sábado, 23 de septiembre de 2017

QUIÈN PREPARA EL CAMINO?


Nadie me preparó el camino, ni tampoco yo le estoy preparando el camino a nadie. Esto tiene que ser entendido.

Hay cuatro posibilidades. Una, la más vieja y la más usada, es la que se dio en el caso de Jesús. Juan el Bautista preparó el camino; el discípulo precedió al Maestro. Esto tiene ventajas, pero también tiene limitaciones y defectos, eso es necesariamente así. Cuando el discípulo precede al Maestro, creará limitaciones que le son propias y el Maestro tendrá que funcionar dentro de esas limitaciones. Tiene sus ventajas, pues cuando llega el Maestro, no tendrá que preocuparse de preparar el terreno el terreno ya estará dispuesto, puede comenzar de inmediato a sembrar las semillas pero el terreno estará dispuesto a la manera del discípulo. No puede estarlo al estilo del Maestro; por lo tanto, éste tendrá que funcionar dentro de ciertas limitaciones. Eso es lo que produjo todo el problema en la historia de Jesús.

Juan el Bautista es un tipo de hombre diferente de Jesús, un hombre muy fiero, casi en llamas y siempre enardecido. Usa un lenguaje que le es apropiado, pero que nunca podrá ser apropiado para Jesús. Jesús es muy silencioso, muy apacible. Juan el Bautista no es ese tipo de hombre.

Juan es un profeta y Jesús es un Mesías; y la diferencia entre un profeta y un Mesías es grande. Un profeta es un hombre religioso, profundamente religioso, pero funciona como un político: utiliza el lenguaje de la revolución, utiliza un lenguaje muy violento, excitando los corazones y el ser de los hombres, agitándolos. Un profeta es como un terremoto. Un Mesías es muy tranquilizante, silencioso como un valle del Himalaya, perezoso, adormecido. Puedes descansar con un Mesías. Con un profeta, siempre estarás en movimiento.

Debido a esto, Juan el Bautista usó la terminología de la política: la revolución, el reino de Dios. E incluso ese "reino'' debe ser tomado por la fuerza. Tiene que ser, de hecho, atacado. El no fue comprendido, pues siempre serás mal interpretado si utilizas el lenguaje del mundo exterior para referirte al mundo interior. Los políticos tuvieron miedo: "¿De qué reino está hablando este hombre? ¿De qué revolución? ¿ A qué se refiere cuando dice que el reino debe ser tomado por la fuerza?".

Juan el Bautista es muy impaciente. Desea cambio inmediato; no puede esperar. El creó la atmósfera en que Jesús tuvo que funcionar. Juan el Bautista murió en prisión, fue decapitado por los gobernantes fue absolutamente mal interpretado pero nadie tuvo la culpa: él mismo la tuvo.

Pero debido a él ... y Jesús le iba a seguir, Jesús fue discípulo de su propio discípulo. Fue iniciado por Juan el Bautista, porque éste le precedió. Se creó un vínculo. Fue así como tuvo que utilizar la misma terminología. Era casi seguro que no le comprenderían.

Juan el Bautista murió en prisión, decapitado. Jesús murió en la cruz asesinado. Juan el Bautista también estaba hablando del reino de Dios. Naturalmente, él no era agresivo, pero la terminología en sí parecía política. El era un hombre muy inocente, no tenía nada que ver con política.

Pero Juan el Bautista ayudó, en cierta forma. Jesús pudo trabajar porque todos los discípulos de Juan el Bautista estaban listos para recibirle, él no era un extraño. Juan el Bautista había producido una pequeña abertura, había creado una pequeña claridad en la oscuridad de la humanidad. Cuando llegó fue recibido; había una casa lista para él unas pocas personas receptivas a él. Eso no hubiera sido posible si hubiese venido solo, sin un predecesor. Pero la casa fue construida por Juan el Bautista, y los discípulos que éste atrajo fueron. atraídos por él. Eso produjo el conflicto.

Este es el formato más antiguo: el Maestro es precedido por un discípulo que cumple el rol de predecesor y prepara el terreno. Debido a sus defectos y limitaciones, ha habido otra forma: la opuesta.

Ramakrishna es sucedido por Vivekananda; no es precedido por nadie. El Maestro viene primero, y entonces le sigue el discípulo. Esto tiene sus ventajas, porque el Maestro crea toda la atmósfera, el Maestro es quien crea la situación completa en que va a producirse el crecimiento, cómo van a desenvolverse las cosas. El da el lenguaje, el patrón, la dirección, la dimensión.

Pero esto tiene defectos, porque el Maestro es infinito; y cuando llega el discípulo, éste resulta ser muy finito. Y entonces el discípulo tiene que elegir, porque no puede moverse en todas direcciones. El Maestro puede estar mostrando todas las direcciones, te puede estar guiando hacia el infinito; pero cuando el discípulo llega, debe elegir, debe seleccionar, y entonces fuerza su propio patrón en ello.

Ramakrishna fue sucedido por Vivekananda. Ramakrishna es uno de los florecimientos más grandiosos que hayan ocurrido nunca; Vivekananda es el profeta. Ramakrishna es el Mesías, pero Vivekananda determinó todo el rumbo. Las inclinaciones de Vivekananda eran de tipo extrovertido, no de tipo introvertido. Sus propias inclinaciones apuntaban más hacia la reforma social, hacia el cambio político. Estaba más interesado en traer riquezas a la gente, en destruir la pobreza y el hambre. Cambió enteramente el rumbo.

La Misión Ramakrishna no es fiel a Ramakrishna; la Misión Ramakrishna es fiel a Vivekananda. La Misión Ramakrishna funciona ahora como un servicio social. Siempre que hay hambruna, están allí para servir a la gente. Cuando hay un terremoto, están ahí para servir a la gente. Cuando hay una inundación y ninguna de estas cosas falta en la India ellos están ahí. Son buenos servidores, pero la revolución interior de Ramakrishna ha desaparecido completamente dentro del desierto de Vivekananda.

Ramakrishna funcionó más libremente que Jesús, porque no tuvo un patrón preconcebido. Vivió más espontáneamente que Jesús. No tuvo ningún límite; pudo funcionar en cualquier dirección. Podía volar como un pájaro en el cielo, no había ninguna limitación. Pero luego llega el discípulo. El organiza, y, naturalmente, lo organiza a su manera.

Las dos maneras tienen ventajas, y las dos tienen defectos. También existe una tercera posibilidad, que nunca ha sido utilizada antes. Krishnamurti es el primero en el mundo en utilizar esta tercera posibilidad. La tercera posibilidad consiste en negar a ambos: predecesores y sucesores, ambos. Es negativa.

El método de Krishnamurti es vía negativa. Así entonces, primero negó a aquellos que le prepararon el terreno. Esa era la única forma de desembarazarse de las limitaciones. Negó a todo el Movimiento Teosófico: Annie Besant, Leadbeater, ellos fueron los que prepararon todo el terreno, y trabajaron duro para Krishnamurti. Ellos fueron los que cumplieron el rol de Juan el Bautista para él. Crearon para él una extensa oportunidad en el mundo; pero entonces, cuando él estuvo listo, miró, vio los defectos y las limitaciones: ocurriría lo mismo que en el caso de Jesús. Y entonces, simplemente negó. Negó que ellos prepararan el terreno o que hubiera alguna necesidad de prepararlo.

Al negarles, él estaba consciente de que también tenía que negar su calidad de Mesías, porque si él decía que era el Mesías, podía negar a los predecesores, pero entonces vendrían los sucesores. Y entonces se plantearía el mismo problema que se había presentado con Ramakrishna. Así que negó: "Nadie me ha precedido y nadie va a sucederme". Negó a Leadbeater, a Annie Besant y al Movimiento Teosófico, y durante toda su vida ha negado que alguien vaya a convertirse en su heredero o sucesor.

Esto tiene su belleza propia, pero también sus problemas. Puedes ser libre, muy libre, absolutamente libre porque no. hay limitaciones por ningún lado, ni antes ni después pero tu libertad está en la negatividad. No creas. Tu libertad no alcanza ninguna realización, es vana, no ayudas. Es como si alguien estuviese tan pendiente de no enfermar, trabajando continuamente y pendiente de no caer enfermo, que olvida que a veces también tiene que disfrutar de la salud. De otra manera, puede que no enfermes, pero el sólo estar pendiente de que "Uno no debe enfermarse y debe permanecer alerta" se convierte en un tipo de enfermedad.

Krishnamurti está tan alerta al respecto que ningún tipo de cautiverio debería crearse en ninguna parte, que no debiera existir ninguna atadura. Trabajó duro, pero no pudo ayudar a nadie. Ha sido hermoso para él mismo, pero no ha sido beneficioso para la humanidad. El es un hombre libre, pero su libertad es sólo para él. Esa libertad no pudo llegar a ser saboreada en miles y miles de gargantas; no pudo crear un impulso. El se ha mantenido como un pináculo de la libertad pero no existe puente. Puedes mirarle, es como una hermosa pintura o una hermosa poesía, pero nada se puede hacer al respecto, no te transforma. Ha roto todos los puentes. Esta es la tercera posibilidad, nunca se probó antes. El fue el primero.

Yo he probado la cuarta. Que tampoco ha sido usada. La cuarta consiste en que durante la mitad de mi vida yo mismo he trabajado como Juan el Bautista; y ahora, durante la otra mitad funcionaré como un Cristo. Esta es la cuarta posibilidad: preparar el terreno y también sembrarlo, sembrar las semillas.

También tiene sus inconvenientes; es imposible encontrar un camino que no los tenga. Tiene cualidades y tiene defectos. La ventaja es que soy ambos: por lo tanto soy, en cierta forma, totalmente libre. Todo lo que he hecho en mi primer paso lo hice sabiendo perfectamente bien cuál iba a ser el segundo paso. El Juan el Bautista que había en mí conocía perfectamente bien al Cristo que iba a seguirle: ambos se hallaban en profunda armonía. Son una persona; no hay problema en ello. Por lo tanto, el Juan el Bautista que había en mí no podía crear ninguna limitación para el Jesús que iba a seguirle, libertad total.

Y ningún Vivekananda me va a seguir. Yo soy mi propio Vivekananda y soy mi propio Juan el Baustista; por lo tanto, nadie puede limitarme en forma alguna cuando me haya ido. Y soy positivo: si Krishnamurti es vía negativa, yo soy vía positiva. He aceptado ambos papeles, y tengo una cierta libertad que ni siquiera Krishnamurti puede tener. El tiene que negar constantemente, y la negación en sí se convierte en una preocupación, en una profunda ansiedad. No tengo nada que negar; sólo tengo que decir que sí a la totalidad.

Pero existen problemas, y el problema más grande es que siempre seré contradictorio. Todo lo que ha dicho Juan el Bautista, tendrá que contradecirlo el Cristo que hay en mí. Siempre seré contradictorio.

Durante muchos años me estuve moviendo, llegando a cada persona, a cualquiera que tuviera alguna capacidad de crecimiento. Nunca nadie pensó que algún día el vagabundo que había en mí simplemente se sentaría en su habitación cerrada y que ni siquiera saldría de esa habitación ¡contradictorio! Durante años hablé en términos de revolución: naturalmente Juan el Bautista tiene que hablar de esa manera. Entonces, de repente, dejé de hablar de la revolución, de la sociedad, del bienestar de la humanidad; olvidé todo al respecto. Ahora sólo existe el individuo.

Contradictorio. Si observas, puedes encontrar dos corrientes paralelas, y la primera corriente ha estado en constante contradicción con la otra corriente. Durante esos muchos años, el Acharya, el Juan el Bautista, estaba haciendo una cosa. Ahora el Bhagwan, algo completamente diferente, está haciendo algo totalmente contradictorio.

Más tarde, será imposible decidir si este hombre era uno solo o dos. Y me figuro que algún día alguien sospechará que este hombre eran dos, porque las contradicciones son obvias, y no hay manera de resolverlas. Este es el problema conmigo, pero alguien tenía que probar la cuarta posibilidad, y estoy feliz de haberla probado yo. Cada cosa en esta tierra tiene sus inconvenientes, así que no puedes escapar de los inconvenientes. Por una u otra parte aparecerá el problema; por lo tanto, es solamente cuestión de elección, lo que a ti te acomode.

Esto me acomoda perfectamente. Ser libre para contradecirse es un gran prodigio, porque así no me preocupo en absoluto de lo que digo. No guardo cuentas, no necesito preocuparme acerca de lo que dije ayer. Puedo contradecirme: ésta es una gran libertad.

Y si me amas, sé que encontrarás en lo profundo de mí que las contradicciones ya están resueltas. Pero eso le ocurrirá sólo a aquellos que confían, eso sólo les sucederá a aquellos que se acerquen más y más a mí. Todas las contradicciones están en la superficie: en mi interior ya están resueltas, porque soy uno.

Funcioné como Juan el Bautista; ahora funcionaré como Cristo. Así que nadie me ha precedido, y nadie será mi sucesor.

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