sábado, 28 de octubre de 2017

EL SUEÑO DE LA VIDA


Llegas con las manos vacías y te vas con las manos vacías… Una vez que te das cuenta de esto, todo se aclara como en un destello de luz. Este mundo no puede ser tu hogar, a lo más, el alojamiento de una noche. Por la mañana nos vamos.

Una vez que tienes la sensación de que sólo estás aquí de momento y que aquí no puedes poseer nada, no puedes tener nada, todo se convierte en un sueño, lo que los Hindúes llaman maya. Se vuelve ilusorio. Esa es la definición de maya: algo que parece ser tuyo y no lo es; algo que parece ser real y no lo es; algo que parece ser eterno y sólo es momentáneo, algo que está hecho del mismo material del que están hechos los sueños.

A menos que uno comprenda esto, sigue haciendo cosas a las que, eventualmente, no se les verá sentido alguno. El día que llega la muerte, se demuestra que tu vida entera no tiene sentido. Al enfrentarte a la muerte, verás que tus manos están vacías ¡y trabajaste duro! Viviste tanta angustia y ansiedad por cosas que no se pueden poseer.

No está en la naturaleza de las cosas que éstas puedan ser poseídas. La posesión es imposible, porque solamente estás aquí por unos pocos instantes. Las cosas estaban aquí antes que tú aparecieras; las cosas estarán aquí después que te vayas. Tú vas y vienes, y el mundo permanece.

Sé un invitado, y no comiences a sentir y a creer que eres el dueño aquí. Y entonces, tu vida cambia de inmediato; tu vida toma un nuevo cariz, un nuevo color, una nueva dimensión. Esa dimensión es la religión.

Una vez que entiendes esto, necesitas una iniciación, iniciación para el otro mundo. Está allí, a la vuelta de la esquina. Una vez que comprendes que este mundo es sólo un sueño, el otro mundo se pone A tu alcance.

Este era todo el mensaje de Juan el Bautista cuando dijo:

Arrepentíos, pues está cerca el reino de los cielos.

Esto ha sido tremendamente, terriblemente malinterpretado por los Cristianos. El mensaje fue malinterpretado desde un principio. La gente pensó que el mundo se iba a acabar y que Juan el Bautista estaba pronosticando, estaba prediciendo, el fin del mundo.

“…pues está cerca el reino de los cielos.” La gente creyó que el mundo estaba llegando a su fin, eso fue lo que creyeron entender, así que esperaron. Juan el Bautista murió, y aún no aparecía ninguna señal del advenimiento del reino. Este reino continuó, y aquél reino nunca llegó. Y entonces, Jesús apareció hablando nuevamente de lo mismo: “Arrepentíos, pues está cerca el reino de los cielos”. Y entonces esperaron...después, él fue crucificado ... y el reino nunca llegó.

Y desde entonces, los Cristianos han esperado durante màs de veinte siglos.

Ahora han surgido muchas dudas en la mente. En el púlpito, el sacerdote sigue repitiendo estas palabras, pero ya no tienen significado. El mismo sabe que no tienen significado. Sigue diciendo: "Arrepentíos, pues está cerca el reino de los cielos", pero él sabe que en veinte siglos no ha sucedido, y que el mundo sigue estando aquí.

Pero éste no era en absoluto el significado. El mundo no va a terminar; tú vas a terminar. Cuando Juan el Bautista dijo: "Arrepentíos, pues está cerca el reino de los cielos", nunca quiso decir que este mundo fuese a llegar a su fin. Simplemente, quiso decir que tú vas a desaparecer, y que debes tomar contacto con el otro mundo antes de morir. Arrepiéntete de todo lo que has hecho para poseer este mundo, arrepiéntete de la manera en que has vivido este sueño como si fuera la realidad, arrepiéntete de todo lo que has estado haciendo y pensando, porque todo eso no tiene fundamento.

A menos que te arrepientas, no podrás ver que el reino de Dios está a la vuelta de la esquina. Tus ojos seguirán llenos de este mundo; no te será posible ver el otro. Antes de que te sea posible ver el otro, tus ojos deben ser lavados totalmente de este mundo, el mundo de las cosas; el mundo de la materia; el mundo de la codicia, de la posesión; el mundo de la avaricia y la ira; el mundo de los celos y la envidia; el mundo del odio; el mundo del ego. Tus ojos deben ser limpiados, lavados totalmente antes de que puedas ver el reino de Dios. De hecho, en el momento en que tus ojos alcanzan la claridad, este mundo desaparece, tal como en la mañana, cuando te despiertas, el mundo de los sueños desaparece y otro mundo abre sus puertas. El reino de Dios es una realidad y éste mundo es sólo un producto de tu mente.

1 comentario:

Gorri dijo...

Muchas gracias por el artículo.❤️

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