sábado, 7 de octubre de 2017

DISFRUTAR LA VIDA


El goce no está permitido; estás condicionado en contra del goce. Desde tu infancia misma te han enseñado que si estás contento, significa que algo anda mal, si eres desgraciado, todo está bien. Nadie se preocupa si eres desgraciado; pero si estás demasiado contento, todo el mundo se inquieta por ti. Debes haber hecho algo malo.

Cuando quiera que un niño está contento, los padres empiezan a buscar la causa: debe haber hecho alguna fechoría o algo. ¿Por qué está tan alegre? los padres no están contentos. Sienten profunda envidia de la alegría del niño. Puede que no se den cuenta de ello, pero están envidiosos. Es fácil tolerar la desgracia de otros, pero es casi imposible tolerar la felicidad de los demás.

Pero desde muy al principio, a cada niño le enseñan a no ser tan alegre. Ser alegre es ser infantil. Ser alegre es ser natural, pero no civilizado; ser alegre equivale, de algún modo, a ser primitivo, inculto. Por lo tanto, has sido educado para no ser alegre, y todo lo que siempre has disfrutado fue condenado una y otra vez. Sí te divertías corriendo y gritando alrededor de la casa, siempre había alguien que estuviese ahí diciendo: "!Deja de hacer tonterías! ¡Haz silencio! ¡Estoy leyendo el periódico!" como si el periódico fuera algo muy valioso.

Un niño gritando y corriendo es una vista mucho más hermosa que cualquier periódico. Y el niño no puede entender: ¿Por qué tengo que detenerme? ¿Por qué no dejas de leer tu periódico?. El niño no puede entender: "¿Qué hay de malo en que corra y esté alegre?".

¡Detente! toda la jovialidad es suprimida, el niño se pone serio. Ahora se sienta en una esquina y se siente infeliz. La energía necesita movimiento: el niño es energía, se deleita en ella. Quiere moverse y bailar y gritar y chillar. Está tan lleno de energía que desea rebalsarse, pero todo lo que hace es malo. O la madre le dice: "Quédate tranquilo", o se lo dice el padre, o la sirvienta, o los hermanos o los vecinos. Todo el mundo parece estar en contra de ese fluido de energía.

Todo el mundo le persigue. El exceso de energía les resulta molesto. Y eso es una delicia para el niño. El no pide mucho; simplemente, pide un poco de libertad para ser feliz y ser él mismo. Pero eso no se le concede.

"Es hora de ir a dormir". Cuando él no tiene ganas de ir a dormir, es hora de hacerlo. Tiene que obligarse a sí mismo. Y cómo vas a forzar el sueño ¿has pensado alguna vez en ello? El sueño no es algo voluntario, ¿cómo puedes forzarlo? Se da vueltas en su cama infeliz, desgraciado y no se imagina cómo va a conciliar el sueño. Pero ya es hora; hay que producir sueño, porque de otro modo, irá en contra de las reglas.

Y entonces, por la mañana, cuando quiere dormir un poco más es entonces cuando tiene que levantarse. Cuando quiere comer algo, se lo impiden; cuando no quiere comer nada, se le fuerza. Y esto sigue y sigue. Poco a poco, el niño llega a la conclusión de que todo lo que le produce alegría tiene algo malo. Todo lo que le hace feliz es malo, y todo lo que le pone triste y serio está bien, es bueno y es aceptado.

Ese es el problema. "¿Por qué se vacila en disfrutar cualquier cosa?". Porque tus padres, tu sociedad, todavía te persiguen.

Si estás realmente conmigo, arroja ese disparate que te han forzado a asimilar. Sólo hay una religión en el mundo y esa religión es, ser feliz. Todo lo demás es inmaterial e irrelevante. Si eres feliz, estás en lo correcto; si eres desgraciado, estás equivocado.

De hecho, siempre que veas a alguien rezando puedes sospechar que algo ha ido mal. Estará rezando por una mujer, rogando por dinero, rogando por algo, rogando por la felicidad. Una persona realmente feliz no reza. La felicidad es su oración, y no puede haber una oración más alta o mayor que el ser feliz.

Una persona feliz no sabe nada acerca de Dios, no sabe nada acerca de la oración. Su felicidad es su Dios, su felicidad es su oración, está realizado. Sé feliz y serás religioso; la felicidad es la meta.

Cada día viene gente a verme, viene la esposa o viene el marido, y la esposa dice ser muy desgraciada porque el marido está haciendo algo malo. Siempre le digo a esa gente que si el marido está haciendo algo malo, lo deje a él ser infeliz. "¿Por qué sufres? El mal, por sí solo, le llevará a ser infeliz ¿Porqué te preocupas tù?".

Pero la esposa dice: "Pero él no es desgraciado. Se va a la taberna y se divierte. No es en absoluto desgraciado".

Entonces yo digo: "Hay algo mal en ti, no en él. La infelicidad es el índice. Tú eres la que debe cambiar; olvídate de él. Si èl es feliz, está en lo correcto .

Te digo: es mejor ir feliz a la taberna que ser infeliz yendo al templo, porque finalmente, uno descubre que la felicidad es el templo. Por lo tanto, lo que hagas no es el problema sino la calidad que traes al acto mientras lo haces.

Sé feliz y serás virtuoso; sé infeliz y cometerás lo que la gente religiosa llama pecado. Debes haberles oído decir que el pecador sufrirá algún día en el futuro, en alguna vida futura, y que el santo será feliz en algún momento futuro, en una vida futura. Yo digo que esto es absolutamente falso. El santo es feliz aquí y ahora, y el pecador es infeliz. La vida es inmediata, no espera tanto.

Por lo tanto, si te sientes infeliz, significa que has estado haciendo algo malo contigo mismo. Si no puedes disfrutar, si aparece algún tipo de vacilación, si sientes temor o culpa, quiere decir que la sombra de tus padres aún acecha desde algún rincón. Puede que estés disfrutando o tratando de disfrutar un helado, pero en lo profundo del inconsciente acecha la sombra del padre o de la madre. "Esto es malo. No comas demasiado, va a hacerte daño". Estás comiendo, pero la vacilación está allí. La vacilación demuestra que existe contradicción.

Trata de entender tu vacilación y tírala a un lado.

Y éste es uno de los fenómenos más increíbles: si arrojas la vacilación, puede ocurrir que dejes automáticamente de comer demasiado helado (porque comer demasiado puede ser parte de ello). Cuando ellos lo prohibieron, crearon simultáneamente cierta atracción. Cada prohibición produce atracción. Ellos dijeron: "No lo comas", y eso ha producido una atracción hipnótica, magnética, hacia el helado.

Si dejas de estar indeciso, dejas a un lado todas las voces paternales, toda la educación a que te obligaron a someterte. Puede que repentinamente comiences a ver el helado como una cosa corriente. A veces uno puede disfrutarlo, pero no es un alimento. No tiene valor nutritivo, puede ser hasta perjudicial. Pero entonces entiendes. Si es perjudicial, comprendes y no lo comes. Y siempre puedes comerlo de vez en cuando, a veces, hasta las cosas perjudiciales no lo son tanto. De vez en cuando puedes disfrutarlo, pero no existe la obsesión de comer grandes cantidades, Esa obsesión forma parte de la represión.

Arroja las vacilaciones. La gente viene a mí y me asegura que quieren amar, pero dudan; quieren meditar pero dudan; les gustaría bailar, pero dudan. Si esta indecisión está ahí y sigues alimentándola, toda tu vida será un desperdicio. Ya es hora: ¡arrójala! Y no es necesario hacer nada más; sólo toma consciencia de que ésta es solamente la forma en que te criaron, nada más.

Con consciencia, puedes deshacerte de ella; no forma parte de tu ser. Está solamente en tu mente, es sólo una idea que ha sido forzada sobre ti. Se ha convertido en un viejo hábito y un hábito muy peligroso, porque si no puedes disfrutar, ¿para qué está la vida? Y esta gente que no puede disfrutar nada: amor, vida, comida, una bella escena, un crepúsculo, una mañana, hermosa ropa, un buen baño, pequeñas cosas, cosas corrientes ... si no puedes disfrutar estas cosas, y hay gente que no puede disfrutar nada: comienzan a interesarse en Dios. Son la gente más difícil; nunca pueden alcanzar a Dios. Dios disfruta con estos árboles; de otra manera, ¿por qué sigue creándolos? El no está harto en absoluto, en absoluto. Durante milenios, El ha estado trabajando en árboles, flores y aves, y sigue escuchando, sigue reemplazando: nuevos seres, nuevas tierras, nuevos planetas. ¡El está, realmente, lleno de color! Mira la vida, obsérvala, y verás el corazón de Dios tal como es.

La gente muy rígida, incapaz de disfrutar nada, incapaz de relajarse, incapaz siquiera de disfrutar un buen sueño, son aquellos que se interesan en Dios. Y se interesan por razones equivocadas. Piensan que tienen que buscar a Dios porque la vida es inútil y vana. Recuérdalo: su Dios está en contra de la vida.

Gurdjieff solía decir: "He buscado en todas las religiones, en todas las iglesias, mezquitas y templos, y he concluido que el Dios de la gente religiosa está en contra de la vida". ¿Y cómo va a estar Dios en contra de la vida? Si Èl está en su contra, no hay motivo por el cual la vida deba existir, o por el cual se permita que ésta exista. Por lo tanto, si tu Dios está en contra de la vida, significa que tú, para tus adentros, estás en contra del Dios verdadero. Estás siguiendo a un Godot, no a Dios.

'Dios es la plenitud misma, Dios es la fragancia misma de la vida, Dios es la unidad orgánica total de la vida. Dios no es algo que exista como una roca muerta, Dios no es estático. Dios es un fenómeno dinámico. Dios no existe, sucede. Cuando estás listo, sucede. No pienses que Dios existe en alguna parte y que tú encontrarás una manera de llegar a Èl. No, no hay ningún sitio, y no hay ningún Dios que te esté esperando en alguna parte.

Dios es algo que te sucede cuando estás listo. Cuando estás listo, cuando la tristeza ha desaparecido y puedes bailar, cuando la pesadez ha desaparecido y puedes cantar, cuando la pesada carga del condicionamiento ya no está en tu corazón y puedes fluir, Dios sucede. Dios no es una cosa que exista; Èl es algo que sucede. Es una unidad dinámica y orgánica.

Sólo hay una esperanza: puedes traer la luz a tu ser. Y eso está a tu alcance ahora mismo, no es nada del otro mundo. ¿Has visto alguna vez a una serpiente deslizarse fuera de su vieja piel? es igual. Simplemente te escurres fuera: perdona y olvida. No te enfurezcas contra tus padres; ellos también fueron víctimas. Siente compasión por ellos.

No te resientas contra la sociedad, no podía haber sido de otra manera. Pero hay algo que sí es posible: puedes deslizarte fuera ahora mismo. Empieza a ser feliz desde este mismo instante. Todo está a tu alcance, sólo es necesario un profundo cambio de actitud: que desde ahora consideres a la felicidad como lo bueno y al sufrimiento como el pecado.

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