cegado por la luz y deseando la oscuridad, decidió dejar la cueva atrás y con ella sus sombras y su mundo de ilusiones. Pero habiendo visto, habiéndose vuelto consciente, habiendo percibido claramente, él sabía que debía volver y liberar a los otros del velo de las ilusiones que les encadenaba y aprisionaba en un mundo irreal.

El momento en que te das cuenta, no sólo se transforma tu vida: sino que además inmediatamente comienzas a funcionar de una manera nueva, empiezas a ayudar a los otros a transformarse. Porque una vez que has visto la luz de la consciencia, una vez que has salido de la cueva de la mente inconsciente, te sorprenderá que todo lo que habías conocido antes no era real, era solamente una sombra de lo real. Soñabas que era real.

Y una vez que has visto la luz, querrás compartirla. Querrás volver a la cueva y desencadenar a los otros prisioneros. Esto es lo que todos los grandes maestros han estado haciendo a través de los tiempos. Esto es lo que hizo Pitágoras. Él se liberó; salió fuera de la caverna.

Al principio te deslumbrará. Al principio, sentirás que los ojos te duelen; es el dolor del crecimiento. Por primera vez surgirá el deseo, un gran deseo de volver a la oscuridad porque te habías acostumbrado a ella. Era reconfortante. Pero una vez que has visto un poco de la realidad, no puedes regresar; ya has cruzado el punto sin retorno. Tendrás que vivir en la luz. Tendrás que aprender a absorber la luz, porque la realidad es muy luminosa. Y al experimentar lo real, la vida se vuelve religiosa. Desde la experiencia de lo real, no puedes actuar como lo hacías antes.

Tú has tratado de no ser egoísta, pero una y otra vez caes en la trampa. Has probado toda clase de sistemas para cambiarte a ti mismo, pero nada parece ocurrir jamás. Continúas igual.

Y aquí estoy yo diciendo que hay una llave muy simple: la consciencia. Pero tú no puedes creértelo. ¿Cómo puede la consciencia, sólo la consciencia ayudar cuando nada ha servido de ayuda? Las llaves son siempre muy pequeñas; las llaves no son objetos muy grandes. Una llave pequeña puede abrir un gran candado.Y ¿por qué la consciencia funciona como una llave?

La persona que está viviendo un sueño, profundamente dormida, tiene una pesadilla, la están torturando, la van a matar. Y por supuesto lucha, se defiende, tiene mucho miedo, quiere que alguien la salve, y no encuentra forma de escapar; rodeada de enemigos con las espadas en alto. La muerte parece segura. Se despierta temblando y sudando por el dolor de la pesadilla; pero todavía su respiración no es natural, sudando y temblando, comienza a reírse. Ya no hay ningún problema… el sueño ha desaparecido. Todos esos enemigos con las espadas desenvainadas no eran reales. No necesita pedir socorro; no necesita ninguna defensa. Todo era tan sólo un mundo de sombras.

Una vez despierto todo el sueño desaparece. Y en el sueño habías tratado de todas las formas posibles de protegerte y te parecía imposible. Lo mismo ocurre contigo, y con todo el mundo.

La ira es una sombra. No puedes vencer a una sombra; la avaricia es una sombra… no son realidad. La realidad es aquello que permanece después de que la consciencia haya ocurrido. Y este es el milagro: aquellos que han conocido la consciencia no saben nada de la ira o de la avaricia. No es que las hayan abandonado; ¡simplemente no las han encontrado! Cuando la luz llega, la oscuridad desaparece.

Se cuenta que lo primero que hizo Buda al iluminarse fue sonreírse y decir: “¡Es increíble! ¿Así que, ya estaba iluminado desde el principio? ¿Y todas estas cadenas y prisiones eran sólo sueños?”.

Cuando la gente le preguntaba:” ¿Qué tenemos que hacer para no enfadarnos?”, “¿Qué tenemos que hacer para no ser egoístas?”, o ¿Qué podemos hacer para no estar tan obsesionados con el sexo o con la comida?”, su respuesta siempre era la misma: “Sé consciente. Trae la consciencia a tu vida”.

Su discípulo, Ananda, escuchando una y otra vez que la receta del médico siempre era la misma para toda clase de personas, con diferentes problemas, quedaba perplejo. Dijo: “¿Qué pasa contigo? Te traen diferentes enfermedades; unos traen avaricia, otros sexo, otros gula y otros otras cosas, pero tu receta siempre es la misma”.

Y Buda dijo: “Sus enfermedades son diferentes así como la gente tiene diferentes sueños”.

Aquí estáis vosotros: si todos vosotros, los dos mil sannyasins, os durmierais habría dos mil sueños. Recuerda, no puedes invitar a nadie a compartir tus sueños; son absolutamente privados, nadie puede compartirlos contigo, ni siquiera tu esposa o marido. Así que dos mil personas tendrán dos mil sueños diferentes. Pero si vienes a mí a preguntarme cómo salir de este sueño, la medicina siempre será la misma: ¡despierta! No será diferente; la receta será siempre la misma. Lo puedes llamar consciencia, lo puedes llamar atestiguar, lo puedes llamar recordar o puedes llamarlo meditación; son todos nombres diferentes para la misma medicina.

Actúa con más consciencia.

Una vez un hombre regresaba en el tren del trabajo a su casa. Al poco rato de la salida se durmió mecido por el movimiento del tren. En algún lugar entre estaciones, de repente el tren paró en una señal de emergencia.

El hombre, despertándose repentinamente, creyó que el tren había llegado a su destino y salió corriendo por la puerta, cayéndose a la vía. Tembloroso y magullado le ayudaron a subir al vagón.

Quitándose el polvo, arreglándose la corbata y limpiándose la sangre de la nariz, exclamó: “¡Qué estúpido he sido! Mira que salir por la puerta equivocada…”, y entonces salió por la otra puerta cayendo a la vía por donde pasaba un expreso.

El único problema con el hombre es que está profundamente dormido; ¡con los ojos abiertos! Ni siquiera es consciente de que no es consciente. Tus ojos están abiertos y tú estás soñando; mil y un sueños, mil y un deseos. No estás aquí y ahora, esto significa que no estás consciente. Estás en el pasado, en la memoria; eso es un sueño. O estás en el futuro, en la imaginación; que también es un sueño.

Estate aquí y ahora.

Si el pasado está ahí, no eres consciente. Si el futuro está ahí, no eres consciente. La consciencia significa presencia en el presente. Estate aquí en este momento. Si un solo pensamiento entra en tu interior, no estarás siendo consciente. Estar en el proceso del pensamiento es estar dormido. No estar en él es estar despierto.

Y es esa pureza cristalina de estar aquí, de estar ahora… ¿cómo puedes cometer un pecado? En esta claridad, el ego desaparece, y es el ego el que trae toda clase de problemas a la vida. El ego es violento. Y si tratas de ser humilde, puedes volverte humilde, pero el ego continuará escondido detrás de tu humildad. A no ser que te hagas consciente, el ego continuará jugando nuevos juegos. Los juegos cambiarán; te puedes cambiar de una celda de la prisión a otra, eso es todo, pero no te saldrás de ella.

La única forma de salirte de la prisión es estar absolutamente alerta. En este estado de alerta de cristalizas, en este estado de alerta te centras. Y ese mismo centrarse te conduce al propio centro de la realidad y esta experiencia es tan maravillosa que no puedes seguir siendo ladrón; porque consigues todo lo que necesitas, todo lo que siempre has deseado. De hecho, nunca habías pedido tanto como te está llegando por sí solo. ¿A quién le gustaría ser ladrón? ¿Para qué?

¿A quién le gustaría ser asesino? ¿Para qué? Ya no puedes ni imaginarte asesinar porque ahora sabes que nada puede ser asesinado; ¡todo es eterno! Es un esfuerzo inútil. No se puede matar nada. Como mucho le podrás quitar los ornamentos, pero el ser interior permanece. Una vez que, a la luz de la consciencia, hayas visto tu propio ser interior, habrás visto el ser de todo. Es la eternidad. La muerte es una falsedad. La muerte ocurre solamente en sueños, no de verdad, no en la realidad.

¿Cómo puedes violar cuando eres consciente? La consciencia trae un tremendo amor en su despertar, una persona amorosa no puede violar. La violación sólo es posible cuando no se conoce el amor. Y recuerda, los violadores no son los únicos que violan: tu puedes ser un buen marido, o una buena esposa, casados legalmente y todo, pero puede que vuestra relación no sea otra cosa que una simple violación. Si eres inconsciente no puedes hacer otra cosa; tu relación será la de un violador. Puede que estés violando de una forma legal, autorizado, aceptada por la sociedad, pero eso no lo cambia. Si tu esposa hace el amor contigo porque es su deber de hacerlo con su marido, porque tú así lo quieres, es una violación. Si ella no está realmente en el acto, es violación. Ella está solamente cumpliendo con sus deberes. Si haces el amor con tu mujer y no estás presente en ese momento, es violación. Tu esposa te está violando; tú la estarás violando a ella.

El amor es solamente amor cuando es meditativo. El amor es solamente amor cuando hay una gran consciencia por ambos lados. Dos ahoras encontrándose, dos aquíes encontrándose; dos presencias diluyéndose en la una en la otra; entonces es amor, entonces tiene una cualidad espiritual.

Pero tú has aprendido cómo vivir sin consciencia. Sabes cómo moverte sin consciencia; conoces las puertas de tu casa y sus habitaciones, y te has familiarizado con toda clase de habilidades… Puedes conducir hasta la oficina y volver, sin ninguna necesidad de ser consciente. Puedes seguir haciendo todas estas cosas mecánicamente.

Todos los pecados surgen de esta mecanicidad. Tu vida se vuelve un infierno. Infierno simplemente significa no estar en el presente, y paraíso significa estar en el presente.

El estado de tu mente tiene que ser transformado totalmente, este es el significado de la consciencia. Estás o en el pasado o en el futuro; esto sólo significa que estás en la mente. ¡Sal de la mente! Regresa al presente… Cuando estás en el presente, no eres parte de la mente. Entonces cada acto posee una tremenda claridad, porque entonces eres un espejo. Y el espejo no estará cubierto de polvo porque no habrá pensamientos.

Esto es todo lo que yo enseño: cómo ser consciente; cómo ser, sin pensamientos. Y entonces la vida empieza a cambiar por si misma. Yo no predico el pacifismo. En muchos paìses se ha predicado el pacifismo durante siglos y la gente no es en absoluto pacífica.

En cada país, de cualquier manera, surge la violencia; cualquier excusa es buena. Queman autobuses y matan gente, la policía dispara. ¡Cada día! Ya ni siquiera es noticia: no es nada nuevo, ¿cómo va a ser noticia? Puedes estar seguro de que esto estará ocurriendo en un lugar u otro de este mundo.

Alguien ha preguntado: ¿por qué hay tanta violencia pública en la India? Se debe a las enseñanzas de la no-violencia. Durante cinco mil años se ha enseñado a la gente a no ser violenta; y han aprendido el truco de aparentar. Y lo único que ha ocurrido es que han reprimido su violencia. Están sentados sobre volcanes; cualquier excusa, por pequeña que sea, desencadena la violencia. Entonces se esparce como el fuego.

Siempre que hay disturbios entre hindúes y mahometanos, puedes ver el verdadero rostro de la gente de este país: asesinos. Y hace sólo unos días, el hindú rezaba en el templo y el mahometano en la mezquita; uno leía los Vedas y el otro leía el Corán; ambos parecían tan piadosos… Espera que vengan los disturbios, y toda esa devoción simplemente se evaporará, como si nunca antes hubiera existido, todos estarán dispuestos a matar, a violar… dispuestos a cualquier cosa.

Esta violencia entra en erupción una y otra vez en este país debido a sus enseñanzas, enseñanzas erróneas basadas en la represión. Siempre que reprimes algo, volverá a brotar una y otra vez.

Yo enseño consciencia, no represión. Por eso no hablo acerca de la no violencia. Yo no digo: “No seas violento”. Solamente digo “¡Estate alerta, sé consciente!”. Lo que sea que hagas, hazlo con tal cuidado, tan meditativamente, que estés totalmente ahí, en ello, envuelto; que no solamente sean gestos vacíos. Tu presencia está aquí; y esta misma presencia conlleva un cambio alquímico. Nunca reprimas, nunca te sentarás sobre un volcán. Y cuanto más consciente te vuelvas, más silencio alcanzará tu vida, más paz, más amor. Estas son consecuencias de la consciencia.

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