sábado, 29 de diciembre de 2018

LOS ILUMINADOS EN EL TIEMPO


Un Buda está meditando: se ha desplazado a lo interno. No existe el tiempo. El tiempo cesa; él no es consciente del tiempo. El tiempo se detiene. Si te vas hacia adentro el tiempo se detendrá. Buda, al meditar hace veinticinco siglos, sale del marco del tiempo; tú al meditar hoy, sales del marco del tiempo. Y no habrá diferencia entre tú y Buda, porque todas las diferencias son diferencias en el tiempo.

Tú llevas unas ropas que Buda no pudo llevar; sabes muchas cosas que Buda no pudo saber. Perteneces a un mundo diferente, a una educación distinta, a una cultura distinta y Buda pertenece a un mundo distinto. Pero cuando vas hacia tu interior, sales, sales de la cultura, sales de la sociedad, sales de la educación. Cuando vas hacia tu interior entras en un mundo distinto que no ha sido creado por la sociedad, y entonces eres capaz de moverte. Pero es una tendencia humana el pensar que nuestra propia época es mala, perversa, que los nuestros son malos tiempos. ¡Es una tendencia humana!

Y no ocurre así solamente hoy en día. Siempre ha sido así. El escrito más antiguo se ha encontrado en Babilonia. Tiene, al menos, 7.000 años, pero si lo publicaras en cualquier periódico mañana por la mañana como editorial, seguirá estando vigente. Dice así, “Esta es la edad de la oscuridad; ésta es la edad de la corrupción; ésta es la edad de la inmoralidad y del pecado. Todo lo bueno ha desaparecido, toda sabiduría ha desapareado. La juventud se ha vuelto rebelde; la esposa no escucha al esposo; el hijo no escucha a su padre; los profesores ya no son respetados por sus discípulos”. Este es un documento con 7.000 años de antigüedad.

Cada época cree que es en sí la peor. ¿Por qué? Porque solamente conocemos nuestra propia época y todo lo que nos rodea y empezamos a comparar a nuestro vecino con Buda. Desconocemos cómo eran los vecinos entonces. Buda no era tu vecino. Buda sólo hay uno. De modo que comparamos lo mejor del pasado con lo peor del presente. Ese es el problema, éste es el motivo por el que toda época parece ser la época del pecado.

Nos acordamos de Jesús; no nos acordamos de Judas. Nos acordamos de Ram; no nos acordamos de Ravan. Nos acordamos de Buda; no nos acordamos de Devadata. Era el primo de buda y trató en muchas ocasiones de asesinar a Buda. Estaba celoso, simplemente celoso de que este hombre fuera respetado y honrado en sumo grado. El era simplemente su primo y nada más. Cuando sintió que con ser su primo no era suficiente, renunció al mundo. Renunció a él porque pensó que la gente honraba al que renunciaba al mundo. Por esto renunció al mundo y empezó a practicar austeridades. Practicó yoga, lo practicó todo, únicamente para sobresalir por encima de Gautama.

No lo consiguió porque no te puedes obligar a ti mismo a ser un Buda, no puedes imitar. Pero Devadata ha sido olvidado y Buda permanece. Toda esa época ha sido olvidada; solamente Buda permanece. Todo ha desaparecido; sólo Buda permanece. Y luego comparamos a Buda con nuestra propia época. Es debido a esto que surge el problema de si puede, hoy en día, nacer un Buda o un Jesús. Parece algo imposible. ¿Cómo es posible en esta época de oscuridad, de corrupción, de inmoralidad? ¡Cómo va a ser posible!

Otro factor también interviene: siempre que alguien ha muerto hace veinte siglos nos olvidamos de cómo nos comportamos con él cuando estaba vivo. Jesús fue crucificado no porque fuera un gran Maestro o un gran Iluminado, sino porque era “inmoral, indisciplinado, porque iba en contra de la moral y la tradición”. Su comportamiento no era el de un hombre respetable. Y cuando fue condenado a muerte, fue una decisión unánime.

Pocos, muy pocos estuvieron con él y el país entero estaba en su contra. Solamente tenía doce discípulos y ellos también le abanaron cuando le llegó el momento de ser crucificado. ¡Le abandonaron! Se encontraban también llenos de dudas. ¡Cuando todos estaban en su contra algo debía haber que iba mal! Jesús fue crucificado como un vagabundo.

Puede que te sorprenda saber que no hay registro alguno de su crucifixión. Los judíos no registraron tan siquiera el incidente. Fue algo de tan poca importancia que ni un solo judío lo registró en la historia de los judíos. Los romanos no mencionan el hecho. Si tratas de hallar algún dato histórico que indique si Jesús existió, no podrás hallarlo. No hay nada. La Biblia, narrada por sus propios discípulos, es el único documento.

Así ha habido algunas personas que han dudado de la existencia misma de Jesús. Dicen que nunca existió. Aseguran más bien que este Jesucristo fue solamente una representación que se interpretaba en todos los pueblos, que fue solamente una representación, no un hecho histórico y que, después, poco a poco, la gente se olvidó de que era una representación y se convirtió en historia. Si la Biblia se hubiera perdido, no existiría documento alguno que probara que Jesús existió. Si él fue alguien importante, alguien destacado, si toda su época fue influenciada por él, es imposible imaginarse la razón de que no exista documento alguno.

Es como si no hubiera existido. Era desconocido, nadie le conocía. Solamente más tarde, cuando se reunieron los discípulos y crearon una organización, fue siendo conocido poco a poco. De otro modo hubiera sido el desconocido hijo de un carpintero. Si te encontraras a Jesús, no le reconocerías. Si te encontraras con Buda de improviso y nadie os presentara, no le reconocerías, porque este florecimiento interno es una fuerza tan sutil, tan escondida que, a menos que seas un compañero del camino, a menos que te estés moviendo en la misma dimensión, serás incapaz de reconocerle.

Por eso, cuando preguntas si es posible que ahora, en esta época exista un Buda o un Cristo, estás preguntando algo que carece de sentido. En cualquier lugar, en cualquier tiempo es posible un Cristo, es posible un Buda, porque la posibilidad pertenece al más recóndito lugar de tu ser, no a la sucesión de eventos a la que denominamos historia. No pertenece a la historia, no pertenece al tiempo. Pertenece al ámbito más interno del Ser, que es la eternidad, no el tiempo. Tú puedes ser un Buda. ¡Da el salto y lo serás! Y el tiempo no va a ser un obstáculo para que des el salto. El tema del tiempo es irrelevante.

Debes entenderlo totalmente y meditar sobre ello porque somos muy astutos y nos auto engañamos. Si alguien asegura que en esta época no es posible llegar a ser un Buda, entonces empiezas a sentir que “No es mi responsabilidad el transformarme”. Y hay religiones que aseguran que en esta época no es posible convertirse en un Buda y, en cierto modo, todas las religiones lo dicen. Cualquier religión organizada asegura que un Jesús solamente nace una vez. “Él es el hijo único de Dios y nadie puede ser un Jesús de nuevo”. Solamente puedes ser un cristiano, no un Cristo.

Los jainos afirman que no puedes ser un Tirthankara, que no puedes ser un Mahavira. Se acabó el cupo. Solamente veinticuatro personas podían ser Tirthankaras. No hay un vigésimo quinto. Los musulmanes no te permitirán que seas un profeta, un Paigamber, porque Mahoma fue el último Paigamber y fue el que trajo todo el mensaje final de Dios. No hay ahora alteración posible y tampoco dicen, hay por qué.

Toda religión organizada te dirá que no hay necesidad de que te conviertas en un Mahoma o en un Mahavira, que solamente has de ser un seguidor. Solamente puedes ser un seguidor.

¿Por qué? ¿Por qué dicen esto? Por dos razones. En tu interior esto te agrada mucho y no es tu responsabilidad el transformarte a ti mismo. El tiempo no es el adecuado, por eso no eres un Jesús. No es tu responsabilidad. Las religiones dicen, “En este Kali-Yuga, en esta edad del pecado, nadie puede ser un Cristo, por eso no eres uno”. Así que no es tu responsabilidad. “Es la época misma la que te lo impide; sino, en cualquier instante florecerás como un Jesús. Tú estás preparado, pero los tiempos no son los adecuados”.

A todo el mundo esto le satisface, le gusta. De este modo puedes seguir siendo lo que eres. No hay ningún obstáculo en ti para que florezcas como un Buda. Somos felices debido a esta honda satisfacción y a este astuto, sagaz, engaño. Creemos que solamente podemos ser criminales, que solamente podemos ser débiles seres humanos. “¡Esto es todo lo que la época nos permite!”.

Y, en segundo lugar, cada religión cree que si un Buda fuera a nacer una y otra vez no se podría disponer de una iglesia organizada para cada Buda, porque los demás Budas estropearían la cosa. Los cristianos no pueden permitir que nadie vuelva a ser un Cristo. Otro Cristo alteraría todo el imperio cristiano, porque este tipo de personas son anti tradicionales, esas personas son anti-sectarias, esas personas son absolutamente libres, independientes. Si nacieran, destruirían cualquier organización.

Por eso, a ninguna religión le gustaría o apreciaría el que Jesús volviera bajo cualquier forma. El Papa es el representante y con eso basta; no se necesita más a Jesús. Por eso todas las religiones insisten en que no se puede hacer nada más en este momento. Todo lo que puedes hacer es ser un seguidor; adorar y ser un seguidor: “Sé simplemente uno que sigue en la multitud; no trates de ser un individuo”.

Buda fue un individuo; él no fue un budista. Nació hindú y luego la organización no pudo abarcarlo. Ninguna organización podría. Jesús nació judío, murió judío. No fue un cristiano. Pero debido a que los judíos no pudieron albergar esa semilla, debido a que no podían contenerlo, lo expulsaron. Y al ser expulsada, la semilla germinó como cristianismo.

Buda fue un hindú. Vivió como hindú y murió como hindú. No fue budista. Pero los hindúes no pudieron absorberle, porque si tratas de absorber a un Buda tendrás que transformar la sociedad entera. No pudo ser absorbido, de modo que fue expulsado.

Si un Buda naciera de nuevo en una sociedad budista será otra vez expulsado. Si Jesús naciera de nuevo en una sociedad cristiana, sería expulsado. No es que los judíos o los hindúes estén en contra de los Budas y de los Cristos. Cualquier organización estará en su contra, incluso sus propias organizaciones, porque las organizaciones viven en la tradición. Existen por causa de la tradición y esas personas son absolutamente anti-tradición, carecen de tradición. Se mueven a cada instante con libertad; no puedes saber qué es lo que van hacer.

Por eso es difícil crear una secta cuando vive un Iluminado. ¡Es muy difícil! Nunca sabes qué es lo que va hacer, qué es lo que va a decir. Cuando el Maestro ha muerto, se puede crear la secta. Entonces sabes qué es lo que el Maestro quiere, cómo se comporta. Entonces puedes clasificarlo todo. Entonces puedes separar, dividir, analizar, puedes crear una doctrina y sus bases. Entonces se puede fabricar un credo.

Solamente un Maestro muerto permitirá que exista un credo. Con un Maestro vivo, la semilla crece cada día, cambia, se transforma, se adentra en lo desconocido. Nunca estás seguro con lo que hará. Solamente con los maestros muertos, nacen credos. Y cuando nacen los credos comienzas a pensar en Jesús y en Buda como en términos de algo muy elevado. Sus contemporáneos no pensaban así de ellos en sus tiempos.

Recuerda pues estas dos cosas. Una, la religión es un proceso continuo, no se detiene nunca en una época determinada. Dos, la espiritualidad es un fenómeno individual. Si optas por ella, te sobrevendrá, pero nadie puede compararla. Requiere una plena decisión.

Los Budas y los Cristos no pertenecen a épocas determinadas. En este mismo instante existen personas Iluminadas, pero no eres capaz de reconocerlas. Le llevará cientos de años a la sociedad el reconocerlas. Cuando lleven mucho tiempo muertas la sociedad empezará a percibir que eran diferentes, que algo único sucedió en el pasado.

sábado, 22 de diciembre de 2018

LA ESPIRITUALIDAD


El hombre es libertad, absoluta libertad, por lo tanto, la espiritualidad es una opción. No hay ninguna fuerza que te obligue a ser espiritual; no hay causa alguna que te fuerce a transformarte. Si existiera alguna causa que te obligara a transformarte, no habría espiritualidad posible.

La causalidad es materialismo. Buscas comida porque tienes hambre. Ella te obliga; por lo tanto no hay posibilidad de elegir. No puedes elegir si buscar o no buscar: has de hacerlo. La espiritualidad no pertenece a esta clase de búsqueda. Nadie te está obligando. Has de elegir por ti mismo.

La espiritualidad es una elección. No es causalidad. Todo lo demás es causal; existe una causa y el efecto viene detrás. El efecto no tiene libertad, es causado. La espiritualidad está más allá de la causalidad. No es causada por nada; es tu elección interior. Puedes elegirla o puedes no elegirla. Durante muchas vidas puede que no optes por ella, pero nadie te va a obligar.

Esto se ha de entender y es un hecho muy significativo: si todo tuviera una causa, entonces diría que no existe la espiritualidad. En este caso alguien podría obligarte a ser espiritual. Si la causa existe, el efecto ha de venir después. Así se podría crear un Buda; crearíamos la causa y después te convertirías en un Buda.

Pero somos incapaces de crear situación alguna en la que te puedas convertir en un Buda y no puedes crear una situación en la cual se te pueda impedir que te conviertas en un Buda.

Eres libre. En cualquier momento puedes elegir ser uno y puede que no optes por ello durante muchas vidas.

Esta ha sido una muy antigua disputa entre materialismo y espiritualidad. Esta es la discusión fundamental, no la de si Dios existe o no existe. Ese no es el debate fundamental porque uno puede ser espiritual sin un Dios. Buda nunca creyó en Dios alguno; Mahavira negó la existencia de Dios, pero nadie ha sido tan espiritual como Buda o Mahavira. Por eso Dios no es lo más importante, ni tan siquiera el alma es lo más importante. Buda afirma que no hay yo, ni alma, y él es espiritual por excelencia. ¿Qué es pues lo fundamental en la espiritualidad? Es el concepto de libertad, el que el hombre sea o no sea libre para trascender la humanidad.

Si todo tiene una causa, entonces no existe libertad para ti. Posees un cuerpo determinado debido a ciertas causas, debido a un determinado padre, a una determinada madre, a un determinado país, a un determinado clima, a una determinada herencia. Posees un determinado cuerpo; tiene una causa.

Posees una determinada mente debido a un determinado país, a una determinada cultura, a una determinada educación. Posees una mente debido a determinadas causas. Hablas cierta lengua porque así se ha dispuesto. Si hubieras nacido en China y no se te hubiera enseñado otra lengua más que el chino, será difícil imaginar siquiera que pudieras hablar una lengua distinta. El lenguaje tiene una causa. Se requieren ciertos factores y entonces hablas determinada lengua.

No hay pues libertad en esas cosas. Solamente la espiritualidad carece de causa y ése es el debate entre la ciencia y la religión porque la ciencia dice que no hay nada que sea posible sin una causa, que todo posee una causa. Puede que la conozcas o que no la conozcas, eso es otra cosa. Puede que el factor causal sea desconocido, pero “todo tiene una causa. La causa es o no es conocida, pero todo tiene una causa.

Si todo tiene una causa, no existe la libertad, si un Buda es entonces un Buda, no lo es por méritos propios. ¡Fue algo provocado! Entonces cualquier otro en su situación, X-Y-Z, se convertiría en un Buda. Solamente se requiere de una determinada situación.

Así, un Buda es sustituible por cualquiera. Si se te pone en la misma situación, te convertirás en un Buda, del mismo modo que el agua hierve a cierta temperatura, sea cual sea el agua. Es irrelevante la procedencia del agua, puede ser del Ganges o del Godavari o de donde sea. Cualquier clase de agua hervirá a cierta temperatura y se evaporará a cierta temperatura. A cien grados el agua se evaporará, en cualquier país, en cualquier clima, en cualquier época. La clase de agua es irrelevante. A los cien grados se produce la evaporación. Así pues puedes emplear cualquier agua, A, B, C.

La ciencia afirma que lo mismo ocurre con Buda. Dicen que colocando a cualquier hombre, A, B, C, en la misma situación, si la situación es la misma se producirá un Buda. Lo único que ocurre es que todavía desconocemos todos los factores causales; eso es otra cuestión, pero opinan que los conoceremos algún día.

¡Qué absurdo! Nadie puede crear una situación para convertir a alguien en un Buda. ¡Nadie puede decir cómo! Si le digo al agua, “¡Ahora, evapórate!”, el agua no podrá evaporarse, pero crea la situación y el agua se evaporará. El agua no tiene libertad para poder elegir. La situación es el factor determinante. Si se da la situación, automáticamente el agua se evaporará. La ciencia afirma que la situación del hombre es muy compleja. No es tan simple como el crear calor para que el agua se evapore. Es compleja, pues aún así “todos somos producto de algo” y “todo tiene una causa”.

Si éste fuera el caso, entonces no existiría la libertad. En realidad, en este país, esta idea ha arraigado profundamente en la mente humana. Por ello, los psicólogos dicen que ningún animal es un criminal; algo lo produce; y que ningún Buda es un Buda, algo lo produce. Todos somos esclavos, no hay responsabilidad de nadie. Con la desaparición del concepto de libertad no existe la responsabilidad. Por eso cuando me preguntas por qué la gente no está interesada en transformar sus vidas, su energía interior, en luz espiritual, el “porqué” es irrelevante. No tiene sentido. Con libertad, el “porqué” desaparece. Pero tú sí puedes preguntar por qué esta agua no se evapora, en este caso tienes que descubrir el “porqué” de la situación. Profundiza en la situación y descubrirás la respuesta al por qué esta agua no se evapora. Algo falta. Rectifícalo, y el agua se evaporará.

¿Por qué se enferma cierta persona? Diagnostícala y se descubrirá algo. La respuesta está ahí. ¿Por qué un determinado hombre no es espiritual? La respuesta a esta pregunta no es válida porque con la pregunta “¿por qué?”, asumo que, de alguna forma, en dicha situación debe de haber algo que obstruye el proceso. No existe tal factor. Si quieres ser espiritual puedes serlo; si no quieres serlo, no lo serás; depende de ti. ¡Depende de ti!

No, no se puede hacer nada con el hombre. La espiritualidad no es un bien. Y por esto, porque la espiritualidad significa libertad, es por lo que tan poca gente llega a ser espiritual. Porque nunca empleas tu libertad. Más bien, al contrario, te fuerzas a ser esclavo, porque la esclavitud es algo práctico, muy práctico y cómodo y la libertad es incómoda y poco práctica.

Cuando todo el mundo es un esclavo, puedes acomodarte a todos, si tú también eres un esclavo. Si empiezas a actuar de por libre, te desajustas. El mundo entero ha progresado solamente debido a los individuos desajustados. Los que se ajustan son siempre ortodoxos, tradicionales. Hacen lo que hacen los demás. Se amoldan. La libertad significa que empiezas a moverte en direcciones en las que nadie se mueve. El miedo te atenaza, te empiezas a sentir incómodo. No puedes sentirte seguro porque no hay nadie que haga lo que haces.

Debido a que la libertad es una gran responsabilidad y una responsabilidad altamente peligrosa, es por lo que sigues engañándote a ti mismo.

sábado, 15 de diciembre de 2018

LA IRA


Cuando creas que la ira se está acercando, cierra tus ojos y medita sobre lo que es la ira. Escarba en ti y descubre el origen del cual procede. Lo que hacemos, generalmente, es justo lo contrario. Cuando nos enojamos empezamos a pensar en el objeto de la ira, sobre quién la ha creado, y no sobre el origen de la ira, de dónde viene. Cuando te enojes, cierra tus ojos. Ese es el instante correcto para meditar. Cierra tus ojos, ve hacia adentro y descubre de dónde surge esta ira. Síguela hasta su mismísimo origen. Ve hacia adentro y descubrirás el origen del calor desde donde la energía acumulada está hirviendo por salir.

Obsérvala, solamente obsèrvala, de los contrario la lanzarás al exterior sin que sea transformada. Y no la reprimas, porque si la reprimes, regresará a su origen que ya se halla saturado. No podrá absorberla. La volverá a lanzar hacia fuera otra vez todavía con más fuerza. No la reprimas, se sencillamente, consciente. Ve hacia adentro, hacia el origen. Este mismo ir retiene el proceso; la observación misma transforma la cualidad de la ira porque esta observación calmada es un antídoto.

La ira y la calmada observación son dos fenómenos distintos. Cuando èsta calmada observación entra en la ira, cambia su energía, su composición misma y el calor se transforma en luz. Ese es el cambio: ¡el calor se convierte en luz! Entonces, la ira, ni es devuelta a su origen, que no puede contenerla porque ya está desbordado, ni es devuelta hacia el objeto desperdiciándola, en un absoluto despilfarro. Entonces esa energía ni se dirige hacia el exterior, hacia el objeto de la ira, ni es reprimida hacia su origen. Con la observación, esta energía es difuminada. Se difunde hacia la periferia de tu cuerpo como luz. Cuando se difunde, se desplaza como luz y la misma ira se convierte en olas; la misma ira se convierte en luz, una luz interna.

No te alteres, pues, ni te decepciones si te enojas con facilidad. Eso solamente indica que posees mucha energía. Una persona que nace sin energía no puede ser transformada. No tiene energía. Sé pues feliz porque posees energía, pero no la malgastes. La energía puede ser malgastada, puede ser transformada. La energía es en sí misma neutral. No te voy a decir lo que has de hacer con ella. Tú lo has de decidir. Esta es la ciencia secreta de la alquimia interior, el cambiar el calor en luz, el transformar el carbón en diamante, el cambiar el metal base en oro.

Esos son sólo símbolos. Los alquimistas no se preocupaban realmente por transformar los metales sin valor en metales preciosos, sino tenían que esconderse y tenían que utilizar una simbología esotérica, secreta, porque era muy complicado en los tiempos pasados hablar sobre la ciencia interior y no ser muerto o asesinado. Jesús fue asesinado; él era un alquimista. Y el cristianismo que se desarrolló, que vino tras Jesús, fue totalmente en su contra. La Iglesia cristiana empezó a matar y asesinar a aquellos que practicaban la alquimia.

Esta palabra “alquimia” es muy hermosa. Nuestra “química nació de la alquimia. La palabra “química” proviene de “alquimia”, pero “alquimia” es en sí misma una palabra muy profunda y significativa. La palabra “alquimia” proviene de Egipto. El antiguo nombre de Egipto era “Kem” y “Al Kem” quiere decir “La ciencia secreta de Egipto”. Los egipcios eran grandes conocedores de la alquimia de la transformación interior; en cómo transformar la química interna.

Este proceso es alquímico; observa la ira, y la ira es transformada en luz; observa el sexo, y el sexo es transformado en luz. Observa cualquier fenómeno interno que cree calor y transfòrmalo en luz.

sábado, 8 de diciembre de 2018

EL EQUILIBRIO DEL SOL Y LA LUNA INTERIOR


Necesitas que en ti exista una luna llena interna para ofrecerla a lo Divino como alimento. Únicamente eso puede servir de alimento para lo Divino: una luna llena interna.

Ser consciente opera en un doble sentido. Crea un sol y crea una luna. Hablamos ya de cómo se creaba el sol interior. Cuando te vuelves consciente de todo lo que sucede en ti, de las actividades inconscientes más profundas, te Iluminas. Todas las células de tu cuerpo se vuelven conscientes. Te vuelves luz. Tu consciencia alcanza absolutamente todos los poros de tu cuerpo. Así como los rayos del Sol llegan a la Tierra, tu consciencia interior, una vez despertada empieza a trabajar en cada célula del cuerpo y en cada fibra, en cada nervio corporal. Todo tu cuerpo se llena de luz. Pero eso es solamente una de las partes del ser consciente. Este es solamente uno de los procesos del ser consciente. Los rayos, desde tu centro, alcanzan también tu periferia, la circunferencia. Cuanto más fácilmente tus rayos alcanzan la circunferencia, más se enfría tu centro.

No sé si has oído hablar de cierta teoría sobre el Sol, el Sol exterior. No sé si puede ser cierta o no, pero ayuda a entender la realidad interior. Dicen que el mismísimo centro del Sol es el lugar más frío del sistema solar, que no es en absoluto caliente. El calor se encuentra solamente en la periferia, en la circunferencia, no en el centro del Sol. Por causa del helio que circunda al Sol, se crea el calor; es debido al helio y a su cadena de explosiones atómicas que el calor es generado y luego el calor se extiende al sistema solar.

El Sol posee un cuerpo y él es su centro. El sistema solar es el cuerpo y la Tierra pertenece al cuerpo como célula. El calor se extiende, se desparrama, por el sistema solar. Pero el Sol es en sí mismo algo frío, absolutamente frío y en su mismísimo centro es el lugar más frío de la Existencia. Y es obligado que sea así porque la realidad existe según polaridades. Si el Sol es lo más caliente ha de haber un lugar en su interior que equilibre ese calor. Considera una rueda que gira por la calle; la rueda gira, pero en su centro el buje sobre el cual se mueve permanece quieto. El movimiento ha de tener algo inmóvil en su centro; en caso contrario, el movimiento es imposible.

En este mundo de manifestaciones todo existe entre polos opuestos. Estás vivo porque en tu interior albergas la muerte. Si no albergaras la muerte, no podrías estar vivo. No creas pues que un día se te presenta la muerte. Viene como un desarrollo interior. No es algo con lo que te encuentras, con lo que te topas, ¡no! Es algo hacia lo cual estás creciendo a diario. Un día, el crecimiento finaliza y estás muerto. Es un fenómeno interior. Estás vivo con un centro muerto. No puedes estar vivo sin tener un centro muerto.

Nada existe sin su extremo opuesto. La vida y la muerte son simplemente dos realidades: positiva y negativa. Por eso parece lógico, dialéctico, pero aún no ha sido probado, que el Sol tenga en su centro un espacio frío, un área absolutamente fría; el extremo opuesto al calor de su circunferencia. Puede que sea cierto y puede que no lo sea; eso es algo irrelevante. Pero interiormente es algo totalmente cierto. Cuando te vuelves consciente, el calor empieza a viajar hacia tu circunferencia que la penetra. La contraparte es que ese centro de tu ser se irá volviendo más y más frío. Esa es la luna que trabaja. El sol es la calidez que se esparce, la luz que se desparrama.

Y debes saber que esa luz posee dos cualidades: la luminosidad y el calor. El calor es simplemente luz concentrada; la luz no es más que calor disperso. Por eso cuando la luz viaja por tu cuerpo, todas las células se calientan, se iluminan, se vuelven conscientes. El sueño es algo frío; la noche es fría. Por eso dormimos por la noche: es una hora fría. Y por la mañana, con el amanecer, todo recupera la calidez, la viveza. Entonces es difícil dormir y es fácil mantenerse despierto.

Cuando tu circunferencia está fría, cuando cada célula de tu cuerpo está fría, dormida, tu centro es un área caliente. Es debido a esa zona caliente en el centro que te sientes sexual, que te enojas, que te sientes codiciosos, que sientes tantas cosas. Tu centro está hirviendo. Este calor empieza a desplazarse. Desde luego, cuando el calor abandona tu centro, se difunde y cuanto más se difunde, menos calor es y en más luz se convierte.

Los rayos sobre la Tierra dan la vida. Han viajado una larga distancia. Si te acercas más y más a ellos se volverán mortíferos porque entonces dejarán de ser cálidos; se convertirán en puro fuego

Tal y como es, toda la estructura del cuerpo está fría. Solamente sientes calor con la ira, con el sexo, con el deseo, con la pasión. Eso no es luz sino simplemente un fenómeno febril. Por ello, el sexo se percibe como una liberación, porque pierdes cierta cantidad de calor y te sientes aliviado; pierdes cierta cantidad de fiebre y te sientes aliviado.

Debido a esto los militares no permiten que sus soldados disfruten de libertad sexual, porque si permites la libertad sexual a los soldados, no pueden luchar. Su fiebre interior es liberada. Si no les permites libertad sexual, su fiebre interna se acumula. Esa acumulación de fiebre, automáticamente, se vuelve violenta.

Por eso los grandes acertijos de la historia, los enigmas más profundos, pueden ser resueltos solamente cuando una sociedad es opulenta, cuando el problema de la comida y del hambre son resueltos, cuando una sociedad comienza a ser sexualmente libre. Solamente las sociedades pobres pueden ser sexualmente represivas. Cuando una sociedad es opulenta, es incapaz de reprimir el sexo porque el problema de la alimentación ya ha sido resuelto. Se libera gran cantidad de energía, así que ¿qué hacer con ella? Por eso una sociedad floreciente se vuelve sexualmente libre.

Una sociedad rica quiere decir una sociedad que ha progresado mucho tecnológicamente. Y siempre que una civilización alcanza un determinado punto de opulencia, obligadamente está presente la libertad sexual y entonces cualquier sociedad menos civilizada puede triunfar sobre esta sociedad más avanzada. Esto ha sido así siempre en la historia: una sociedad más avanzada es derrotada por una sociedad más bárbara, más incivilizada.

La India fue derrotada continuamente por razón de su riqueza. Los Tártaros, los Bereberes, los Hunos, los Mongoles, los Turcos, todos ellos eran sociedades incivilizadas. Albergaban gran cantidad de violencia. En Vietnam, los Americanos no pudieron ganar nunca. Su juventud es sexualmente libre y son menos violentos. Por eso no podrìan ganar en Vietnam. Ninguna sociedad opulenta puede imponerse realmente a una sociedad más pobre. Puede que luchen por largo tiempo, pero no podrán vencer; podrán acabar con todo un país, pero no podrán vencer porque adolecen de auténtico espíritu luchador.

América es hoy en día una de las sociedades sexualmente más libres de toda la historia. América no puede luchar; la lucha constituye una parte de una sexualidad reprimida. La fiebre interna ha de ser acumulada en grandes cantidades de modo que puedas ser violento. Reprime el sexo y te volverás violento. Por eso los mal llamados santos son tan violentos en su comportamiento. Se enojan, son violentos, debido a la sexualidad reprimida. Esa fiebre ha de ser liberada de alguna forma.

Siempre que te enojas, tu cuerpo se calienta. Aumenta su temperatura. El centro libera ira; la energía se extiende a la periferia. Normalmente está fría. Por lo general la periferia está fría y el centro está caliente. La inversa es lo que sucede cuando la consciencia se despierta en ti. Cuando meditas y profundizas en ti, cuando te vuelves consciente de toda actividad, todo toma un nuevo camino, un desvío. Tu periferia no se sume en la ira, no se sumerge en el sexo, ni en la codicia, ni en la pasión. Pierde su frialdad, su frialdad de sueño. Se vuelve cálida, viva y consciente. Y debido a que esta energía es liberada hacia la periferia continuamente cada veinticuatro horas, tú no tendrás necesidad ni de sexo ni de ira.

Un Buda no necesita de la ira. Es absolutamente inútil para él, porque su sistema energético ha cambiado por completo. Está empleando su calor para producir luz y tú estás empleando tu luz como calor. El mismo combustible puede ser empleado para quemar tu casa y el mismo combustible puede ser empleado para iluminarla. El combustible es el mismo, pero la dirección cambia. El combustible interno, la energía interna, se convierte en un fuego suicida. Te abrasa y por último, de ti quedan sólo cenizas. Al final, cuando la muerte se acerca, eres tan sólo cenizas. Todo ha sido consumido porque empleaste tu energía no como luz, sino como fuego.

Sea cual sea la medida, todo exactamente existe también en ti. Por eso cuando tu centro solar, tu sol, libera energía, la ibera de dos formas. O bien eres inconsciente y la liberas en forma de sexo, ira, codicia y otros desórdenes. O, si eres consciente, a través de esta consciencia el calor es transformado en luz; entonces es liberado como luz. Entonces estás continuamente bajo un baño de luz. Cada uno de tus poros, cada una de tus células, está bañada en luz. Hay un continuo baño de luz.


sábado, 1 de diciembre de 2018

EL YING Y EL YANG


Debes de haber oído hablar del concepto taoísta del ying y yang, el concepto de los polos opuestos de una misma realidad. La realidad existe mediante los polos opuestos, a través de lo positivo y de lo negativo, a través de lo masculino y de lo femenino, a través del ying y yang.

La realidad es un proceso dialéctico y cuando digo “proceso dialéctico” me refiero a que no es un proceso simple: es muy complejo. Un proceso simple implica un elemento operando; un proceso dialéctico implica a dos polos opuestos operando en una dirección. Y aunque aparecen como opuestos, crean una sinfonía, crean una armonía musical. Y esa armonía es la realidad.

Hombre y mujer significan Humanidad. El hombre solo no es la Humanidad, ni tampoco es la Humanidad solamente la mujer. La Humanidad, la música, la síntesis a la que llamamos Humanidad, es un fenómeno dialéctico. El hombre y la mujer operan en conjunto para crear la Humanidad, ambos colaboran para crear la Humanidad. Y el modo en que crean es dialéctico, existen como extremos opuestos y la tensión interna existente entre ellos crea la energía necesaria para el movimiento, para un ulterior proceso de crecimiento.

Lo mismo ocurre en todos los niveles. Si profundizamos junto al físico en la estructura interna del átomo, descubrimos de nuevo dos polos opuestos operando allí: la electricidad positiva y la electricidad negativa. Debido a esos dos polos opuestos, se crea la materia. Si solamente existiera la electricidad positiva, el mundo desaparecería inmediatamente. Si hubiera solamente la electricidad negativa, no existiría nada. Pero la electricidad negativa y la positiva crean una tensión interna y debido a esa tensión, existe la materia.

Lo mismo ocurre también con el ser interno del hombre. Hemos analizado còmo la consciencia crea un sol interior. El sol es el símbolo de la positividad interior y la luna es el símbolo de la negatividad interior. El sol es el principio masculino interno y la luna es el principio femenino interno. Esas palabras son simbólicas y para el Yoga hindú en particular, son muy significativas. Con “sol” no se refiere al Sol exterior, ni con “luna” se refiere a la Luna exterior. Esas dos palabras, “sol” y “luna” se emplean para designar el universo interior.

El Yoga hindú divide al hombre en dos partes: la parte solar y la parte lunar. Incluso cada una de las dos partes del proceso de respirar es conocida como el aliento lunar. Y, realmente, éste ha sido uno de los descubrimientos más importantes. Si detienes el aliento lunar y respiras únicamente a través del aliento solar, tu cuerpo se calentará. Y parece increíble en términos fisiológicos que este gran calor sea creado simplemente por utilizar una sola clase de respiración. Entre los tibetanos existe un Yoga del calor en el cual se respira únicamente mediante el aliento solar sin emplear para nada el aliento lunar.

De ordinario la respiración está continuamente cambiando, pero la ciencia médica Occidental no se ha dado aún cuenta de ello. El respirar no es un proceso simple, es un proceso alterno. Cambias de orificio nasal cada hora. Cada cuarenta o sesenta minutos aproximadamente, alternas el orificio nasal y empiezas a respirar a través del otro. Luego cambias otra vez. Cuando necesitas más calor en el cuerpo, por ejemplo si de repente te enojas, tu aliento solar entra en acción.

El Yoga dice que cuando estás enfadado, si empleas el aliento lunar y detienes el aliento solar, eres incapaz absolutamente de sentirte enojado porque el aliento lunar crea un tremendo frescor interno. El cuerpo entero se halla dividido entre el sol y la luna y la mente también se encuentra dividida entre el sol y la luna.

Considera pues al hombre, no como uno, porque nada puede existir como uno. Todo existe a través de la dualidad. Estás dividido en dos. Posees una parte positiva y una parte negativa. A la parte positiva se la conoce en la simbología hindú como “el sol” y a la parte negativa como “la luna”. La negativa es fría, silenciosa, tranquila. La positiva es cálida, vibrante de energía, activa. En ti el sol es la parte activa y la luna la parte inactiva, y si ambas, la activa y la inactiva, se equilibran, de repente te hallas Iluminado. Para decirlo más enfáticamente: tienes un desequilibrio, pero si ambas partes son equivalentes en fuerza, se balancean la una a la otra, se niegan entre sí, y en el instante en que ambas son iguales en fuerza, recuperas tu equilibrio interior y alcanzas una realidad diferente; la realidad de lo no dual. Esa realidad no dual puede ser percibida solamente cuando ambas dualidades se equilibran. Entonces las trasciendes.

En el mundo existimos como dualidad. Más allá del mundo existimos como no dualidad, como uno. Piensa en ti mismo como si fueras un triángulo, con dos ángulos existiendo en el mundo y el tercero más allá del mundo. Dos ángulos pertenecen a este mundo y un ángulo pertenece a ese mundo, al mundo de Brahma. Pero si aquellos dos están desequilibrados, no eres capaz de trascenderlos. Los trasciendes tan sólo cuando recuperas el equilibrio. Este equilibrio es el Nirvana, este equilibrio es el Moksha, este equilibrio es estar centrado. El ser consciente significa equilibrar esa dualidad. Y en el instante en que esa dualidad es equilibrada, no naces de nuevo; desapareces del mundo.

Puedes nacer una y otra vez solamente si existe un desequilibrio. Si el desequilibrio alcanza la totalidad, si el equilibrio se vuelve total, es imposible nacer de nuevo. Desapareces del mundo, el cuerpo no puede ya existir más. Entonces no puedes volver a entrar en otro cuerpo otra vez.


sábado, 24 de noviembre de 2018

EL PAPEL DE LOS ILUMINADOS


Los Budas juegan un papel porque la consciencia humana no es únicamente individual; es también colectiva. Está en ti, pero también está fuera de ti. En cierto modo, la consciencia está en ti y tú estás dentro de una consciencia aún mayor, como un pez en el mar. El pez está en el mar y el mar está dentro del pez.

Existimos en un gran océano de consciencia y siempre que un Buda nace, siempre que alguien alcanza la condición de Buda, siempre que alguien alcance la Iluminación a través de sus esfuerzos, mediante su evolución consciente, se alza una ola en el océano. Con esa ola todo lo que está en el océano se ve afectado. Ha de ser así porque una ola en el océano forma parte de un esquema aún mayor.

Cuando Buda alcanza una determinada altura, todo el océano se ve afectado en múltiples maneras. Esta altura será entonces reverberada en todas direcciones. Lanzas una piedra a un lago: se crea un pequeño círculo. Luego se va expandiendo y por último todo el lago se ve afectado por él. Un Buda es una piedra en el lago de la consciencia humana. La Humanidad nunca volverá a ser la misma que fue antes de un Buda.

Los cristianos lo han convertido en un punto de partida. Dividen la historia en “antes de Cristo y después de Cristo”. Es algo muy significativo. En realidad la historia es diferente y no está dividida, pero la división es creada porque después de Cristo surge un cambio. Debido a que Cristo ha nacido, la Humanidad nunca podrá volver al mismo anterior estado mental. Todo se ve afectado. Nos elevamos con los Budas y caemos con los Hitlers, pero el elevarte y el caer es algo natural para ti. Un Buda nace: todo el mundo se elevará con él. Pero éste no es un esfuerzo consciente por tu parte.

Puedes emplear esta oportunidad. Un Buda está ahí: una posibilidad ha florecido en su pura esencia, una consciencia ha llegado a su culminación. Este es un instante adecuado para vuestros esfuerzos conscientes. Te tomará menos tiempo, necesitarás menos esfuerzo. Es como si la historia al completo fluyera hacia arriba. Ahora puedes nadar fácilmente. Pero si no usas la oportunidad alcanzarás la altura y bajarás. Con un Buda, asciendes; con un Hitler desciendes. Seguirás yendo arriba y abajo. Este ir hacia arriba y hacia abajo será una fuerza natural para ti. Para un Buda, supondrá un esfuerzo consciente; para ti será algo natural.

¡Empléalo! El hombre puede emplearlo de dos formas. Cuando un Buda está presente, alzarse es fácil. La consciencia entera se halla abierta encarando la cumbre. La cumbre está ahí. En tus profundidades ella resuena. La música se escucha en lo profundo; puedes seguirla. Si haces un pequeño esfuerzo, puedes alcanzar la condición de Buda con facilidad.

Existe una historia muy significativa. Buda alcanzó lo Supremo; luego permaneció en silencio durante siete días. No sentía que debiera decir nada sobre lo que había alcanzado. El silencio parecía total, indestructible. Entonces Brahma se sintió asustado, “Puede que no hable, y ¡sucede en tan pocas ocasiones que un hombre alcanza la condición de Buda!”. Por eso la historia cuenta que Brahma acudió a Buda, se postró a sus pies y dijo, “¡Has de hablar! No te quedes en silencio. ¡Debes hablar!”.

Buda dijo, “Parece que es algo inútil porque aquellos que pueden oírme y entenderme, serán capaces de entender aun sin mí. Pero aquellos que no pueden oírme, incluso aunque escuchen no podrán entenderme. Parece pues que no hay necesidad de hablar”.

Brahma dijo, “Hay otros pocos a los cuales estás excluyendo. Hay unos pocos más que se hallan en la línea fronteriza. Si hablas, te escucharán y darán el salto. Si no hablas, puede que incluso retrocedan. Están en el límite. Te escucharán y darán el salto”.

Un Buda está ahí. Es una posibilidad para dar el salto. Pero tú resultas afectado des o no des el salto. ¡Serás afectado! Pero esta influencia, sin tu voluntad consciente, será una fuerza natural. Y cuando surja un Hitler, descenderás. Tal y como ascendiste con un Buda, puedes descender con cualquiera, porque el ascender no es un logro tuyo. Con una ola que se eleva, tú asciendes; con una ola que baja, desciendes. Pero puedes emplear la oportunidad. Cuando asciendes, con sólo un poquito de esfuerzo de parte de tu voluntad, eres capaz de alcanzar más. Por eso con un Buda, miles se convierten en Budas.

Desconozco si lo sabes o no, pero en quinientos años sucedieron grandes cosas con respecto a la religión. ¡En quinientos años! Buda, -Gautama el Buda- Mahavira, Sócrates, Platón, Aristóteles, Confucio, Lao Tse, Zarathustra, Jesús aparecieron en un lapso de quinientos años, en un período determinado en el que todo ascendía. Todas las grandes religiones surgieron en esos quinientos años.

Algo misterioso radicaba en su origen, algo muy misterioso. Tan sólo en Bihar, en un lugar muy pequeño, en una minúscula provincia, en los tiempos en que Buda vivió allí hubo ocho personas de la altura de Buda. Tan sólo en la pequeña área de Bihar hubo ocho Iluminados. Estaba Mahavira, estaba Buda, estaba Ajit Keshanbal, estaba Belatiputta, ¡ocho de tales personas! Y esos eran personajes conocidos.

Alguien le preguntó al Buda, Tienes a 10.000 bikus contigo. ¿Cuántos de ellos han alcanzado la condición de Buda?”.

Buda respondió, “Tantos que no puedo contarlos”.

El que preguntaba le dijo, “¿Por qué están tan silenciosos? ¿Por qué no nos damos cuenta de ellos? ¿Por qué no son famosos?”.

Buda le dijo, “Cuando estoy hablando no hay necesidad de que ellos hablen. Y aún más, cuando alcancé por primera vez la condición de Buda, traté por todos los medios de permanecer en silencio. Fue Brahma el que me persuadió para que hablara. Por eso se han vuelto silenciosos. Nadie sabrá sobre ellos; ni sus nombres serán conocidos”.

Un día Buda acudió a su asamblea de monjes con una flor en la mano. Tenía que hablar, pero no habló. Simplemente se sentó y así continuó por largo tiempo. Todo el mundo se sintió inquieto y empezaron a susurrar de oreja a oreja. “¿Qué ocurre? ¿Por qué no habla hoy?”. Èl estaba sentado allí con una flor en la mano, una flor de loto, observándola, totalmente absorto en ella. Entonces alguien preguntó, “¿Acaso no vas a hablar?”.

Buda dijo, “Estoy hablando. ¡Escucha! Y permaneció en silencio”.

Alguien más preguntó, “Somos incapaces de comprender lo que está haciendo, señor. Está observando la flor y hemos acudido para oír algo de usted”.

Buda dijo, “Os he dicho muchas cosas que podían ser dichas. Ahora estoy diciendo algo que no puede ser dicho y si alguien lo entiende, que ría”.

Solamente una persona rió, Mahakashyapa. No era nadie conocido anteriormente; nadie sabía nada de él. Este es el único incidente que se conoce. Mahakashyapa era su nombre”.

Ananda era un discípulo muy conocido, Sariputta era un discípulo muy conocido, Mogdalayan era un discípulo muy conocido, pero Mahakashyapa era un discípulo absolutamente desconocido. Ni Sariputta, ni Ananda, ni Mogdalayan, fueron capaces de reír; solamente un hombre desconocido, del que nadie sabía nada, rió. Buda le llamó, “Mahakashyapa, ¡ven!”. Y Buda le dio la flor a Mahakashyapa y le dijo, “Todo lo que podía decir lo he dicho a los demás y lo que no podía decir te lo he dicho a ti. Toma esa flor”. Este es el único incidente conocido sobre Mahakashyapa, la única mención de su nombre.

Cuando Bodidharma llegó a la China setecientos años después de Buda, dijo, “Soy un discípulo de Mahakashyapa. Buda fue el primer Maestro, Mahakashyapa fue el segundo Maestro y en esa saga soy el vigésimo octavo”. Por esto la tradición zen en Japón dice que Mahakashyapa fue su fundador; el hombre que rió y el hombre al que Buda le dio la flor.

Por la noche, cuando todo el mundo se había ido, cuando todos se habían dispersado, Ananda le preguntó, “¿Quién es este Mahakashyapa? Nunca oímos hablar de él. Es un hombre extraño y totalmente desconocido”.

Buda dijo, “¿Cómo vas saber de él. Ha permanecido en silencio durante años. Y solamente él pudo reír debido a que había permanecido tan en silencio. Solamente él fue capaz de entender. Fue una transmisión sin palabras, una comunicación sin palabras. Solamente él fue capaz”.

Cuando un Buda está presente, con un pequeño esfuerzo de tu voluntad eres capaz de lograr mucho. Cuando un Buda no está allí, estás luchando contra la corriente. Cuando un Hitler o un Gengis Kan están presentes, se requiere mucho esfuerzo. Incluso entonces, el tener éxito es muy difícil.

Se dice que Buda dijo, “Elige el momento adecuado para nacer, escoge un tiempo en el que se halle presente”.

sábado, 17 de noviembre de 2018

EL ESFUERZO CONSCIENTE


La antigua cultura hindú intentó por todos los medios transformar la vida de un modo tal que todo se convirtiera en fuente de crecimiento. Es natural para un niño que respete a su padre, pero no es natural que lo respete cuando se ha vuelto viejo, anciano, incapaz de hacer nada por el niño y se ha convertido simplemente en una carga para él. ¡Entonces no es natural! Ningún animal hace esto; la pauta natural se ha roto. Solamente el hombre es capaz de hacerlo, y si se hace, creces. Es volitivo. Creces con cualquier acto volitivo, sea simple o complejo.

Te voy a contar una historia. En el Mahabarata, el padre de Bishma se enamora de una chica. Era muy anciano. Pero incluso cuando eres viejo, enamorarse, es algo natural. Incluso en el lecho de muerte puedes enamorarte. La chica estaba dispuesta pero el padre de ella estableció una condición. Dijo, “Tú tienes a tu hijo, Bishma”. Bishma era joven, en la edad de casarse. El padre de la chica dijo, “Bishma heredará tu reino, por eso asegúrame que si mi hija te da un niño, él heredará el reino, no Bishma”.

Era antinatural para el padre el decir esto a Bishma. Era un anciano que podía morir en cualquier momento, pero se sentía preocupado y se volvió triste, por lo que Bishma le preguntó: “¿Qué ocurre? ¿En qué piensas? ¿Qué puedo hacer, dímelo?”.

Por eso se inventó una historia. Los ancianos son muy duchos en eso. Dijo, “Debido a que eres mi único hijo, el único, y debido a que nadie puede confiar en la naturaleza, si murieras o algo te sucediera, ¿quién heredaría mi reino? He hablado con los sabios y me han aconsejado que es mejor que me case de nuevo para que pueda tener así otro heredero”.

A lo que Bishma dijo, “¿Qué hay de malo en ello? ¡Cásate!”.

Entonces el padre le dijo, “Existe un problema. Quiero casarme con esa chica, pero su padre quiere como condición “Que tu hijo Bishma no herede el reino. Solamente podrá hacerlo el hijo de mi hija”.

A lo que Bishma dijo, “De acuerdo. Te lo prometo”.

Bishma acudió al hombre cuya hija iba a desposarse con su padre. Le dijo, “Te prometo que no heredaré el reino”.

Pero ese hombre era un pescador, muy vulgar. Le dijo, “Lo sé. Pero, ¿cómo puedes prometerme eso? Tus hijos pueden crear problemas. Y nosotros somos simples pescadores, gente muy sencilla. Si tus hijos crean problemas, no podremos hacer nada”.

A lo que Bishma respondió, “Te lo prometo: nunca me casaré. ¿De acuerdo?”. Y entonces se acabó toda la historia.

Esto es algo muy poco corriente. El era un joven y nunca se casó, nunca miró a una mujer con deseo carnal. Esto supuso un crecimiento. Esto creó un sutil ser, una integración, una cristalización. No hubo entonces necesidad de otra sadana, de otra práctica espiritual! Esta única acción fue suficiente. Cristalizó. ¡Esta promesa fue suficiente! Se convirtió en un hombre distinto, empezó a crecer en vertical. La línea natural horizontal se detuvo. Con esa promesa, todo se detuvo. No había una posibilidad biológica ahora. Todo lo que fuera natural se volvió carente de sentido.

Pero un Bishma es raro. Sin ninguna otra práctica espiritual, sin otro esfuerzo espiritual más que éste, alcanzó la culminación más alta posible. Por eso con cualquier acción simple o compleja que sea una decisión consciente de tu parte –sin ninguna fuerza orientadora detrás, sin ninguna fuerza natural obligándote a decidir-, si es tu decisión, a través de esta decisión tú eres creado. Toda decisión es decisiva para tu nacimiento; naces en una nueva dimensión. Emplea pues cada acción; incluso las acciones más comunes.

Estás sentado. Decide que “No voy a mover mi cuerpo durante diez minutos”. Te sorprenderás al ver que aunque el cuerpo no se estaba moviendo antes, ahora el cuerpo te obliga a moverte. Empiezas a percibir muchos sutiles movimientos en tu cuerpo de los cuales no eras consciente. El cuerpo se rebelará. Todo el pasado está tras él y el cuerpo dirá, “Me moveré”. El cuerpo empezará a temblar, habrá pequeños temblores y tendrás numerosas tentaciones de moverte, rascarte en alguna parte. Muchas cosas sucederán. Estabas sentado anteriormente sin moverte, pero ahora no puedes permanecer sentado. Pero si puedes permanecer sentado durante diez minutos sin moverte, no tendrás necesidad de otra meditación.

En Japón llaman al “estar simplemente sentado”, la única meditación. Lo denominan “Za-zen” significa simplemente estar sentado. Pero siéntate y no hagas nada más. Cuando un buscador acude a un Maestro zen, el Maestro le dice, “Simplemente permanece sentado; siéntate durante horas”. En un monasterio zen verás a muchos, muchos buscadores sentados durante horas. Simplemente estando sentados, sin hacer nada. No se les da meditación alguna, ni contemplación, ni oración. El estar sentado es la única meditación.

Un buscador permanecerá sentado durante seis horas sin movimiento alguno, y cuando todo movimiento se desvanece, se elimina, cuando no queda ningún movimiento, no tan sólo ningún movimiento, sino ningún deseo interno de moverse, estás centrado, ¡has cristalizado! Has empleado el mismo acto de sentarse para ejercer tu voluntad, tu volición, tu consciencia.

Es algo muy difícil. Si te digo, “Cierra simplemente los ojos y no los abras”, se te presentarán muchas tentaciones. Y entonces te sentirás incómodo por no abrirlos, y los abrirás. Y puedes engañarte a ti mismo con “No los estoy abriendo. De repente se han abierto por sí mismos; los ojos se han abierto solos. No era consciente”. O puedes engañarte de otra forma: puedes atisbar un poco, un pequeño vislumbre y luego los cierras.

Si puedes mantener tus ojos cerrados como un simple acto de tu voluntad, eso te ayudará. Cualquier cosa puede convertirse en un medio para crecer, así que observa tus hábitos. Y hagas lo que hagas, hazlo voluntariamente. Todo, cualquier hábito, puede ser utilizado, cualquier acción mecánica puede ser empleada. Empieza a actuar de otra forma; cambia y luego, una vez decidas hacer algo, hazlo. Sino, puede ser fatal.

¡Y es fatal! Si tomas una decisión y no la ejecutas, es mejor que no la hubieras tomado porque esto te conmocionará profundamente. Y seguimos haciéndolo. Seguimos decidiendo hacer y no hacemos. Por último, perdemos nuestra capacidad de ejercer la voluntad y empezamos a sentir una profunda carencia de voluntad, una profunda impotencia, una profunda debilidad. Y decides sobre cosas muy comunes. Alguien decide, “No voy a fumar”, y al día siguiente está fumando. Puedes pensar, “¿Qué hay de malo en ello? Fue una decisión mía y yo soy el amo de mis decisiones, por eso la he cambiado”.

¡No lo eres! Has cambiado porque no eres el amo. El fumar ha demostrado ser el amo, no tú. El fumar es más poderoso que tú. En este caso es mejor no tomar una decisión. Seguir fumando. Pero si tomas una decisión, haz que ésta sea una decisión definitiva. Nunca te apartes de ella. Eso te aportará un crecimiento.

Desde luego que todos los hábitos lucharán en tu contra y tu mente dirá, “¿Qué es lo que estás haciendo? ¡Te equivocas!”. Tu mente se justificará de muchas maneras. No digo que el fumar no sea algo malo. Digo que he decidido no fumar y entonces el fumar no es lo adecuado. Haz incluso a la inversa: si decides fumar, fuma. No te detengas entonces. Ocurra lo que ocurra, tengas cáncer o lo que sea, déjalo que ocurra. Si todo el mundo está en contra de ello, deja que lo estén. Si has decidido fumar, fuma. Aún si te cuesta la vida, sigue fumando. Eso te hará crecer.

En el instante en que tomas una decisión, serás tentado y el trascender la tentación es crecer. Recuérdalo, no es reprimir. ¡No es represión! Es trascender. La tentación está ahí. No has de combatirla; has de familiarizarte con ella. Dices, “De acuerdo, está ahí, pero ya he tomado una decisión”. Inténtalo como meditación.

Este esfuerzo consciente para tomar decisiones, para actuar, para ser, será a partir de ahora la evolución para el hombre. Un Buda es distinto de ti debido a este esfuerzo y a nada más. Potencialmente no existe diferencia alguna. Solamente este esfuerzo consciente es el que marca la diferencia. Entre un hombre y otro hombre, la única diferencia es la del esfuerzo consciente. Todo lo demás es superficial. Digámoslo así: solamente tus vestidos son distintos. Pero cuando has adquirido alguna consciencia en ti, cuando has crecido, cuando has adquirido cierto crecimiento interno que no es natural sino que va más allá, entonces posees una individualidad distinta.

sábado, 10 de noviembre de 2018

LA LIBERTAD


Sartre dice que el hombre está condenado a ser libre. ¡Condenado a ser libre! La naturaleza entera se halla en paz debido a que no hay libertad. La libertad es una pesada carga; ese es el motivo por el cual nos disgusta la libertad. Digamos lo que digamos, a nadie le gusta la libertad. Todos temen la libertad. La libertad es una cosa peligrosa. En la naturaleza la libertad no existe, por eso hay tanto silencio. Nunca le podrás decir a un perro, “Eres un perro imperfecto”. Todos los perros son perfectos. Puedes decírselo a un hombre, “No eres un hombre perfecto”. Entonces sí tiene sentido. Pero decirle a un perro, “No eres un perro perfecto”, es absurdo. Todos los perros son perfectos porque un perro no es libre para elegir. Es empujado por la evolución. Es hecho, no se crea a sí mismo.

Una rosa es una rosa. Por muy bella que sea, no es libre, es solamente una esclava. Es dirigida. No tiene libertad para florecer o no florecer. No existe ningún problema, no hay elección; una flor ha de florecer. La flor no puede decir, “No me gusta florecer” o “Me niego a ello”. No tiene elección, no tiene libertad, por eso la naturaleza es tan silenciosa: es una esclava. No puede equivocarse, no puede errar. Y si no puedes equivocarte, si siempre haces lo correcto, y si “lo correcto” no está en tus manos, estás simplemente dirigido por fuerzas externas.

La naturaleza es una gran esclavitud. Con el hombre, por vez primera, la libertad hace su aparición. El hombre tiene libertad para ser o para no ser. Y así surge la angustia, el miedo de si será o no capaz, de si podrá o no podrá ser, aparece el miedo por lo que va a suceder. Hay una profunda incertidumbre. Cada instante es un instante incierto. No hay nada fijo ni cierto, nada es predecible con el hombre. Todo es impredecible.

Hablamos de la libertad, pero a nadie le gusta la libertad. Por eso continuamos hablando de la libertad, pero creamos esclavitud. Hablamos de libertad y luego creamos una nueva esclavitud. Nuestra libertad misma no es más que un cambio de cautiverio. Cambiamos de una esclavitud a otra, de una dependencia a otra. A nadie le complace la libertad porque la libertad crea miedo. Entonces has de decidir y elegir. Le preguntamos a uno u a otro que nos indique qué hay que hacer. A la sociedad, al gurú, a las escrituras, a la tradición, a los padres. Alguien nos ha de indicar qué es lo que debemos hacer, alguien nos ha de indicar el camino. Luego podemos seguirlo, pero no somos capaces de movernos por nosotros mismos. Existe la libertad y existe el miedo.

Por eso existen tantas religiones. No existen por causa de Jesús, de Buda o de Krishna. Surgen debido a la existencia de un arraigado temor hacia la libertad. No puedes ser solamente un hombre. Has de ser un hindú, un cristiano o un musulmán. Así siendo un cristiano, pierdes tu libertad; siendo un hindú, dejas de ser un hombre porque ahora puedes decir, “Sigo una tradición. No estoy pisando suelo desconocido, inexplorado. Voy por un camino bien determinado. Sigo a alguien, no estoy yendo solo. Soy un hindú, por eso voy con la multitud, no me muevo como individuo.

Si me muevo como individuo, solo, entonces surge la libertad, entonces a cada instante he de decidir, a cada instante he de dar nacimiento a mí mismo, a cada instante estoy creando mi propia alma. Y nadie será el responsable; en última instancia sólo yo seré el responsable”.

Nietzsche ha dicho, “Ahora Dios ha muerto y el hombre es completamente libre”. Si Dios está realmente muerto, entonces el hombre es totalmente libre. Y el hombre no está asustado por la muerte de Dios; está mucho más asustado de su propia libertad. Si existe un Dios, entonces todo está bien con respecto a ti. Si no hay un Dios, entonces se te deja completamente libre. Estás condenado a ser libre. Haz entonces lo que quieras y sufre las consecuencias y nadie más será el responsable.

Erich Fromm ha escrito un libro titulado “El miedo a la libertad”. Te enamoras y empiezas a pensar en casarte. El amor es libertad; el matrimonio es esclavitud. Pero es difícil encontrar una persona que se enamore y no empiece a pensar en casarse inmediatamente. Debido a que el amor es una libertad, existe el miedo. El matrimonio es algo fijo; entonces no hay temor. El matrimonio es una institución muerta; el amor es un acontecimiento, vivo. Tiene vida, puede cambiar. El matrimonio carece de vida, nunca cambia. Por esto el matrimonio posee una certeza, una seguridad.

El amor no tiene certeza ni seguridad. El amor es inseguro. En cualquier instante puede desaparecer en la nada tal y como ha surgido de la nada. ¡En cualquier instante puede desaparecer! No es terrenal, no tiene raíces en la Tierra. Es impredecible. Así pues, “Mejor es casarse. Entonces habrá unas raíces. Entonces este matrimonio no podrá desaparecer en la nada. ¡Es una institución!”. En todas partes, tal y como ocurre con el amor, en todas partes, cuando encontramos la libertad, la transformamos en esclavitud. ¡Cuánto antes mejor! Entonces nos sentimos en paz. Por eso toda historia de amor acaba en matrimonio. “Se casaron y vivieron felices para siempre”.

Nadie es feliz, pero es bueno acabar ahí la historia porque entonces comienza el infierno. Por eso, toda historia acaba en el momento más hermoso. ¿Y cuál es ese instante? ¡La libertad convirtiéndose en esclavitud! Y no solamente ocurre con el amor, ocurre con todo. Por eso el matrimonio es algo repulsivo. Ha de serlo. Todas las instituciones han de ser repulsivas porque son solamente el cuerpo sin vida de algo que estuvo vivo. Pero con cualquier cosa que esté viva, la incertidumbre estará presente.

“Vivo” quiere decir que puede moverse, que puede cambiar, que puede ser diferente. Te quiero y un instante después puedo no quererte, pero si soy tu marido o tu mujer puedes tener la certeza de que en el instante siguiente sí seré tu marido o tu mujer. Es una institución. Lo muerto es permanente; lo vivo es momentáneo, cambiante, fluye.

El hombre se siente asustado ante la libertad, y la libertad es la única cosa que te hace un hombre. Por eso somos suicidas: destruimos nuestra libertad, y con esa destrucción estamos destruyendo todas nuestras posibilidades de ser. Entonces el “tener” es lo correcto porque “tener” significa acumular cosas muertas. Puedes seguir acumulando; no tiene fin. Y cuanto más acumulas, más seguro te sientes. Cuando afirmo, “Ahora el hombre ha de funcionar conscientemente”, quiero decir que tienes que ser consciente de tu libertad y también ser consciente de tu miedo a la libertad.

¿Cómo emplear esta libertad? La verdadera religión no es nada más que un esfuerzo hacia la evolución consciente, un esfuerzo en pos de cómo emplear esta libertad. Tus esfuerzos de voluntad son ahora importantes. Cualquier cosa que hagas de forma no voluntaria forma parte del pasado. Tu futuro depende de tus actos voluntarios. Un simple acto hecho conscientemente, según tu voluntad, te aporta cierto crecimiento. Incluso un acto ordinario.

Estás ayunando, pero no porque carezcas de comida. Tienes comida, puedes comerla. Tienes hambre, puedes comer, pero sigues ayunando. Este es un acto volitivo, una acción consciente. Ningún animal puede hacer esto. Un animal ayunará cuando no hay comida, pero solamente el hombre es capaz de ayunar cuando se juntan el hambre y las ganas de comer. Este es un acto volitivo. Empleas tu libertad. El hambre no puede coaccionarte. El hambre no puede impelerte y la comida no puede condicionarte.

Si no hay comida, no es un ayuno. Si no está presente el hambre, es naturopatía, no es un ayuno. El hambre está ahí, la comida está ahí y tú estás en ayuno. Este ayunar es un acto de voluntad, un acto consciente. Esto te aportará mucha consciencia. Experimentarás cierta sutil libertad. Liberación de la comida, liberación del hambre. En realidad, en lo profundo, liberación del cuerpo, y aún más profundo, liberación de la naturaleza. Y tu libertad crece y tu consciencia crece. A medida que tu consciencia crece, tu libertad crece. Están interrelacionadas. Sé más libre y serás más consciente; sé más consciente y serás más libre. Son interdependientes.

Pero somos capaces de engañarnos a nosotros mismos. Un hijo, una hija pueden decir, “Me rebelaré contra mi padre para ser así más libre”. La juventud actual están haciendo esto. Pero la rebelión no es libertad porque es sencillamente algo natural. A cierta edad el rebelarse en contra de los padres no supone libertad alguna, es simplemente algo natural. Un niño que está saliendo del vientre de su madre no puede decir, “Estoy abandonando el vientre”. Es algo natural.

Ahora ha de luchar en contra de sus padres porque únicamente combatiendo a sus padres podrá alejarse de ellos. Por eso todo niño irá en contra de sus padres; es algo natural. Y si un niño no se opone a sus padres, eso supone un crecimiento, porque entonces lucha contra la naturaleza.

Por ejemplo, te casas. Tu madre y tu esposa van a hallarse en conflicto, lo cual es natural, digamos, porque para la madre es un gran shock. Te has ido con otra mujer. Hasta ese instante eras total y exclusivamente de tu madre. Y no importa que ella sea tu madre, en lo más hondo nadie es una madre de nadie ni nadie es una esposa. En lo más profundo toda hembra es una mujer. De repente te has ido con otra mujer y la mujer que hay en tu madre sufrirá, se sentirá celosa. La lucha y el conflicto son algo natural. Pero si tu madre aún puede amarte, eso supone un crecimiento. Si tu madre puede amarte más de lo que te ha estado amando, ahora que te has ido con otra mujer, eso es crecer, eso es crecer conscientemente. Ella está superando sus instintos naturales.

Cuando eres un niño amas a tus padres. Eso es algo natural, un simple pacto. Estás indefenso y ellos hacen todo por ti. Los amas y los respetas. Cuando tus padres se hayan vuelto viejos y no puedan hacer nada por ti, si todavía les respetas y les amas, eso supondrá un crecimiento. En cualquier momento en que trasciendes los instintos animales, creces. Has realizado un acto voluntario, por eso tu ser crecerá y adquirirás una esencia.

sábado, 3 de noviembre de 2018

LA INVOLUCIÒN EN EL SER HUMANO


Un grupo determinado de científicos opina que el hombre es una regresión, no una evolución. Puede que sea así porque en la vida nunca puedes permanecer estático. Si no evolucionas, retrocedes. No hay un instante estático en la vida, no puedes quedarte en un punto determinado. No puedes decir, “No estoy desarrollándome, por lo tanto me quedaré tal y como soy, mantendré el status quo”. ¡No puedes mantenerlo! O bien vas hacia delante o bien retrocedes. Un grupo determinado de científicos opina que el hombre está retrocediendo día a día, que está ocurriendo una “infantilización”. El hombre se comporta más como un niño que como un adulto, en cualquier parte de la Tierra.

Analizando, muchas cosas resultan claras y obvias. Una: en el pasado, siempre era el anciano, el hombre evolucionado, el que era predominante en la sociedad, pero nuestra sociedad es la única sociedad en la historia mundial en la que los niños se han convertido en los que mandan. Lo dominan todo, todas las tendencias, todas las modas, todo. Son los modelos. Todo lo que hacen se convierte en religión, todo lo que hacen se convierte en política, todo lo que hacen establece determinadas tendencias en el mundo.

Si retrocedemos, un hombre de treinta años se comportaba de un modo maduro. Ahora no ocurre así. Incluso una persona de treinta años se comporta infantilmente, de forma juvenil, con las mismas rabietas, con las mismas actitudes infantiles. ¿Cuáles son esas actitudes infantiles? Un niño cree que es el centro del mundo y que todos sus deseos han de ser satisfechos de inmediato. Lo son. Cuando está hambriento se le proporciona leche, cuando solloza todo el mundo le presta atención. Toda la familia se dispone en torno a él.

Los niños se convierten en dictadores. Saben cómo ejercer una dictadura sobre la familia al completo. Un niño de muy poca edad es el dictador de toda la familia. Al padre, le persuade; a la madre la soborna. ¡Incluso con los invitados se comporta dictatorialmente! Un niño se cree el centro del mundo. Ha de ser soportado, ayudado por todos sin pagar nada. No está para dar amor, solamente para pedirlo. Desde luego no podemos esperar de un niño que ame. Pide y pide de todo y si sus peticiones no son satisfechas se vuelve violento, se enfada. Se vuelve en contra del mundo entero, se pone a romper cosas.

En la actualidad esto sucede con la mayor parte del mundo. Siempre fue así con los niños, pero ahora ocurre con todo el mundo. Nuestras mal llamadas revoluciones no son nada más que tentativas infantiles. Nuestras llamadas rebeliones no son nada más que el considerarse cada uno a sí mismo como centro del mundo. Todos sus deseos han de ser satisfechos inmediatamente y si no es así, entonces destruirá el mundo.

Los estudiantes se rebelan en las universidades de todo el mundo. Simplemente muestran sus mentes inmaduras, juveniles. ¿Qué significado tiene el que los estudiantes arrojen piedras a las ventanas de los edificios universitarios, el que incendien los edificios, que destruyan? ¿Qué quiere decir esto? Carecen por completo de madurez. Y si comienzas a pensar en ello, no son solamente los estudiantes y los niños, los chicos y las chicas. Si analizas al hombre moderno, incluso a un padre o a una madre, observarás que se comportan de un modo infantil. Si observas a nuestros políticos, verás que se comportan de forma infantil careciendo por completo de madurez alguna.

¿Qué es lo que ha sucedido? En realidad, el desarrollo del hombre se ha detenido. El crecimiento evolucionario se ha detenido y en la actualidad disponemos de un substituto para este desarrollo, la acumulación científica. El hombre se ha detenido; las cosas siguen creciendo. Tu casa se vuelve más y más grande y tú sigues siendo el mismo. Tu fortuna crece y por esto sientes que tú estás creciendo. Tu conocimiento crece, tu información aumenta y debido a esto crees que te estás desarrollando.

Desde luego que, obviamente, un Buda sabe menos que tú, pero eso no quiere decir que tú estás más desarrollado. Un Jesús sabe menos que tú, sabe menos que cualquier cura católico porque nunca fue educado, entrenado. Fue sencillamente el hijo de un carpintero, sin educación, sin información sobre el mundo, pero aún así no estás más evolucionado que él. Un Mahoma es un completo analfabeto, un Kabir es un don nadie, pero ellos están más evolucionados. Así pues esa evolución es algo más: una evolución de la consciencia, no solamente de las cosas.

Puedes sustituir el “ser” por el “tener”. El “ser” es una dimensión diferente del crecimiento, es una dimensión vertical. El “tener” es horizontal. Las cosas siguen y siguen y tú posees tantas cosas, tanta información, tanto conocimiento, tanta fortuna, tantos títulos, tantos honores. Pero esto es acumulación, es horizontal. No han un empuje vertical. Tú permaneces siendo el mismo. Y realmente, no puedes permanecer el mismo porque si no creces empiezas a comportarte infantilmente; retrocedes. Este es uno de los mayores problemas con los que la Humanidad se está enfrentando hoy en día.

La ciencia solamente puede aportarte cosas. Puede darte lunas y planetas, puede proporcionarte el universo entero. La religión sólo puede darte una cosa: el movimiento ascendente, un crecimiento vertical, una metodología consciente para crecer en el ser. Lo que tú posees no es algo importante. Es totalmente irrelevante con respecto a tu desarrollo. Lo único significativo es lo que eres y este crecimiento hacia el ser es una responsabilidad debido a que es una libertad. No eres obligado a crecer por las fuerzas de la evolución; puedes elegir.

La evolución no te está empujando. Ella incita a los animales, a los árboles, los dirige todo excepto al hombre. La evolución obliga tanto, que todo se ve impelido a crecer. Pero con el hombre esto se ha acabado. Ahora te has vuelto consciente de modo que puedes hacer lo que te dé la gana.






sábado, 27 de octubre de 2018

LA TENSIÒN EN EL HOMBRE


Cuando alguien dice que morirá como un perro, significa que morirá sin evolucionar, sin haberse vuelto esencia. Se mantendrá solamente como una posibilidad. El perro A, el perro B, el perro C, sólo pueden morir de una forma. Su muerte es simplemente parte de su vida. No son responsables de su vida, no son responsables de su muerte. Dos perros mueren de forma similar; nunca pasa lo mismo con dos hombres. No pueden morir de modo similar, y si mueren de forma semejante, significa que han dejado escapar la oportunidad de evolucionar.

Con la presencia de la consciencia tú eres el responsable de todo, no importa de qué. Es una pesada carga y una gran angustia. Da miedo. Estás al borde de un abismo. Esto es lo que quiero decir cuando afirmo que el hombre necesita ahora de un esfuerzo consciente. Ser un hombre quiere decir que se entra en el campo de la evolución consciente. Millones y millones de años te han creado, pero ahora la naturaleza no te va ayudar. Esta es la culminación del crecimiento natural. Ahora la naturaleza no puede hacer nada por ti. Ya ha hecho todo lo que podía. Debido a este hecho existirá implícita una profunda tensión interna en todo momento.

El hombre está en tensión. Es algo natural y es bueno que lo esté. No trates de olvidarte de ello: ¡úsalo! Puede que intentes olvidarte; entonces te perderás la oportunidad. Cualquier esfuerzo por olvidar tu tenso estado mental es algo erróneo, peligroso. Estás retrocediendo. Emplea esta tensión interna para crecer, para ir más lejos. Ahora eres incapaz de ir más lejos mediante el cuerpo. El cuerpo se ha convertido en un cul-de-sac, en un callejón sin salida. No hay un progreso ulterior.

El cuerpo se mueve horizontalmente. Es algo así como esto: un aeroplano rodando en tierra, por una pista, para poder despegar. Hay un momento en el que deberá dejar de rodar en horizontal. Tendrá que recorrer uno, dos, o tres kilómetros para tomar impulso. A partir de ahí el seguir rodando en tierra perderá todo sentido. Y si un aeroplano sigue rodando en la pista, no es un aeroplano; se comporta como un coche. Cuando alcanza el suficiente impulso, el aeroplano despega y comienza un movimiento ascendente.

Esto es lo que ha ocurrido con el hombre. Hasta el hombre, la evolución ha estado, digámoslo así, rodando por la pista. Ahora el hombre se ha convertido en el impulso. Con el hombre, el único movimiento posible es el ascendente. Si analizas esto y piensas, “Hemos de seguir rodando por la pista porque lo hemos estado haciendo desde hace millones de años”, te estás equivocando porque todo este rodar estaba en función del momento en que pudieras despegar.

Los animales ruedan hacia el hombre, los árboles ruedan hacia los animales, la materia rueda hacia los árboles, todo en esta tierra rueda en dirección al hombre. ¿Hacia qué rueda pues el hombre? El hombre es el foco central. Todo crece en dirección al hombre. Para el hombre no existe el movimiento horizontal. Y si tú continúas moviéndote en horizontal, tu vida no será verdaderamente una vida humana.

Tu vida la forman numerosos niveles no humanos. A veces te comportas como un animal. Si te mueves en horizontal puede que a veces seas como un vegetal y a veces puede que seas como materia muerta, pero nunca un hombre. Observa pues las profundidades de tu vida. No has dado un giro en vertical. ¿Qué estás haciendo entonces? Si analizas en detalle cada uno de tus actos descubrirás que una clase de actos pertenece al mundo animal, otra pertenece al mundo vegetal, etc. Considera tu actividad, tu vida y entonces descubrirás que es como si fuese materia sin vida; ciertas cosas son algo así como un crecimiento vegetal y tras como un animal. ¿Dónde está el hombre?

Con el impulso vertical el hombre entra en la Existencia y a partir de ahí depende de ti. La evolución consciente va a ser a partir de ahora la única evolución. Por eso la religión se volverá más y más importante cada día.

Día a día, a cada instante, la religión será más y más importante porque ahora los científicos perciben el hecho de que al parecer no existe el movimiento. Desde luego, horizontalmente no hay movimiento. No puedes progresar más, todo se ha detenido. Por eso la ciencia se limita sencillamente a complementar tus sentidos.

Tus ojos han dejado de evolucionar, por eso ahora empleas instrumentos para ver. Tu cerebro ha dejado de evolucionar, por eso ahora empleas ordenadores. Tus piernas han dejado de evolucionar, por eso ahora empleas los coches. Todo lo que la ciencia aporta son sencillamente instrumentos adicionales en ayuda de un crecimiento que se ha estancado.

El hombre no está creciendo, solamente los nuevos instrumentos se están desarrollando. Y, desde luego, cada instrumento incrementa tu poder, pero tú no creces con él. Más bien es el caso contrario. Los coches han aumentado mucho la cuestión de la rapidez, pero han acabado con tus piernas. Esto es algo lamentable, pero es lo que va a ocurrir. Si los ordenadores reemplazan la mente del hombre, y la reemplazarán porque la mente del hombre no es tan eficiente como la de un ordenador, será algo grande, pero en último término destruirá la mente humana porque todo aquello que no es utilizado es destruido.

Por eso la ciencia percibe ahora que cualquier cosa que se vaya a hacer no es más que dar una falsa noción de evolución. Si retrocedemos al pasado, la velocidad más alta alcanzable era la velocidad de un caballo, unos 40 Km. por hora. Ahora hemos llegado a los 40.000 Km. por hora. La velocidad ha evolucionado desde los 40 Km. por hora hasta los 40.000 Km. por hora. No el hombre, sino la velocidad es la que ha evolucionado. ¡No ha sido el hombre! El hombre permanece igual. O, más bien al contrario, el hombre ha retrocedido porque un hombre montando un caballo, es más fuerte que un hombre piloteando un aeroplano. La velocidad ha progresado, ha evolucionado, pero el hombre ha retrocedido.


sábado, 20 de octubre de 2018

LA EVOLUCIÒN DE LA CONSCIENCIA


La evolución es inconsciente. No se necesita de voluntad alguna, de ningún esfuerzo consciente. Es simplemente algo natural. Pero una vez que surge la consciencia, entonces eso es diferente. Una vez que aparece la consciencia, la evolución se detiene. La evolución llega hasta la consciencia. El trabajo de la evolución es crear la consciencia. Entonces toda la responsabilidad recae sobre la consciencia misma. Esto es algo que se ha de entender desde distintos aspectos.

El hombre no está evolucionando ahora. Desde hace ya mucho tiempo, el hombre ha dejado de evolucionar. La evolución se ha detenido en lo que concierne al hombre. El cuerpo ha alcanzado su culminación. Desde hace mucho, el cuerpo humano no ha evolucionado. Los huesos más antiguos y los esqueletos humanos más antiguos que han sido hallados no son básicamente distintos de los de nuestros cuerpos. No hay una diferencia fundamental. Si un cuerpo de un hombre de mil años de antigüedad pudiera revivir y ser entrenado, sería similar al tuyo. No habría diferencia alguna.

El cuerpo humano ha dejado de evolucionar. ¿Cuándo fue que se detuvo? Cuando la consciencia aparece, el trabajo de la evolución ha tocado a su fin. Ahora depende de ti el que evoluciones. Así el hombre permanece estático, sin evolucionar, a menos que él mismo se esfuerce en ello. Desde ahora, más allá del hombre, todo ha de ser consciente. Por debajo del hombre, todo es inconsciente. Con el hombre se ha introducido un nuevo factor, el factor de la consciencia, el factor del ser consciente. Con este factor la función de la evolución ha terminado. La evolución sirve para crear una situación en la cual surja la consciencia. Una vez nace la consciencia, toda la responsabilidad recae en la consciencia. Por eso ahora, el hombre será incapaz de evolucionar de modo natural. No habrá evolución.

La consciencia es la culminación de la evolución, el último escalón. Pero no es el último escalón de la vida. La consciencia es el último escalón de la evolución, de toda la herencia animal. Es el último paso, el clímax, la culminación, pero para un crecimiento ulterior ha de haber un primer paso. Y cuando digo que la evolución se ha detenido, quiero decir que ahora se requiere de un esfuerzo interno. A menos que ahora hagas algo, no evolucionarás. La naturaleza te ha llevado hasta un punto que es el final para la evolución inconsciente. Ahora eres consciente, ahora sabes. Cuando sabes, entonces eres responsable.

Un niño no es responsable de sus actos, pero un adulto sí. Un loco no es responsable de sus actos, pero un hombre cuerdo sí. Si estás bajo el efecto de bebidas alcohólicas dejas de comportarte conscientemente, dejas de ser responsable. Con la consciencia, la facultad de saber, te vuelves responsable de ti mismo.

Sartre ha dicho en alguna parte, que la responsabilidad es la única carga humana. Ningún animal es responsable. La evolución es responsable de todo lo que el animal es. El animal no es responsable de nada. El hombre es responsable. Hagas lo que hagas ahora será tu responsabilidad. Si quieres crearte un infierno y sumergirte en él, puedes hacerlo. Si quieres evolucionar, si quieres crecer y crear un estado de dicha, depende de ti.

Los existencialistas han hecho una muy sutil, una bella, distinción, que al mismo tiempo es muy significativa. Dicen que en los animales la esencia va primero y que la existencia es un crecimiento posterior. Esto es algo difícil de entender, pero trata de hacerlo. Dicen que para los animales, para los árboles, la esencia es lo primero y que la existencia va tras ella. Hay una semilla. La semilla es en esencia el árbol. Con toda seguridad va a ser manifestado, expresado. ¡El árbol vendrá a continuación! El árbol no va a ser una cosa nueva. En cierta forma, ya estaba allí. Por esto, en realidad, la semilla carece de libertad. el árbol existe en ella. Y el árbol también carece de libertad; está predestinado por la semilla. Esto es lo que quiere decir al colocar la esencia en primer lugar, por debajo del hombre, y a continuación la existencia.

Con el hombre, la situación es totalmente la contraria. La existencia va en primer lugar y le sigue la esencia. No naces con futuro prefijado; has de creártelo. Naces, posees pues una existencia, una existencia simple, sin esencia. Ahora crearás la esencia. Así, el hombre se crea a sí mismo. Un árbol es creado por la naturaleza, pero el hombre se crea a sí mismo.

El hombre nace simplemente con una existencia, sin esencia alguna. Luego todo lo que hagas dará lugar a tu esencia. Tus actos te crearán, y la libertad es multidimensional. Un hombre puede convertirse en lo que sea o puede no ser nadie. Puede permanecer siendo una existencia sin esencia, puede seguir siendo un cuerpo sin alma. El alma ha de ser, de alguna manera, creada.

Gurdjieff solía decir que careces de alma, que no tienes alma. A menos que la crees, ¿cómo vas a tenerla? Parece que contradice todas las enseñanzas religiosas, pero no es así. Cuando la religión afirma que todo el mundo posee un alma, solamente quiere decir que todos podemos poseer un alma. Es una posibilidad. Puedes desarrollar un alma. Si ya tuvieras un alma no habría diferencia entre una semilla y tú. Si creces como una semilla que se convierte en árbol, entonces no hay diferencia entre el hombre y todo lo que existe por debajo del hombre.

El hombre es libertad; la libertad de ser. Puede ser muchas cosas o no puede ser nada. Pero puede que permanezca simplemente como posibilidad sin llegar a ser nada. Eso crea inestabilidad y da miedo.

Kierkegaard ha aportado el concepto de “terror”. Dice que el hombre vive sumido en el terror. ¿A qué se debe este terror, este miedo? Este es el miedo: que seas simplemente una posibilidad y nada más. Que poseas existencia únicamente, sin esencia. Eres capaz de crearla, pero puedes no hacerlo. La responsabilidad es tuya. Es un estado sumamente pavoroso. No hay nada que sea cierto. El hombre está inseguro. A cada instante, multitud de direcciones se abren y te has de mover hacia alguna, de alguna forma, sin saber hacia donde te estás dirigiendo, sin saber cuál va a ser el resultado, sin saber que será de ti mañana.

Tu mañana no nacerá automáticamente de tu hoy, pero el mañana de una semilla surgirá automáticamente de su hoy. La muerte de un animal será el resultado automático de su vida, pero no ocurrirá así contigo. Esa es la diferencia. Tu muerte te la ganarás tú; serás responsable de ella. Y por eso cada hombre muere de una forma determinada. No hay una muerte de un hombre que sea similar a la de algún otro. No puede serlo.




sábado, 13 de octubre de 2018

TRES FORMAS DE LLEGAR A TU INTERIOR


Así como estamos aprendiendo acerca del método de Buda, sería conveniente entender otro método, un método más. El Tantra ha utilizado el sexo. Esa es otra fuerza vital. Si quieres profundizar tendrás que emplear fuerzas muy vitales, las más arraigadas en ti. El Tantra emplea el sexo. Cuando estás inmerso en un acto sexual, estás muy cerca del centro de la creación, del centro mismo de la vida. Si puedes sumergirte en el acto sexual de una forma consciente, se convierte en meditación.

Es algo muy difícil, más difícil incluso que la respiración. Puedes respirar conscientemente en pequeña escala, desde luego que puedes, pero el fenómeno mismo del sexo requiere tu inconsciente. Si te vuelves consciente perderás tu deseo sexual y tu lujuria. Si te vuelves consciente no albergarás deseo sexual en tu interior. Así que el Tantra ha hecho la cosa más complicada que puede hacerse en este mundo. En la historia de los experimentos con la consciencia, el Tantra es el que va más lejos.

Pero, desde luego, uno puede engañarse y con el Tantra el engaño es muy fácil porque nadie más que tú sabe en qué consiste el engaño. Nadie puede saberlo. Pero solamente uno entre cien puede alcanzar el éxito en el método tántrico de la consciencia, porque el sexo necesita del inconsciente. Por eso un tántrico, un discípulo del Tantra, ha de operar con el sexo, con el deseo sexual, de modo similar como con el aliento. Ha de ser consciente de él. Cuando se está implicado de hecho en el acto sexual, ha de mantenerse consciente.

Todo tu cuerpo, la energía sexual, alcanza un clímax desde donde explota. El buscador, el sadhak tántrico alcanza el clímax conscientemente y existe un método con el que poder evaluarlo. Si la eyaculación sucede de modo automático y tú no eres el amo, entonces no eres consciente de ello. Entonces el inconsciente ha pasado a ser el amo. El sexo alcanza su culminación y luego no puede hacer nada más que eyacular. La eyaculación no es algo que hagas tú. Tú puedes ser el que inicia el proceso sexual, pero nunca puedes ser el que lo termina. El final siempre corre a cargo del inconsciente.

Si eres capaz de retener el clímax y convertir en un acto consciente el tener o no tener la eyaculación, si eres capaz de regresar desde este clímax sin eyacular o si eres capaz de mantener ese clímax durante horas, si éste es tu acto consciente, entonces eres el amo. Y si alguien puede alcanzar el clímax sexual, justo al borde del orgasmo, y puede retenerlo y ser consciente de ello, de repente se vuelve consciente de su centro propio más profundo. ¡De repente! Y no solamente ocurre que se vuelve consciente de su centro más profundo; también se vuelve consciente del centro de su compañero, de su centro más interno.

Por eso el practicante del Tantra, si es un hombre, reverenciará siempre a su compañera. La compañera no es simplemente un objeto sexual. ¡Es divina! ¡Es una diosa! Y el acto no es en absoluto carnal. Si puedes sumergirte en él de forma consciente, es el acto más espiritual que puede darse. Pero llegar a lo más hondo es algo virtualmente imposible. Emplea pues o bien el sexo o bien la respiración.

Mahavira utilizó el hambre. Esa es otra cosa muy arraigada. El hambre no es sencillamente tener hambre por un sabor o de algo en particular. Es tu misma subsistencia. Mahavira empleó el hambre, el ayuno, como un método de consciencia. No es una austeridad. Mahavira no fue un asceta. La gente lo ha mal interpretado completamente. No fue en absoluto un asceta. Ningún sabio lo es. Pero empleaba el ayuno, el hambre, como vehículo para ser consciente.

Puede que te hayas dado cuenta del hecho de que, cuando tu estómago está lleno, te empiezas a sentir somnoliento, empiezas a sentirte inconsciente. Quieres irte a dormir. Pero cuando tienes hambre, cuando ayunas, eres incapaz de dormir. Incluso por la noche das vueltas y vueltas en la cama. Eres incapaz de dormir cuando ayunas. ¿Por qué no puedes dormir? Porque es algo peligroso para la vida. El sueño es entonces algo secundario. La comida es la necesidad perentoria, el obtener alimento. Eso es lo más necesario. El sueño deja de ser entonces un problema.

Pero Mahavira lo empleaba de una forma muy, muy científica. Debido a que eres incapaz de dormirte cuando ayunas, puedes recordar con más facilidad. La consciencia viene a ti más fácilmente. Y Mahavira empleaba el hambre misma como un objeto para su consciencia. Se mantenía de pie siempre. Puede que hayas visto las estatuas de Buda sentado, pero las estatuas de Mahavira lo muestran en posición más o menos erecta. Estaba siempre de pie. Puedes sentir más tu hambre cuando permaneces de pie. Si estás sentado la percibirás menos; si estás tumbado la sentirás aún menos. Cuando estás de pie, todo el cuerpo empieza a sentirse hambriento. Sientes el hambre por todo tu cuerpo. Todo tu cuerpo fluye, se vuelve un río de hambre. Estás hambriento desde la cabeza a los pies. No es solamente en el estómago. Los pies la perciben, incluso el cuerpo entero siente el hambre. Y Mahavira permanecía de pie en silencio observando, acompañando el hambre tal y como se acompaña el aliento. Se dice que en el período de sus doce años de silencio, estuvo ayunando más o menos unos once año. Solamente durante trescientos setenta días en los doce años ingirió comida. El hambre fue el método.

La comida y el sexo son las cosas más profundas, como el aliento. Cuando te mantienes siendo consciente de tu hambre, no haciendo nada más que ser consciente, de improviso eres arrojado a tu centro, a tu ser. Primero, el hambre se mueve superficialmente. Si no alimentas las capas superficiales, las capas más profundas se vuelven hambrientas. Si no das alimento a estas capas más internas, niveles aún más profundos se vuelven hambrientos. Y así sucesivamente. Por último tu cuerpo entero empieza a sentirse hambriento. Cuando todo el cuerpo está hambriento, eres lanzado al centro.

Cuando sientes hambre, es un hambre falsa. En realidad, es más o menos un hábito, no hambre. Si almuerzas a una hora determinada, por ejemplo a la una, entonces a la una comienzas a sentir hambre. Esta es un hambre falsa, sin conexión alguna con el cuerpo. Si no comes a la una en punto te darás cuenta que a las dos el hambre ha desaparecido. Si fuera algo natural, se habría incrementado aún más. ¿Por qué ha desaparecido? Si fuera real la hubieras sentido más a las dos y aún más a las tres y más a las cuatro. Pero ha desaparecido. Era una costumbre simplemente, una costumbre muy superficial.

Si un hombre bien alimentado ayuna durante tres semanas, solamente entonces puede saber realmente lo que es la auténtica hambre. Entonces, por vez primera, sabe lo que es la verdadera hambre. Así como estás ahora nunca podrás darte cuenta de que el hambre es algo tan poderoso como el sexo. Es más poderoso, pero solamente el hambre auténtica. Por eso ocurre que cuando estás ayunando, tu deseo sexual desaparece, porque entonces algo más fundamental está en juego.

La comida es tu supervivencia, el sexo es para la supervivencia de tu raza. Es un fenómeno distante, sin relación contigo. El sexo es el alimento de la raza, no el tuyo. Morirás, pero a través del sexo la Humanidad puede vivir. Por eso no es en realidad tu problema. Es un problema racial. Puedes hasta olvidarte de él, pero no puedes olvidarte de comer porque ése es tu problema. Te implica a ti. De modo que si ayunas, poco a poco el sexo desparece, se volverá más y más distante.

Debido a esto mucha gente se engaña a sí misma. Creen que si comen menos cada vez se volverán célibes, brahmacharis. No será así. El problema ha sido, sencillamente, dejado de lado. Dales comida adecuada y el deseo sexual volverá, con más fuerza aún, más fresco, más joven.

Si ayunas durante más de tres semanas, todo tu cuerpo estará hambriento. Cada célula, cada célula de tu cuerpo empezará a sentir el hambre. Entonces, por primera vez, estás hambriento; tu estómago está hambriento, tu cuerpo entero está hambriento. Estás rodeado por un tremendo fuego de hambre. Mahavira empleaba este método para mantenerse consciente. Por eso se mantenía hambriento: ayuno y consciencia.

Un hombre puede vivir sin comida durante tres meses. Un hombre sano, desde luego. Un hombre normalmente sano es capaz de estar tres meses sin comer. ¡Tres meses! Si ayunas durante tres meses, entonces un día de improviso te encontrarás a las puertas de la muerte. Este es un encuentro consciente con la muerte y ese encuentro se da solamente cuando estás a las puertas de abandonar tu cuerpo y saltar a tu centro, dentro. Todo el cuerpo se halla ahora exhausto. No puede seguir. Eres lanzado a tu origen y no puedes vivir en tu cuerpo. Poco a poco eres expulsado de tu cuerpo, hacia adentro, hacia adentro, hacia adentro.

La comida te lleva hacia fuera. El ayuno te lleva hacia adentro. Llega un momento en el que el cuerpo es incapaz de soportarte un instante más. Entonces eres lanzado a tu centro. En ese instante tu sol interior es liberado.

Por eso Mahavira ayunaba durante tres meses, incluso durante cuatro meses. Estaba extraordinariamente sano. Es todavía un secreto el porqué, después de tres o cuatro meses, de repente iba al pueblo a mendigar comida. En realidad, cuando se acercaba al límite en el cual un solo instante podía ser fatal, solamente entonces iba a mendigar comida. Reentraba en el cuerpo y de nuevo ayunaba, de nuevo se dirigía al centro. De nuevo entraba en el cuerpo; luego otra vez al centro.

Así podía darse cuenta de la brecha: el aliento entrante, el aliento saliente. La vida entrando en el cuerpo, la vida saliendo del cuerpo. Y permanecía consciente de este proceso. Ingería comida y permanecía consciente de este proceso. Ingería comida y regresaba al cuerpo, digámoslo así, y luego volvía a ayunar. Estuvo haciendo esto continuamente durante doce años. Era un proceso interno.

He explicado pues tres puntos: el aliento, el sexo y el hambre. Puntos fundamentales, muy básicos. Mantente consciente en cualquiera de ellos. El del respirar es el más sencillo. Es más difícil emplear el método tántrico. A la mente le gustaría emplearlo, pero es complicado. Será difícil el emplear el método del hambre; a la mente no le gustaría. Esos dos son muy difíciles. Tanto si te gustan como si no, son difíciles. Solamente el proceso de la respiración es sencillo. Y para la era entrante creo que el método de Buda será de mucha ayuda. Es moderado, fácil, no muy peligroso.

Por eso Buda es conocido desde siempre como el creador del “camino medio”, majhim-nikaya, el punto medio de oro. El sexo y la comida están entre esos dos. El aliento es el punto medio dorado, el centro exacto.

Y hay muchos métodos más. Con cualquier método puedes establecerte esa luz interior. Y una vez establecido, tu luz comienza a fluir hacia tus células corporales. Todo tu mecanismo es entonces refrescado y posees un cuerpo de Buda, un cuerpo de uno que está Iluminado.

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